Ese hilo invisible
Dos detenidos por un delito contra la salud pública
Aparentemente las noticias que usted lee en la prensa son realidades inconexas que se producen de forma aislada una detrás de otra. Pero hay días en que parecen estar ensambladas por el mismo hilo conductor hasta tal punto que sus sujetos y sus predicados saltan de un titular a otro como por arte de magia. Ayer, por ejemplo, leímos la siguiente información con los ojos redondos como canicas: “Dos detenidos por vender gas de la risa en la Feria de Trassierra”. La noticia en sí misma ya produce perplejidad. Teníamos constancia del intenso tráfico de estupefacientes, pero de la circulación clandestina del gas de la risa no teníamos ni la más remota idea.
Lo sorprendente, en todo caso, no radica en ese hecho. Lo realmente asombroso sucede cuando ponemos ese titular en relación con otra noticia que se encontraba un poco más arriba. La información decía lo siguiente: “Cae succionado por un colector sin tapar que estaba cubierto de maleza en la zona de El Brillante”. Hay días en que ocurren cosas que parecen como escapadas de una película en blanco y negro de Buster Keaton. Lo cierto es que el señor succionado se agarró milagrosamente con los brazos mientras sus piernas se agitaban cómicamente en el oscuro abismo subterráneo.
Usted se preguntará qué diablos tiene que ver el gas de la risa con el colector destapado de El Brillante y quizás lleve razón. Pero hay algo que nos dice que los dos sucesos forman parte de la misma película de cine mudo en que se convierte esta desternillante ciudad cuando aprieta la canícula. De tal forma que no es difícil deducir que los dos tipos que vendían el gas de la risa en una bombona de 3,3 litros de óxido nitroso son los mismos que quitaron la tapa del colector del Brillante.
Cuando la realidad se retuerce se producen fenómenos inquietantes como este. Entonces, no es extraño leer un poco más abajo que en Alcaracejos y Pozoblanco se distribuye cannabis por medio de máquinas ‘vending’ como quien expende botellas de agua y barras de chocolate Toblerone. Las dosis de un gramo, según informa la Benemérita, estaban perfectamente embutidas en envoltorios tipo blíster, que es para partirse la caja a mandíbula batiente.
Ese hilo invisible cose la realidad de vez en cuando y hasta el mismísimo Miguel Bosé se daría cuenta de ello.
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