Las cosas inútiles
"Los nuevos bárbaros nos dedicamos a las humanidades"
(Ramón Román. Profesor de Filosofía)
¿Qué pueden esperar de un señor que acaba de escribir un libro que se titula “La terapia de lo inútil”? ¿Que en lugar de dedicarse a algo de provecho se pasa el día reflexionando sobre la vida? ¿Que no muestra interés por vender seguros, ni por especular con suelo urbano, ni por construir palacios de congresos, ni por hacer un máster de “community manager”? ¿Que le trae al fresco el Gran Hermano, la rentabilidad variable, la franja “prime time” y, si me apuran, ni siquiera sabe quién diablos es Kiko Matamoros?
Un señor así, que hace apología de lo inútil y vive colgado de las musarañas, solo puede ser profesor de filosofía, que es, como ustedes saben, una rama de las humanidades, es decir, un apéndice a punto de la necrosis en este mundo tiranizado por el principio de productividad.
Solo en ese contexto se puede entender esta frase devastadora. Que es, si la leen con detenimiento, un grito desesperado en defensa de la literatura, de la historia, de la ética, de la geografía, de la lengua, de la filología, de la hermenéutica, de la antropología, del pensamiento y, en fin, de todas esas maravillosas cosas inútiles que hacen al ser humano mucho mejor.
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