No creo que exista un resultado más peligroso que el binomio “fútbol y política”. Mezclar la pasión del fútbol, los maletines de influencias en los palcos (¿no creerán que el fútbol es solo un deporte?) y el poder que otorga la política, es una bomba de neutrones tan peligrosa que, casi siempre, termina explotando en la mano de los atrevidos artificieros que lo intentaron.
IL Cavalieri ha dejado vacío el sillón de mago prodigioso de esta suerte de desatino. Él, que todo lo pudo, dio un paso más y fue el primero en crear su propio partido. Se apropió del lema del fútbol italiano y fue directo al corazón de los italianos. ¿A qué italiano que sienta la 'Azzurra' no le gusta gritar “forza italia”? … pues de ahí a votarla, un milímetro. Berlusconi abrió la puerta a otros.
Recuerden a Jesús Gil y Gil. No se atrevió a ponerle a su partido el grito de “atleeeeeeti”, ese que ruge allá donde jueguen los rojiblancos, pero yo diría que se atrevió a mucho más …! ponerle al partido su propio nombre! Ya saben, “GIL” (el Grupo Independiente Liberal, el partido que en 1991 se hizo con la joya de la Costa del Sol). Nuestro Sandokan fue mucho más discreto, sobre todo con el nombre del partido y desde luego con las mujeres. Podía haberle puesto al partido “Infinita Pasión”, pero se quedó en “Unión Cordobesa”. Sucumbir al fútbol le costó seguramente dinero, pero el paso a la política fue una decisión nefasta cuya exposición no le trajo nada bueno.
Empresarios de éxito, berlusconianos, ególatras, inquisitivos, autodidactas, hombres hechos a sí mismos, excesivos en todo y por supuesto en creer que el fútbol es el trampolín necesario para otros menesteres, aunque no supieran distinguir un fuera de juego al comprar el equipo de sus amores. Inoculados con el virus del poder omnímodo, fueron directos a la política y, de ahí, a las imputaciones y las condenas más diversas.
La fiscal italiana Ilda Boccassini no paró hasta llevar a Il cavaliere al banquillo. El ex primer ministro terminó condenado a 7 años de prisión y a inhabilitación perpetua para el ejercicio de un cargo público por el caso Ruby. Abuso de poder e incitación a la prostitución de menores. Ahí es nada. Gil terminó sus días asediado por la justicia y con diversos ingresos en prisión. Las “mamachicho” fueron solo un adorno. A nuestro Berlusconi particular la justicia lo tuvo 15 meses en prisión por defraudar al fisco.
Ahora se lleva otro perfil menos excesivo. Extranjeros, muy millonarios, de países que vienen a blanquear la imagen de sus políticas trituradoras de derechos humanos. Sigilosos, sin pretender dedicarse a la política ¿saben por qué? Porque les basta con comprarla por lo bajito. Con intermediarios, abogados, presidentes de instituciones, administradores, amiguetes y “hermanos”, que llevan y traen los “maletines” de la infamia. Sin mancharse las manos de la política barata.
Hoy un día los berlusconianos resultan casposos, aunque lo que ahora haya detrás sea a veces igual o peor. Da igual, miremos todos a otro lado mientras el balón ruede.
Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada.
Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta.
¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.
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