Hienas urbanas
19 personas denunciadas por falsificar tarjetas PMR
Cómo estará el patio que la Policía Local ha denunciado a 19 personas en Córdoba por falsificar tarjetas para aparcar en plazas de movilidad reducida (PMR). Si pudiéramos clasificar la maldad por categorías, arrebatar a un discapacitado su derecho inalienable a estacionar en la jungla urbana ocuparía un lugar destacado. Casi tanto como atracar a una abuelita la cartilla de la pensión. O birlarle el chupachups al niño de la vecina.
El tráfico rodado es una fábrica de malas personas. Lo mismo te topas con un mamarracho que se te cuela en el semáforo que a un oficinista que vomita sapos y culebras en el atasco de las tres menos cuarto. Seguro que todos ellos son seres adorables cuando se ponen la bata a cuadros y las zapatillas de paño. Pero, oiga, agarran un volante y les sale la vena quinqui en menos que canta un gallo.
La ciudad podría ser un remanso de paz si no la hubiéramos entregado a la tiranía del coche. No sé en qué maldito día alguien pensó que llenarla de máquinas de 1.500 kilos de peso iba a mejorar nuestra calidad de vida. Y ahí tienen el resultado. Miles de hienas todas las mañanas intentando despedazarse por dos metros cuadrados de selva para salvar trayectos que podrías recorrer en quince minutos a pie.
La jungla urbana es lo que tiene. Muchos depredadores para pocas gacelas. Hasta el punto de que hay leopardos que divisan una plaza de movilidad reducida desde la otra punta de la sabana y se sacuden todo código ético como quien espanta moscas en la siesta. Así que tengan ustedes buena entrada de año.
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