Pepito Piscinas y la literatura romántica
La tuya está más fresca
El señor Fernández no pasará a la historia de la literatura romántica. Ni siquiera de la novela erótica. Nos referimos al ya ex alcalde de Belalcázar. A ese tipo que se maneja con el wasap con un gracejo digno de mejor causa. Que lo mismo se marca una sinécdoque que compone una prosopopeya con todas sus letras.
Lo peor del señor Fernández, sin embargo, no es la elegancia de su retórica manifiestamente mejorable. Ni el pleonasmo torpe con que aliña sus versos. Lo peor, decimos, es el abuso de poder que destila su machismo decimonónico de Pepito Piscinas. Porque hay que ser Pepito Piscinas para hostigar hasta la cutrez a una empleada municipal que depende orgánicamente de ti.
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