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Yo era la reina y tú el reino

Alba Ramos

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Parece ser que mi hermana, cuando era bien pequeña, acudía a diario a un parque en compañía de mi abuelo y cuando llegaban a la zona de los columpios nunca olvidaba establecer los roles a seguir: “jugamos a que entonces yo era la reina y tú el reino”.

Y sí, esta fue la primera cosa que se pasó por mi cabeza ayer a las 10.30 de la mañana (seguida de un tiri tiriririri que me gocé como banda sonora de lunes hasta la llegada del brutal jit Juan Carlos no te vayas de los genios de Mongolia) tras el momento tengo una carta para ti.

Mente mágica o qué sé yo, porque ayer cada loco con su tema. Risas máximas por un lado con las creaciones digitales, algunas maravillosas, frente a recopilatorios en todo tipo de formatos informativos sobre la vida del hijo de Juan de Borbón, casi todos con exactamente el mismo contenido. Un poco como pasaba entre el ‘Ibiza Mix 94’ y el ‘Boom 10’ (este no es un número aleatorio, he invertido varios minutos de mi vida en documentarme al respecto) que uno de los dos incluía la versión FAIL del Dame más (conocida melodía del anuncio de Kas y pseudo-libre traducción al castellano de la canción Give it up de la Steve Miller Band) y poco más.

Pero de todo esto hay algo que no debería escapársenos: ¿qué va a pasar con las monedas de euro?  ¿Es que no basta con el dineral que se han gastado en Bankia para poner el nuevo logo? (que digo yo que al menos podrían haber reculado y cambiar el estridente color del mítico oso, ¡duelen los ojos maldita sea!).

No sé por qué la gente le da tantas vueltas a si ya se sabía antes (esto… ¿claro?), que si el ya no rey iba a Barcelona ayer mismo (¿cierre del Primavera? miedo) y se anuló de pronto y fíjate que muvi. La teoría de su careto en las monedas gordas demuestra claramente que debían tenerlo pensado porque este cambio de imagen corporativa “repentino” les puede salir por un pico (no no, no hablo de Marichalar malpensados).

Ayer fue un día de teorías conspiratorias (algunas nada irrisorias y ciertamente verosímiles) elaboradas por expertos y peña de la altura de Mariló Montero. Pero, aunque sean ya mogollón, he decidido compartir otras dos más:

La primera tiene que ver con Pablo Alborán pero es muy difícil de explicar porque es absurda y sólo los resultados de búsquedas de Google la avalan, y la segunda suena a título de fábula: La faraona y el rey.

Ya lo venía pensando de un tiempo a esta parte, pero llevo desde ayer dándole vueltas porque… ¿Soy yo o hay un parecido más que razonable?

Ahí lo dejo.

O no. Ya puestos, añado otro.

Les aseguro que si me abuelo hubiese sido un reino, habría sido el mejor del mundo.

Texto patrocinado por un pico de enajenación transitoria. Os quiero.

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