Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Pedro Benítez: “Todos sabemos dónde están los violentos”

Pedro Benítez, delegado provincial del Colegio de Árbitros | ALVARO CARMONA

Paco Merino

0

Es un árbitro de fútbol. Su apariencia física es la de un ciclista o un corredor de fondo. Pero es un árbitro. Hubo un tiempo en el que bastantes miembros de este peculiar gremio ocultaban públicamente su actividad, como si perteneciesen a una secta satánica o se dedicaran cada fin de semana a prácticas aberrantes. Cuando uno cuenta que es árbitro de fútbol se ve obligado a dar explicaciones. ¿Por qué lo hacen? ¿Por amor? ¿Por dinero? “Si es por lo que se gana, te digo desde ya que no”, dice entre risas. Las carcajadas le humanizan. Casi nadie ve reírse a un árbitro de fútbol. Lo dejan para sus momentos de intimidad, cuando se despojan del uniforme y de todas sus cargas y servidumbres.

A Pedro Benítez Lara (Córdoba, 1972) lo cazaron en una charla de promoción del arbitraje en sus tiempos de instituto. Tenía 14 años y era futbolista del Don Bosco. Él y un amigo decidieron que podía ser una buena idea entrar en ese mundo. Aquel colega adolescente se llamaba Matías Caballero y ahora es árbitro en Primera División. “Y yo me he quedado aquí”, dice sin traumas, después de más de dos décadas dirigiendo partidos en las más variopintas categorías: desde el célebre Mundialito del Valle de los Pedroches hasta la Segunda B. Ahora Benítez es el delegado en Córdoba del Comité Andaluz de Árbitros de Fútbol.

Se ha propuesto abanderar una cruzada con tintes quijotescos: acabar con la violencia en el fútbol. Que viene a ser acabar como erradicar esta lacra de la sociedad. Una utopía a la que se le pueden ir dando algunos bocados: “Todo parte de la educación y hay que empezar por los niños”, dice. Cada lunes le cuentan los árbitros episodios truculentos en los campos de juego. Insultos, amenazas, agresiones, peleas entre padres delante de los niños, intervenciones policiales... “Se pasa miedo en el fútbol y eso termina con la esencia del deporte”, dice convencido.

PREGUNTA. El fútbol no deja de ser un cuento. Está el bueno, que es mi equipo; el malo, que es el rival y el demonio, que es el árbitro. A partir de ahí...

RESPUESTA. Efectivamente. Sí, ésa es la base y creo que debemos cambiarlo. Yo me voy a referir siempre a categorías base, porque los profesionales ya son otro mundo. Tenemos que concienciarnos de que es fútbol formativo para todos: jugadores, entrenadores, árbitros... Estamos aprendiendo. Hay chavales de 13 o 14 años que incluso son más jóvenes que aquellos a los que están dirigiendo.

P. ¿Te preocupa la normalización de la violencia? Parece que la poca vergüenza, la chulería y el insulto tienen un lamentable prestigio social. R. Mira. Se ha conseguido en Primera y en Segunda, así que también será posible en el resto de las categorías. ¿Que cómo se ha hecho? Pues a base de meter multas. Esto funciona así. Pero en fútbol base es distinto y no se puede funcionar de esa manera. El cambio será más lento, pero no podemos renunciar a ello. Dentro de unos años se debería conseguir que al que se vea raro es al que insulta. Eso no pasa en otros deportes y en el fútbol tenemos que arreglarlo. Incluso en otros deportes en los que hay más contacto no salta la chispa como en el fútbol.

P. El fútbol es así. R. Y los gladiadores también eran así. Eso no puede ser. Tenemos que cambiar la mentalidad. Los campos de fútbol tienen que ser centros de educación. Mira, yo lo paso mal cuando tengo que llevar al campo a niños de seis años porque se ven cosas que no son edificantes. Yo lo paso peor viéndolo desde fuera que cuando estaba pitando.

Dentro de unos años se debería conseguir que al que se vea raro es al que insulta"

P. El que no quiera que le chillen, que se marche a otro lugar. R. Pero es que lo malo del asunto no es que se metan con los árbitros, es que ya pasa a otros protagonistas. Pasa con los directivos, con los padres... Hay un grave problema de educación. Estamos con niños de 4, 5 y 6 años que escuchan unas verdaderas burradas por los campos. Tenemos que intentar que los clubes entiendan que el deporte formativo está para educar y no para que los niños se metan en esta cultura de la violencia, escuchando insultos, amenazas... No somos conscientes o no queremos ver el mal que estamos haciendo con dar a los niños estos ejemplos. La mala fama del fútbol tiene que erradicarse. Porque, por desgracia, está bien ganada.

P. En Córdoba se están dando con frecuencia episodios de violencia. R. En un campo de fútbol no vale todo. Hay gente que por el hecho de haber pagado una entrada se cree con derecho a cualquier cosa, incluyendo los insultos. Aquí tenemos que poner todos de nuestra parte.

P. Están haciendo, junto a la Federación y las instituciones, un programa de fomento del juego limpio. Es una labor de pico y pala... R. Desde que llegué ha sido uno de mis objetivos. Los políticos que han entrado ahora han dado el paso adelante, han sido valientes. Muchas veces, el mundo del fútbol parece un planeta aparte. En unos años se deben ver los frutos. Después de hacernos la foto, en un par de días ya estábamos trabajando.

P. Además de las sanciones, la repulsa social debe ser un fin para estos casos. Me da la impresión de que el arrepentimiento no se estila mucho. R. Sí, sí, eso pasa. Aquí, con la Ley del Menor somos muy escrupulosos excepto cuando uno entra en el fútbol. Ahí parece que vivimos en un mundo aparte. Se insulta, se amenaza... con niños de por medio. Y lo más triste es que en las categorías de niños no hay maldad. Si no se ataja esto vamos a tener que hacer como el Sevilla, que no deja entrar a los padres a los entrenamientos ni a los partidos. Y es un Sevilla, no un club cualquiera. Hay gente que actúa, que está sensibilizada, pero es difícil actuar en los focos en los que suceden los incidentes. Y al final están localizados y son los cuatro o cinco de siempre. Todos sabemos dónde están los violentos.

Los políticos que han entrado ahora han dado el paso adelante, han sido valientes. Muchas veces, el mundo del fútbol parece un planeta aparte"

P. Y si está tan claro dónde están, ¿por qué no se actúa? R. Los clubes lo saben. Y el tema de los padres está llegando a unos límites muy preocupantes, de verdad. Me consta que hay grupos de whatsapp en los que los padres se pican unos con otros por los goles que meten sus niños, o por si uno juega más que otro... Es absurdo. Se crea un clima de competitividad extrema que hace imposible una convivencia sana. Y por supuesto, no hay diversión que es lo primero que hay que buscar a estas edades. Que los niños hagan deporte y se lo pasen bien. Hay entrenadores que están asqueados del fútbol por culpa de los padres. Y lo que hace ahora la Federación Andaluza de publicar las listas de goleadores demuestra esa cuestión. ¿Sabes por qué llaman tantos padres los lunes y los martes a la Federación? No es por las sanciones. Es por decir: 'Mira, que el árbitro se ha equivocado y que el gol que le ponen a uno lo metió mi niño'. Todo por ver a los hijos en las clasificaciones. Se está convirtiendo en un problema. Hay clubes que están trabajando por la deportividad, pero otros se quedan un poquito más parados. Eso es la verdad.

P. Lo que suele ocurrir es que uno hace una reunión con clubes para hablar de cómo atajar la violencia y los que acuden son los que no la ejercen. Van los buenos. Los malos se quedan en casa. R. Ha habido dos equipos que me han pedido los mismos presidentes que cuando el árbitro vaya a su campo, que pare el partido si escucha los insultos de una persona que está localizada y que todo el mundo sabe quién es, pero que no saben qué hacer con él ni cómo apartarle de allí. Es muy triste ver cosas así. Son dos equipos de pueblo y yo pienso que alguna medida se puede tomar, pero es lo que te decía: esto es fútbol y parece que aquí no hay leyes. El que entra al campo puede hacer lo que le venga en gana. Ni siquiera los clubes tienen fuerza para poder echar a nadie de un campo de fútbol.

P. Al final, todo el mundo tiene miedo. Y ése es el caldo de cultivo de los violentos. R. Claro. Si nosotros vemos comportamientos violentos en el campo, se lo comunicamos al delegado y le avisamos de que constará en acta. Eso les supone una multa económica a los clubes. Hay clubes que se han decidido a dar el paso de expulsar a los que están insultando. Otros tienen informados a los padres y les dicen que las multas que reciban por insultos las tendrán que pagar ellos. Al final, vamos a lo mismo: cuando les tocan el bolsillo empiezan a arreglarse cosas.

Hay entrenadores que están asqueados del fútbol por culpa de los padres"

P. ¿Puede el árbitro suspender un partido si le insultan o le amenazan? R. No. Nosotros no podemos suspender un partido a no ser que haya agresiones. Porque si no la sanción va para nosotros. A los árbitros también nos sancionan.

P. Es triste eso. O hay palos o hay que aguantarlo todo. R. Si te dicen cosas fuertes desde la grada se para el partido, se llama al delegado, se le advierte de que se va a poner en el acta y seguir. Ellos sabrán lo que hacen. Normalmente los delegados se lo toman en serio. Cuando a los clubes les cuesta los dineros, ellos van y hablan y suelen calmar a la gente que está más alterada. Está surtiendo efecto. A otros les da igual las multas que paguen, que no paguen... Hay algunos sitios verdaderamente complicados. Normalmente, la gente está haciendo caso.

P. ¿Os hacen caso o piensan que lo que hacéis no tiene sentido? R. La verdad es que la respuesta que estamos viendo a la campaña de juego limpio es buena. En los pueblos vamos a dar charlas y estamos viendo otro tipo de comportamientos. Seamos sinceros: los árbitros sabemos a dónde vamos cada fin de semana. No es igual un sitio que otro. En algunos campos sabemos que vamos a la guerra. Y la gente te dice: 'Vaya partidito que me has dado'. Desgraciadamente, todos sabemos en Córdoba dónde están las localidades en las que hay problemas y focos de violencia de manera contínua. Hay clubes que dan problemas todas las semanas. Habría que ponerse se acuerdo entre todos los estamentos del fútbol para apartar a determinada gente que le está haciendo mucho daño y que todos sabemos dónde están. Vamos a dar el paso adelante, digo yo.

Seamos sinceros: los árbitros sabemos a dónde vamos cada fin de semana. No es igual un sitio que otro"

P. ¿Hay apoyo de la Federación? R. Ellos se tienen que atener a unos reglamentos y a unas sanciones establecidas. Y de ahí no se pueden salir.

P. Sigue siendo la de árbitro una profesión de riesgo. R. Antiguamente era mucho más. Ahora cada vez hay menos altercados con árbitros y se dan más entre los padres. Hace unos días hubo uno en El Naranjo en el que no se sacó ni una sola tarjeta amarilla y al final del partido saltó la chispa y hubo una pelea. Es difícil controlar estas cosas. Se trata de educación.

P. Y en medio de esta panorama, ¿sigue habiendo vocaciones? R. Cada vez vienen más. Se pasó una época mala, pero en la última remesa hubo ochenta y tantas inscripciones y entraron veinte nada más. Todos de menos de veinte años. Son chavales universitarios, que entrenan dos días a la semana en pista, vienen a sus clases... Además tienen sus gastos. Económicamente, el beneficio es raspado. Tienen un perfil educativo bueno. Córdoba tiene uno de los colegios de árbitros con una media de edad más joven de Andalucía, lo que nos garantiza el futuro.

P. Y llegan niñas. R. Sí, también nos llegan. Y a ellas también les afecta el tema de la violencia porque los insultos que reciben... Uf, ya puedes imaginar. Escuchan auténticas barbaridades. Y lo peor es que son las mujeres de la grada quienes insultan más a las árbitras. Les dicen cosas horrorosas, de verdad. Insultos machistas a tope.

P. El puro reflejo de la sociedad. R. Exactamente igual. Un padre me decía en una charla en un pueblo que él reconocía que en los partidos se volvía loco, que perdía los nervios y que insultaba, pero que no hacía nada más. Y lo decía así, tan normal. Yo le dije que al árbitro le tocaba aguantar eso durante poco más de una hora, pero que su hijo tendría que vivirlo toda la vida. El ejemplo que le está dando al hijo es perjudicial. De eso tenemos que concienciar a toda la gente. Hasta que no nos centremos en eso, lo llevaremos muy mal. Aunque tardemos años, pero hay que cambiar el chip.

Lo peor es que son las mujeres de la grada quienes insultan más a las árbitras. Les dicen cosas horrorosas"

P. Hay quien piensa que esta presión para los árbitros, incluyendo el insulto, es el peaje que tienen que pasar por cobrar dinero. R. Si es por lo que cobra un chaval pitando un partido... Entre que coge el autobús o la moto, lo que tiene que dar a la organización... Al final sale por nada y menos. El que piense eso está muy equivocado.

P. En las últimas semanas se han dado casos polémicos en distintos partidos y ha habido clubes que han denunciado, tras airearse públicamente los hechos, que los árbitros habían mentido en la redacción del acta. R. Yo pondría la mano en el fuego por los árbitros. Nosotros somos jueces, cronometradores y notarios. Si nosotros falseamos un acta tenemos una sanción que va desde cuatro meses a un año. O sea que... Y además, hoy en día, con los móviles que hay se puede grabar y es muy difícil que unos incidentes pasen desapercibidos. Antiguamente era complicado porque no había testimonios gráficos, pero ahora es relativamente fácil que se hagan fotos y se graben las cosas que pasan. Y si hay incidentes, invasión de campo o otro tipo de altercados, eso se sabe, se puede comprobar y no se puede inventar. Y otra cosa digo: yo defiendo a mi colectivo, pero no puedo defender lo indefendible. Yo apoyo al árbitro que refleja los hechos. Mira, los comités de competición yo no los veo. Nuestra labor se ciñe a juzgar en el campo, a reflejar los hechos sucedidos en el acta y luego que tome la determinación el Comité de Competición de la Federación. Yo no miro más.

P. ¿Y no hay árbitros que acuden a algún campo con afán de venganza por algún suceso anterior? R. No, no... Hombre, el subconsciente influye. Si te han tratado bien o mal, se recuerda. Si algún club ha tenido un altercado con un árbitro, me llama a mí y lo recusa. Pero eso es muy, muy, muy raro. No podemos pensar en rencores ni en venganzas. ¿Con niños de fútbol 7? No, eso no pasa.

P. El árbitro, en categorías menores, no deja de ser un aprendiz. R. Correcto. Yo les digo a los chavales que todos estamos aprendiendo. Un jugador puede contar los pases que falla, el penalti que tira fuera, el remate desviado... Que cuente los fallos que comete y que los compare con los del árbitro. Nada más que eso. Cada uno hace su labor. Y necesitamos todos una preparación. Los primeros partidos vamos con ellos, los acompañamos, para que se sientan más seguros.

Antiguamente era complicado porque no había testimonios gráficos, pero ahora es relativamente fácil que se hagan fotos y se graben las cosas que pasan"

P. Tuvo mucho eco mediático el caso de un árbitro de 15 años que fue agredido por un adulto. ¿Qué pasó después? R. Sí, fue hace dos años. No pasó las pruebas físicas al año siguiente y ya no está pitando. Ahí somos inflexibles. Nosotros somos deportistas y si uno no pasa las pruebas físicas o no se sabe el reglamento, pues no pita. Si ves la imagen que tienen ahora los árbitros, se ajusta más a la de un deportista. Es la mejor manera de que te consideren uno más, como debe ser.

P. ¿Serían las innovaciones técnicas una solución? R. En profesionales se irá haciendo, pero no creo que eso llegue nunca a extenderse a todas las categorías porque, entre otras cosas, el error forma parte del fútbol. Si un penalti, según la cámara que lo enfoque, no se sabe si es o no. Seguiremos equivocándonos, como humanos, y se seguirán comentando esas cosas. El tema es hacerlo con normalidad y naturalidad.

P. ¿Qué piensa de los árbitros que ejercen como comentaristas en los medios? R. Yo creo que, para empezar, algunos deberían estudiarse las reglas nuevas. Porque hay algunos que... Lo de que vas agarrando a un jugador y lo sueltas, las manos... Hay reglas que van cambiando cada año. Te quedas un poquito sorprendido a veces.

P. Y lo de los árbitros estrellas... R. Lo de Mateu con Mourinho. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero a los árbitros nos llaman de la prensa para lo malo y nunca cuando aciertas. Detrás de la labor de un árbitro hay mucho trabajo. No es ir a pitar porque te han llamado y ya está. Hay mucho trabajo durante la semana. Entre nuestro gremio no está bien visto lo de los árbitros con mucho protagonismo.

P. En el sector de los entrenadores, el que uno encuentre trabajo depende de que a un compañero le salgan las cosas mal. Viven con eso. ¿Y los árbitros? R. En Córdoba, desde Ernesto Crespo, no ha habido resquemores ni piques. Siempre nos lo han reconocido en todos sitios y la verdad es que en nuestro colectivo tenemos un ambiente fenomenal. En Córdoba hay unidad y no hay malos rollos. Tenemos nuestras reuniones, nuestros actos... Creo que somos amigos y eso es lo que nos va a quedar del arbitraje.

P. Porque llegar a profesionales o hacerse millonarios... R. En Primera había antes otro sistema y hubo la época de Márquez Navarro, Flores Muñoz... Ahora es muy difícil. Va por comunidades, no sube siempre el mejor. Como yo digo, se mueve el sudoku. Si baja uno de una comunidad, entra para sustituirlo otro de la misma.

Lo de los ascensos va por comunidades, no sube siempre el mejor. Como yo digo, se mueve el sudoku"

P. ¿Qué es lo peor que has vivido en un partido de fútbol estando dentro? R. Yo he salido corriendo para el vestuario, pero de ahí no pasó afortunadamente. Gracias a Dios no he sufrido cosas graves, como lo que pasó el último fin de semana en el partido Alhaurín-El Palo, que apuñalaron a un futbolista. Esto se nos está yendo de las manos. O se corta de raíz o no sé a dónde vamos a llegar.

P. ¿Han llegado a ti árbitros hartos de violencia diciendo que no aguantan y se van? R. Algunos jóvenes lo pasan mal. Tienen que denunciar algún golpe o una patada que les han dado y se lo piensan. Te dicen a la semana siguiente que quieren descansar, pero a la otra ya están otra vez dispuestos y ellos mismos te dicen que quieren seguir. Una agresión fuerte hace ya tiempo que no vemos, por suerte. Sí que hay incidentes, brotes de violencia, pero gracias a Dios no vemos que le peguen a un árbitro. Las cosas van cambiando. Antes había más riesgo. No podemos decir que la cosa esté tranquila, pero se ha bajado mucho en este aspecto y nos sentimos más seguros, sobre todo por las instalaciones que tenemos.

P. Antes había recintos perdidos en el mapa que eran verdaderas ratoneras. R. Recuerda la Tercera Regional, esos campos por ahí arriba... Llegabas al pueblo y toda la gente te miraba con mala cara. Iba mucha más gente al fútbol y la cosa era distinta. Ahora se está cambiando para bien, pero hay que seguir avanzando. Los derbis entre pueblos cercanos los hemos sufrido algunos y para nosotros se queda.

P. Hay un asunto en el que reina la hipocresía: en los recintos deportivos, según la Ley del Deporte, está prohibida la venta de alcohol. Así sucede en cualquier lugar... excepto en muchos campos de fútbol. Muchos incidentes se provocan porque hay personas ebrias. R. Es uno de los pasos que hay que dar. El otro día me comentó un padre que había ido a un pueblo y me dijo que aquello era peor que una feria. Había vasos de cristal, cubitos de hielo, botellas de alcohol en la grada... Eso hay que erradicarlo y no porque lo digamos nosotros, que parecemos los malos de la película, sino porque hay una ley que lo prohíbe expresamente. Y aquí se incumple. En otras comunidades se extrañan y nos dicen: '¿En Andalucía se sigue bebiendo alcohol en los campos de fútbol?'. Y es que no es una cervecita.

Había vasos de cristal, cubitos de hielo, botellas de alcohol en la grada... Eso hay que erradicarlo y no porque lo digamos nosotros, que parecemos los malos de la película, sino porque hay una ley que lo prohíbe"

P. La gente mira para otro lado. R. Los partidos de benjamines y alevines eran antes a las nueve de la mañana y ahora los ponen todos al mediodía. ¿Y por qué? Está más que claro. Es la hora en la que se consume alcohol. Los clubes dicen que se sostienen con eso, que recaudan dinero, pero tienen que buscar otra manera de financiarse. Ya sea con subvenciones o con otros ingresos, pero no se puede hacer incumpliendo una ley. Por más vueltas que le des, está prohibido. Hay que equipos que lo están haciendo a ratajabla. Hay un caso de un pueblo con dos clubes: uno vende alcohol y otro no. Y el nivel de incidentes que se registra en sus campos es distinto totalmente. Lo del alcohol es una causa importante de que se produzcan episodios de violencia. Nosotros no podemos hacer nada. Los propietarios de las instalaciones deben comprometerse a hacer algo. Al final, si queremos hacer de los campos de fútbol un espacio de educación, lo que está claro es que no se puede vender alcohol. Y punto. Está claro. Cumplir la ley, ni más ni menos.

P. ¿Dónde acaban las protestas y empieza el insulto? Recientemente se ha producido un caso en un partido de alevines en el que un árbitro se sintió amenazado por un grupo de padres, que argumentaban que no se estaban produciendo violentamente sino comentando su disparidad de criterios. R. Hay que determinar dónde están los límites. Ver lo que es una protesta y lo que es un insulto. En un campo de juego siempre va a haber gente que proteste decisiones. En el público y en el propio terreno de juego, porque eso es así y forma parte de la competitividad. No vamos a ser remilgados con esto. Hay que reconocer que hay tensión en un partido de fútbol, pero eso no debe desembocar en comportamientos violentos ni antideportivos. Para mí, antideportivo puede ser ganar a un equipo de niños por 30-0 para conseguir una diferencia de goles con respecto a otro rival. Tenemos que intentar, en las categorías más pequeñas, cuidar esos detalles y tener consideración porque se trata de divertirse jugando. Tiene que haber competición, porque tiene que haberla, pero igual hay que montar un tercer tiempo y que se mezclen los dos equipos, o jugar sin marcador... No sé, buscar opciones para que no se pierda el carácter lúdico por buscar una competitividad extrema.

P. El deporte, escuela de valores. Perfecto. Pero, ¿quiénes enseñan esos valores? ¿Dónde están los ejemplos positivos? R. No debemos olvidar que son niños. En el curso de reciclaje de entrenadores, junto a Matías Caballero, comentábamos la necesidad de que el nivel de los técnicos que tratan con los chavales más jóvenes fuese mayor, que se buscara un perfil más formado, pero claro, eso cuesta más dinero y ahí volvemos al asunto de siempre. Lo económico manda. Pero si los clubes ponen interés, alguna cosita se puede lograr.

Para mí, antideportivo puede ser ganar a un equipo de niños por 30-0 para conseguir una diferencia de goles con respecto a otro rival"

P. Las manos negras, las conspiraciones para favorecer a uno u otro club... ¿Qué piensa cuando escucha todo este tipo de argumentaciones? Pasa el tiempo y hay asuntos que permanecen enquistados. R. El que protesta es el que pierde. Además, yo siempre digo que se mire una cosa. Llevamos unos años en los que se están investigando casos de corrupción en el fútbol y han pasado directivos, entrenadores, futbolistas... pero no veo a los árbitros metidos ahí, en líos de sobornos. Lo de los famosos maletines no parece que vaya con los árbitros. Y estoy seguro de que el día que salga algunos lo pondrán en los telediarios de aquí y en los de China. Yo llevo 24 años metido en esto y te puedo decir que nada. Nosotros podemos salir mejor o peor de un partido, tener un buen día o un mal día, pero no hay más.

P. Al final, con 45 años, un árbitro cuelga el silbato y se va a casa. ¿Qué le queda de todo esto? R. Tenemos que tener nuestro sitio como deportistas, como actores principales de este negocio del fútbol. Sin árbitro y sin balón no se puede jugar. La Federación y la LFP tienen que avanzar en esto. Y lo de la profesionalización de los árbitros es algo que tiene que cambiar. No puede ser que árbitros de Primera y de Segunda se van sin nada. Dicen que cobran bien, pero pagan en impuestos el 39% de sus ingresos y no tienen ni Seguridad Social, ni cotizan... Nada. Te vas con 45 años a tu casa sin nada. Lo de profesionalizar el arbitraje hay que verlo muy seriamente. Compáralo con el jugador de Primera que menos cobre. Pero así está montado esto. Ahora hay elecciones a la Española y vamos a ver qué es lo que sucederá.

Etiquetas
stats