Sí, la paz es femenina. Y así además lo sentimos el pasado jueves quienes tuvimos el privilegio de escucharlas a ellas. Es más, afirmo que las guerras no existirían si dependieran de las mujeres, aunque solo sea porque los que mueren en ellas, todos, han nacido de nuestras entrañas.
El jueves a las 7 de la tarde se produjo en Córdoba un acontecimiento único en el mundo, en este mundo de guerras y violencia, gobernado por hombres sin escrúpulos y desasidos de valores. Un grupo de mujeres venidas de distintos rincones del planeta, alzaron unidas sus voces contra la sinrazón de la guerra. Y lo hicieron por solidaridad y en perfecta armonía. Estrella Morente lo dijo: “la vida sin solidaridad no es vida” y sí, soy “una persona que quiere hacer algo por los demás”. Creo que ahora a todos nos ha llegado el momento.
La sinfonía “Floating in the Air, Peace in Our Hands” cantada por mujeres, bajo el lema “La paz es femenina”, resonó primero con la crueldad y la desesperación que hoy nos invade, para elevarse luego a las alturas gracias a la solidaridad femenina, alcanzando la luz, haciéndonos creer en el futuro: la esperanza es una infancia que no merece lo que está ocurriendo. La sonoridad de la maravillosa caja negra del Centro de Creación Contemporánea (C3A), la Orquesta Joven de Córdoba, dirigida por Michael Thomas y el Coro de la Escolanía de la ciudad, hicieron el resto para que la emoción se apoderase de todos los que estábamos allí, sintiendo que las almas nobles existen.
Un concierto organizado por la Fundacion Artdecor y protagonizado por más de una decena de artistas: Estrella Morente, la ucraniana Maryna Krut, la palestina Miriam Toukan, la estadounidense Sarah Lee Guthrie, la activista israelí Shira Golan, la iraní LADAN, Svalarna, Valentina Levchenko, Amy Scott-Samuel, R.U.T, Lola Jiménez, Luna la Hara, la cordobesa Teresa Jiménez… todas juntas, todas llenas de fe, con sus voces unidas por la paz.
Rezaba en los créditos de un evento de tal envergadura y trascendencia el apoyo de la Fundación Thyssen, la Junta de Andalucía y el C3A, la Diputación y la Universidad de Córdoba. Gracias a todos por hacerlo posible. Luego una larga lista de patrocinadores, todos privados, que con su dinero en forma de granitos de arena, hicieron posible una inmensa playa de solidaridad. Todos a una, a contrarreloj e incluso ante la adversidad climática. Un canto por la paz desde Córdoba al mundo (se retransmitió por streaming a través de RTVE, Radio 3) y muy pronto a la ONU … y hasta la luna, si hace falta.
Y yo me pregunté ¿y el Ayuntamiento de Córdoba? … Silencio ¿no participa, ni siquiera aparece? … Silencio ¿qué está pasando para una abstención tan inaudita? Córdoba, la ciudad y los que habitamos en ella, es mucho más. Es ciudad de encuentro y diversidad, de culturas poliédricas y de solidaridad. Y aunque solo sea por ello, quienes institucionalmente la representan, deben trascender, si de los colores o signos se trata, o dejar de mirar desde el rincón de los ajustes, cargado de mediocridad.
No, no te olvido. Fernando, eres un soplo de aire fresco en esta ciudad que huele a rancio. Tu sinfonía por la paz en cuatro movimientos es una obra mágica. Un inmenso regalo que has hecho a Córdoba y desde Córdoba para el mundo. La inspiración para los que creen en el movimiento por la paz ya tiene sello de Córdoba.
Como dijiste, esta sinfonía te salió del corazón y cuando así ocurre, nada ni nadie hay que nos detenga. Gracias, Fernando Vacas, porque como también señalaste, hoy más que nunca el humanismo y el pensamiento crítico son los valores que nos salvan. Gracias.
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