Que reviente todo conmigo dentro
Habrá papeleta de Podemos en Andalucía
Un ególatra nunca formaría parte de una asociación de la que no fuera presidente. Me refiero concretamente al señor Iglesias, aunque también podría referirme al señor González y, cómo no, al señor Aznar. Los tres abandonaron voluntariamente la asociación que presidían (brillantemente, por supuesto) y una vez descabalgados del burro comenzaron a apedrear su obra por la sencilla razón de que ya estaba presidida por otros.
Y eso da coraje.
Lo primero que hizo el señor Iglesias cuando dimitió del Gobierno fue montar una televisión. Y no lo hizo para desmantelar los privilegios de la casta, ni para instaurar una real democracia, ni para mejorar la vida de la gente. Montó una televisión para demoler al Gobierno que él mismo había ayudado a construir.
Puede parecer una frivolidad y, en efecto, lo es. El caso es que no hay día en que no descerraje cuatro tiros contra la Moncloa y el Consejo de Ministros por esta o aquella razón. Se levanta con el cinto lleno de balas, se desayuna un murciélago crudo y aprieta el gatillo con la convicción de que está a dos palmos de la revolución proletaria.
De entre todos los ministros (y ministras), tiene especial predilección por la vicepresidenta segunda del Gobierno. Aquella, por cierto, que él mismo nombró a dedo en aquel vídeo celestial grabado con toda solemnidad desde el despacho de su Ministerio. Pues sí, queridos contribuyentes. A la mejor ministra de Trabajo de la historia de España, según sus propias palabras, la apunta cada día con su rifle desde el set televisivo que ha organizado para reventar al Gobierno de coalición.
Porque al señor Iglesias la agenda social, y el salario mínimo interprofesional, y los falsos autónomos, y la justicia fiscal, y los convenios colectivos, y las pensiones, le traen sin cuidado. Lo que se propone es dinamitar el Parlamento y el Consejo de Ministros aunque los cascotes lo acaben enterrando a él también.
Por eso su secretario de Organización, el señor Pablo Fernández, aniquiló cualquier posibilidad de reeditar en Andalucía la coalición progresista que se presentó en 2022. “Habrá papeleta de Podemos en Andalucía”, disparó con todo aplomo. La sacudida tiró del caballo al señor Gómez Jurado, cabeza de lista por Córdoba, coportavoz del Parlamento andaluz y ferviente defensor de la unidad como penúltimo salvavidas frente al naufragio.
Hay muchas maneras de inmolarse pero la del ególatra provoca escalofríos.
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