Durante los primeros meses de 2023 nacieron una media de 873 niños al día, lo que supone la cifra más baja de natalidad desde que hay datos. España se hunde y envejece a pasos agigantados, con una de las tasas de natalidad más baja del planeta.
Tal vez la inestabilidad laboral de los llamados a procrear ( es curioso que la natalidad sube en el segmento con menos formación y más desfavorecido ); la dificultad de acceder a una vivienda, el elevado coste de la vida para los que no consiguen pasar de ser mileuristas mega preparados; o una sociedad cada vez más hedonista y poseída por el consumo exacerbado que elige gastar lo poco que ahorra en disfrutar, frente al sacrificio y las privaciones que supone criar hijos.
El promedio de hijos por mujer en España se ha hundido por debajo del 1,3 y somos, además, uno de los países europeos con más mujeres sin hijos. El deseo de las que los quieren tener choca con una realidad innegable: quieren también progresar y avanzar en su vida laboral, lo que retrasa el momento de decir “ahora puedo quedarme embarazada”; no hay conciliación entre su maternidad y determinadas profesiones, o tienen enormes dificultades para ello y hasta la falta de “estabilidad” con la pareja les provoca ese sentimiento de ¿será este el padre adecuado y definitivo?
En el otro lado de este loco mundo, estamos sus padres. O ya jubilados, o los que quieren hacerlo a la voz de ya, después de treinta o cuarenta años de vida laboral. Ahora llega el momento de disfrutar de lo conseguido y estrujar la vida que se escapa, destinando recursos a los placeres que la vida aún permite. Buenas comidas, viajes sin día de retorno, tratamientos físicos e incluso estéticos, coche nuevo y actividades de toda índole antes imposibles de acometer. Ha nacido lo generación Silver.
El viernes estuve a mediodía almorzando en un restaurante en donde darse un buen festín ronda los 50 euros por persona. Estaba lleno. En las mesas se repetía sin excepción idéntico patrón de cliente. Mujeres solas, grupos de hombres solos, o reunión de parejas, pero ninguno con menos de cincuenta años, siendo la mayoría mayores de 60, claramente “jubilados” y con “taco”.
Muy del estilo de esa señora plebeya que desde hace tiempo se cuela en los actos protocolarios de la Monarquía. La otra abuela de la futura reina, Paloma Rocasolano, prototipo de la generación silver que manda en la economía de este país. Jubilada, de aspecto saludable, muy cuidada por dentro y por fuera y con una pensión que se eleva por encima de los 2.500 euros.
Las financieras y los bancos hacen campañas y envían mensajes para captar a los “silver” con préstamos para consumo preconcedidos; las estrategias de marketing de las empresas de servicios están girando hacia el único sector del mercado con “estabilidad” económica, sin cargas familiares, con ahorros en la cuenta y, en muchísimos casos, con vivienda propia, la hipoteca pagada y puede que con segunda vivienda.
Si esta generación manda más y gana mas que los pocos - cada vez menos - que deben trabajar para pagar sus pensiones, no nos hace falta una guerra, ni un infame Milei que diga butades, para saber que nos vamos al garete y que algo estamos haciendo rematadamente mal.
Otro día hablamos de la distracción de la amnistía.
Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada.
Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta.
¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.
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