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Pablo Salazar: “Mi existencia es una discusión para la que la sociedad aún no está preparada”

Entrevista N&B a Pablo Salazar, investigadora del área de Ecología de la UCO

Marta Jiménez

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La Identidad de género, según Fundéu, es “la percepción que un sujeto tiene sobre su propio género sin tener en cuenta su sexo biológico”. Conocer la distinción entre sexo y género, además de dinamitar la mirada normativa que casi toda la sociedad posee, es un primer paso para sumergirse en la lectura de esta charla con una investigadora del área de Ecología de la Universidad de Córdoba (UCO). Alguien que, entre otras muchas cosas, también es activista trans no binaria. Su nombre, Pablo Salazar.

Como el lenguaje es un ser vivo, la propia Fundéu ofrece una guía de conceptos LGTB+, muchos de ellos aún no aceptados por la RAE, para no perderse en un laberinto que huele a revolución y a cambio de paradigma, pero sobre el que aún existe toneladas de desconocimiento y desinformación, o lo que es lo mismo, abono para la transfobia.

Pablo solo puede expresarse como persona trans no binaria en un cuerpo racializado y con un nivel de vida mejor, de media, que el del colectivo al que pertenece. Su identidad de género ni siquiera la reconoce la inteligencia artificial que transcribe esta charla. La herramienta descifra “persona atrás” cada vez que Pablo pronuncia, alto y claro, “persona trans”.

De la conversación que los lectores tienen por delante podrán sacar conclusiones propias sobre qué significa ser hombre o ser mujer, de qué va afirmar que se es de género no binario e incluso qué quiere decir ser blanco. Todo ello fluye en la corriente subterránea de una entrevista con alguien que en esencia pertenece a un club cargado de futuro: el del ecotransfeminimo antirracista.

P. Eres investigadora contratada en el área de Ecología de la Universidad de Córdoba y te dedicas a entender cómo el clima está cambiando y qué repercusión tendrá esto sobre el bosque mediterráneo ¿Se avecina la catástrofe ante tanta destrucción ecológica en nombre del crecimiento económico o aún podemos mantener la esperanza?

R. En general, el mundo va a cambiar. El clima ya está alcanzando su límite y la vida apenas está siendo capaz de mantenerse. Pero no todos los lugares van a estar en decadencia, hay lugares que se van a ver beneficiados y al final va a ser la gente que tenga acceso a recursos, a tierras, la que va a explotar oportunidades. Todo problema es una oportunidad para quien sepa aprovecharla. Quiero creer que como sociedad tenemos que pensar de manera colectiva, no de manera individual. Y en ese sentido, sí va a haber gente, va a haber lugares que se van a perder, lugares que van a sufrir. Y ya se habla de migrantes climáticos, gente que simplemente tiene que abandonar su tierra porque se vuelve completamente insostenible porque la agricultura, la ganadería o simplemente el modo de vida básico no es suficiente en algún lugar. En el contexto mediterráneo, probablemente será de los más duros porque se espera que las temperaturas se eleven cada vez más, que las sequías sean cada vez más intensas, incluso si las precipitaciones, que es lo más difícil de predecir, se mantuviesen iguales en invierno, el sistema se va a secar mucho más rápido de lo que es capaz de llenarse. Entonces, yo me imagino que lo que va a haber va a ser una pérdida de biodiversidad, de biomasa total, que es lo que la mayoría de nuestros resultados nos dicen.

Que esa pérdida de biodiversidad sea reemplazada por otras especies más adaptadas a climas secos, es probable, no creo que esto se vuelva un desierto sin más. Simplemente vamos a ver una rotación de una vegetación por otra y que podamos adaptarnos a sobrevivir con esta nueva vegetación. Y a que perdamos los valores, porque al final las plantas que conviven con nosotros se vuelven parte de nuestra cultura. Son nuestra historia. Las vemos en cuadros, en poemas, en películas, y ahora muchos de esos elementos, pues simplemente van a empezar a desaparecer o degradarse. 

P. Y en el contexto local, en el del valle del Guadalquivir, ¿piensas que va a ser una de las zonas más castigadas de la Península?

R.  Sí, por supuesto, de la península, definitivamente, eso no lo dudo. 

P. ¿Acabaremos como refugiados climáticos nosotros también?

R. Ah, eso suena muy violento. No, yo no diría refugiados climáticos, es una palabra muy violenta y eso es algo que se le otorga a lugares que dependen mucho más de la precipitación, de los caudales de los ríos, lugares mucho más empobrecidos. España es un país muy resiliente y sus beneficios económicos no provienen exclusivamente de la agricultura. Creo que la principal fuente de este país son los servicios y luego la electricidad. Y eso va a seguir dándose. Entonces, mientras haya una economía suficiente para, de alguna manera, hacer los ajustes económicos necesarios para mantener la vegetación y proteger los lugares verdes, pues siempre se va a poder hacer algo. La cuestión es si va a haber la voluntad política para hacerlo, como Doñana, por ejemplo, tendríamos que protegerla. Y en teoría, deberíamos tener los mecanismos políticos, legales y económicos para hacerlo. Realmente la política energética está de nuestro lado, y la comunidad internacional está apoyando a España como se supone que lo está haciendo,. Por lo tanto, vamos a poder seguir viviendo aquí, aunque esto son explicaciones que un político debería darte. Yo puedo darte solo información.

P. Te he de confesar que te veo un poco visionario, Pablo, porque cuando nos hemos encontrado hoy me has dicho que siempre supiste que la ultraderecha no llegaría al poder tras las elecciones del 23J…

R. (Risas) Hay algo que siempre me ha tocado toda mi vida, ¿vale? y lo he ignorado hasta que, de repente, se me grabó en la cabeza una vez, cuando una pareja que tenía me lo dijo. Teníamos como un club de un juego de cartas y todo el mundo me hacía mucho caso, hacían lo que yo les decía. Demasiada gente hacía lo que yo decía y creé una asociación detrás de eso, etcétera. Y mi ex pareja le preguntó a un amigo mío, yo no estaba delante, ¿por qué le hacéis caso a Pablo todo el tiempo?. Y él dijo algo que luego mucha gente en el futuro y en el pasado me había repetido a mí varias veces, pero yo no quería creerme, le dijo, Pablo ve cosas que los demás no podemos ver. Y ella me repitió esa frase una y otra vez para que me la creyese. Y la conclusión a la que realmente llego es que a veces, con muy poca información, yo soy capaz de extraer muchas cosas y eso es lo que cualquier buen científico hace. Es capaz de ver los datos y saber donde llegan, y donde pueden llegar. Qué clase de interpretación puede significar esto. Cuál es la verdadera repercusión que va a tener sobre la sociedad. Yo creo  que un poquito de eso sí tengo y que por algo seré buena en mi trabajo y por algo me contratan. 

Lo que digo es más importante que quien soy

P. O sea, que tienes madera de líder

R. No, (risas) No lo sé. Eso suena muy violento. Tengo capacidad para ver cosas, ahora, que la gente me siga, pues no sé, es cosa de la gente. Ya te digo, me importa mi mensaje. No me importa quién soy yo. De hecho, la última vez que leí el discurso por la memoria trans, la congresista del PSOE que fue a presentarme dijo Pedro Salazar [en vez de Pablo]. Y yo me acerqué al escenario y empecé a leer mi discurso. A mí me dio completamente igual que no dijese bien mi nombre y cuando acabé, todo muy bonito, gente llorando, etc., abajo todo el mundo me dijo, pero, por qué no la corregiste, por qué no dijiste nada. Y yo en plan, no me importa que la gente recuerde quién soy. Si me ignoran al día siguiente, pues mejor. ¿Tú has leído El Perfume

P. Sí, hace mucho tiempo. 

R. Parte del encanto del libro es que todas las personas que él llega a conocer a fondo mueren casi instantáneamente después de que interactúan con él. Y al igual que un perfume se difumina en minutos, la vida del protagonista se queda en el olvido porque no existe nadie vivo para recordarlo. No trato de pretender que se vaya a morir toda la gente que me ha conocido a fondo, no. Pero sí trato de pensar que, de cierta manera, lo que digo es más importante que quien soy. Y con el tiempo la gente se quedará con esa idea y tendrá una repercusión social sobre el mundo sin necesidad de tener que recordarme. Porque hay gente más importante que yo.

P. De quién eres me gustaría que habláramos en esta conversación. ¿Hace cinco años te veías como investigadora de la UCO? Porque a mí me dicen cinco años atrás que voy a entrevistar a una investigadora trans de la universidad  y no me lo hubiese creído.

R. Son dos cosas aparte. Cinco años atrás es 2018, vale. Una cosa es ser investigadora y otra cosa es ser una persona trans. Entonces, yo en 2018 sabía que no podía seguir viviendo bien de esta manera y había salido como que del armario, pero lo mantenía en privado con mi pareja y dos, tres amistades. Todavía estaba viviendo en Perú. No me imaginaba que en ningún momento iba a hacer entrevistas o dar discursos públicos. Ser investigadora es algo que supe desde que estaba en la carrera, incluso mucho antes. Lo que pasa es que en Perú el rol de investigador no existía entonces. Yo muchas veces, de pequeña me dedicaba a inventar cosas porque no tenía casi juguetes, porque a mi hermano le gustaba tirarlos a la basura y cuando veía que yo tenía uno, lo tiraba. Entonces tuve que empezar a inventarlos con papel y luego también los tiraba. Pero bueno, no pasa nada porque el papel es casi infinito, por así decirlo. Entonces, yo seguía haciendo más juguetes y ese espíritu de crear siempre lo he tenido. Ya luego cuando llegué aquí y me apunté a la carrera y me di cuenta de que realmente existía esta función, que era un trabajo que podías tener, yo me di cuenta que crear conocimiento, que descubrir algo que no existía era algo que me llenaba y siempre me ha encantado soñar y construir. Visualizar algo que no existe y a partir de ahí, crearlo. Y eso siempre me ha hecho una investigadora. Antes de estar en la universidad lo era y lo seguiré siendo cuando deje la universidad. 

P. Utilizaré pronombre masculino y femenino durante la entrevista ¿te parece bien?

R. Sí, claro. No tengo ningún problema. Pasa una cosa, la gente que me conoce suele utilizar el masculino o femenino sin problema. Y si me conocen desde hace muchísimo tiempo, por lo general tienen problemas para transicionar de un pronombre a otro. Y tengo todavía menos problema con que utilicen un pronombre masculino todo el tiempo. Ahora, lo que sí me revienta es cuando a lo mejor, que te digo yo, voy a un restaurante y voy con maquillaje, tacones, todo así, muy femenina y una persona que no me conoce de nada se dirige a mí con pronombres masculinos. No sé, eso huele a transfobia de lejos porque no sabe que soy una persona no binaria. Está percibiendo a alguien con rasgos, con expresiones femeninas y en lugar de tratarla con respeto y usar pronombres femeninos, pues va y simplemente lee lo que quiere y te hace este ataque gratuito. Ese es el único contexto donde yo me siento violenta con los pronombres. En el resto de lugares, no.

P. ¿Te sorprendió que te llamara para hacer esta entrevista?

R. La verdad es que sí. Yo sé que este año y el año pasado he hecho muchas cosas de activismo. He dado el discurso de la marcha LGBT del año pasado y el de este año y mucha gente me reconoce por la calle y también los discursos de la visibilidad trans. Yo sé que he tenido actividad y a la gente le ha gustado. Cada vez me siento más empoderada haciendo esto y representando a mi comunidad. Pero dentro de toda esa gama de cosas que he hecho para mí, Cienciaficcionados [el club de lectura de la UCO donde coincidimos en febrero entrevistadora y entrevistada], fue como fue muy bonito, lo recuerdo con mucho cariño y de vez en cuando repaso lo que dije y por eso mismo pienso que no estuvo tan a la altura como otras cosas que he hecho. Entonces, me sorprende que basado en esa experiencia que tuvimos tú y yo, me llamases para una entrevista, no me lo esperaba. 

P. Pues lo explico: tenía muchas ganas de entrevistar a una persona trans desde hace bastante tiempo, pero nunca encontraba a la persona trans adecuada. Quería a alguien que me hablara de su experiencia y que a la vez tuviera muy trabajado el discurso. Pienso que la mayoría de quienes nos leen nunca van a tener la oportunidad de sentarse a charlar con una persona trans y preguntarle cosas para las que aún no tienen respuestas. Y cuando te conocí reconocí que serías la persona de esta entrevista porque combinabas esos elementos y porque, además, creo que comunicas muy bien.

R. Soy una persona racializada que ha venido de Latinoamérica. Entonces, claro, he tenido mis problemas, pero también soy consciente de que incluso en esta ciudad, más o menos la mitad de les chiques que he conocido han sido rechazados por sus padres. Y vivir con esa cruz cuando todavía estás formándote como persona, olvídate del género, estás tratando de hacerte un sitio y determinar qué carrera vas a estudiar, todavía necesitas la validación de tu círculo más interno porque todavía no estás integrado como individuo. Y que de repente tus padres digan, mira no pienso mantenerte bajo mi casa como sigas este camino ¿y ahora qué diablos haces? ¿Cómo mantienes tu vida? 

El rechazo en este mundo capitalista se supera cuando tienes dinero para mantenerte y existir

P. ¿Ese fue tu caso también?

R. Yo he tenido la cruz de tener que esconderme durante todo ese tiempo hasta que no he aguantado más. No ha sido tampoco una cuestión de oportunidad económica. Es verdad que yo ya estaba independizado y era completamente autosuficiente económicamente, algo que me ha empoderado para decir, mira  si me abandona mi familia, mi pareja o mis amigos, bueno, por lo menos vivo con mis propias reglas. Y todos esos chicos no tienen esa oportunidad. 

P. Por tanto, el rechazo se supera, Pablo.

R. El rechazo en este mundo capitalista se supera cuando tienes dinero para mantenerte y existir. Pero si hay una elevada tasa de suicidio en personas trans, en adolescentes trans es porque no puedes ocultar quién eres y si tienes que empezar a vivir bajo tus propias reglas y eso te puede llegar en cualquier momento en la vida, tú estás dispuesto a todo porque ya ya no tienes nada que perder. Cuando te das cuenta que tienes que aceptar que puedes perderlo todo, ya no te queda nada más que seguir adelante. Y a veces ese es un camino en el cual se te cierran todas las puertas y la vida simplemente se acaba. 

P. Quiero pedirte disculpas por adelantado si cometo alguna torpeza porque este no es mi mundo y no andamos demasiado preparadas ni educadas para la realidad trans. Así que si hay algo que te molesta, espero que me lo digas, aunque quiero que sepas que este es un espacio seguro. Con las cartas sobre la mesa ¿qué significa ser una persona trans no binaria?

R. Mmm. Vamos a ver, ser una persona trans implica que el género que se me asignó al nacer no es el género con el que yo me identifico. Entonces, yo he abandonado la etiqueta de identificarme como un hombre, pero en el proceso me he dado cuenta que tampoco quiero que se me identifique como una mujer. Hay cosas que casualmente se podrían considerar femeninas, como usar un vestido, maquillaje, aretes.. qué sé yo, pero eso realmente sólo repercute sobre mi expresión, sobre cómo me gusta que me vean o me perciban, los pronombres que use…pero no me hace una mujer. Así como una mujer por ser dueña de una empresa, tener el pelo corto o usar un traje, de repente no se vuelve un hombre. No, simplemente sigue siendo una mujer, solo que tiene una expresión a lo mejor de género masculina. Entonces, yo en algún momento me di cuenta que a mí todas estas etiquetas que tienen las cosas, no las que tienen los comportamientos, las acciones, las ideas, me sobran. Y al ser no binaria, yo lo que hago es ser un poco anarquista de todo esto y decir, mira, no, yo voy a vivir mi vida con mis propias reglas. Voy a vivir abandonando cualquier tipo de etiqueta que tengan las cosas y voy a elegir lo que a mí me llene con lo que a mí me identifique. Y a lo mejor eso implica ponerme tacones, ponerme un vestido o ser líder de mi grupo de trabajo y dominarlo con puño de hierro. 

Es horrible que muchas cosas que implican carecer de sentimientos se consideren tradicionalmente masculinas. Pero vamos, yo lo que trato es simplemente de existir sin que nadie me diga qué es lo que tengo que hacer dentro del contexto binario del género, que es la construcción social más antigua que tiene la humanidad.

P. ¿Cuándo supiste que eras una persona trans?

R. Ah, eso es muy violento. Vamos a ver. Yo me di cuenta que no era como los demás desde muy pequeña, porque quería cosas que no se me permitían. No terminaba de encajar con la palabra trans. No existía todavía en mi vocabulario y tampoco era vox populi. Y entonces no pude abrazarla. Probablemente cuando tenía 8 ó 9 años, cuando vi a la primera persona transexual y recuerdo verla y por una vez sentir, dios, esto esto soy yo, es alguien como yo, no estoy loca. El problema es que era una prostituta en un puente y, claro, yo no quería ser una prostituta ni quería un destino de este tipo, y mucho menos luego descubrir que la esperanza de vida de las personas trans es de 30 años en Latinoamérica. Y claro, tienen una vida completamente deplorable, alejada de la sociedad civil, alejada del mercado laboral, del sistema sanitario. Básicamente eres tú siendo un despojo social que nadie quiere ver. Nadie te quiere aceptar. Te usan como objeto hasta que directamente mueres de frío o de alguna enfermedad. Y esa es la realidad que yo vi en los 90. 

Entonces, me alejé completamente de eso y sufrí en silencio, como muchas mujeres hicieron durante los 90, sufrí en silencio por diferentes razones. Viví así, negándome, sintiéndome culpable durante muchísimo tiempo y fue, me parece, en 2017 cuando ya no pude aguantar más. Acababa de cumplir 30 y recuerdo pensar, dios, 30 años, que es un momento muy épico para los millennials, el decir, ya somos mayores. Para mí cumplir 30 fue decir, por fin hemos llegado hasta aquí. Pero ¿para qué? Cada segundo ha costado el doble, cuesta respirar, cuesta existir. No sé si ha merecido realmente la pena y no sé si sigue mereciéndolo o no. Fue decir, no quiero seguir viviendo así, no me imagino luego que cumplir 60 con todo este dolor, con esta carga, sin ser yo mismo, vivir enmascarando mi propia realidad, odiándome a mí misma, en plan, no puedo hacer esto.

Y es entonces es cuando me dije, yo tengo tengo que salir del armario. Tengo que vivir mi propia mi propia vida bajo mis propias reglas y en ese momento pensaba que yo quería transicionar del todo. Y si en el proceso pierdo mi trabajo, porque todavía estaba en Perú, y pierdo a mi pareja, pierdo a mis amigos y lo pierdo todo, bueno, que lo pierda todo porque por lo menos si la vida se acaba, por lo menos este dolor también se habrá acabado. Ya no tengo nada que perder. Y salí y he perdido muchas cosas en el camino. Pero aquí estoy.

Es horrible que muchas cosas que implican carecer de sentimientos se consideren tradicionalmente masculinas

P. Supongo que has ganado otras muchas cosas.

R. Sí, sí he ganado otras, por supuesto. Y estoy muy agradecida con la vida en general (se emociona). Lo siento. 

P. Tranquila, tranquila, no tenemos prisa. 

R. Es en el camino de mi transición cuando me doy cuenta que no necesitaba realmente llegar hasta el otro lado del sistema binario para darme cuenta que a la mujer se le exigen una serie de cosas que, primero yo no estaba de acuerdo, pero segundo, tampoco yo compaginaba del todo. Ese silencio, esa complacencia que se le exige a la mujer me parecía completamente ridículo. Y digo, yo no. O esa hipersensibilidad, anteponer las necesidades de otras personas, de otros hombres. Este sistema heteropatriarcal que las oprime completamente. Evidentemente, no quiero caer sobre ninguno de estos estigmas. No son las reglas de la vida bajo las que yo quiero vivir. Y si eso es lo que implica ser mujer, pues tampoco voy a ser mujer.

Y es en ese momento donde empecé a quitarle etiquetas a todo, a lo que implica ser un hombre y a lo que implica ser mujer. Y tu lo notas, lo notas en hombres que también se sienten reprimidos por esto, que no son capaces de expresar sus emociones, de expresar dolor, sentir culpa, porque la sociedad les ha enseñado a siempre ser unos campeones, siempre estar en la cima de todo, nunca equivocarse, son unos cracks y en el proceso no hay capacidad de fallos. Mientras que a las mujeres es todo lo contrario, se les dice que no pueden alcanzar cierto poder adquisitivo, no pueden ocupar ciertas posiciones y no se les da siquiera las oportunidades, porque se ha asumido que todos los fallos ya los van a tener por adelantado. Y yo abandono todo esto y cojo más o menos el repertorio que necesito cuando lo necesito, cuando se me enfrenta un reto que creo que me sobrepasa y digo, no pasa nada. Este es el momento de ser un hombre entre comillas y empoderarse y decir bueno, vamos a echarlo. Y cuando nos equivocamos decimos, bueno, siempre había capacidad para equivocarse, siempre había este espacio. No era parte de crecer, era parte de existir. Entonces, tiro para adelante. 

No sé, creo que cuando empiezas a abandonar esto y vas cherry picking, cogiendo con los dedos las cosas que te interesan cuando las necesitas, al final lo que haces es en vez de coger todas las herramientas del lugar, solamente coges martillos o solamente coges destornilladores. Algo de lo que muchas veces se habla cuando hablamos de diversidad en el trabajo, tener solamente hombres heterosexuales es como tener una caja de herramientas con sólo martillos. Y el problema es que cuando solamente tienes martillos, todos tus problemas van a parecer clavos. Cuando lo cierto es que los problemas son muy diversos y a veces necesitas un destornillador, a veces necesitas una llave inglesa, a veces una regla de nivel. Necesitas todo tipo de herramientas. Necesitas todo tipo de personas pensando de múltiples maneras diferentes, con múltiples experiencias de vida. Por eso necesitas personas discapacitadas en tu equipo, necesitas mujeres, necesitas personas racializadas, necesitas personas neurodivergentes, porque nunca sabes qué clase de problema tendrás y solamente una mente diversa va a ser capaz de resolverlo, en lugar de una mayoría de personas Cisgénero, que es algo que no entiendo.

P. Pablo, espero que no te violente esta pregunta. Hay una cosa que no entiendo bien, me resulta un poco incoherente. Y esto no es una crítica, porque yo creo que la incoherencia es la libertad. Pero, si en tu proceso has llegado al no-binarismo y no quieres pertenecer a ninguna de las etiquetas hombre-mujer, ¿por qué estás en una terapia de reemplazo hormonal?

R. (Risas). Ay, qué bueno. Mi cuerpo no es mi género y punto final, en plan no tengo nada más que explicar. No, es broma. A la gente le cuesta pensar, no darse cuenta que tú puedes ser una persona trans, no identificarte con el género con que se te asignó al nacer y al mismo tiempo y completamente aparte, tener disforia de género, que es la razón por la que a ti se te medica. Y es porque mi cuerpo no me representaba. Me hacía daño verme en el espejo y sentirme como un hombre porque no me identifico como un hombre. Y yo creo que tenía la dicha de tener un cuerpo relativamente andrógino. Tenía una figura más o menos esbelta, con algunas curvas, no tenía pecho, por supuesto, pero tenía las cosas suficientes como para decir, bueno, puedo feminizar mi expresión de género y voy a ser, de todos modos, aceptado en sociedad. Pero hubo un tiempo en el inicio de mi transición social, donde yo viví de esa manera, pero no me llenaba. Sentía que había algo mal y yo verme en el espejo, ver mis fotografías era una experiencia súper dura, que son cosas clave cuando te das cuenta que tienes disforia de género y me di cuenta que no estaba cómoda bajo mi propia piel, realmente necesitaba esto porque mi cuerpo no me identificaba.

Ojo, no existe un tratamiento de reemplazo hormonal para personas no binarias. Es decir, trabajamos con dosis más pequeñas de estrógeno y testosterona o con otros componentes en lugar de los clásicos métodos de transición, para encontrar una fórmula intermedia que transicione su cuerpo, pero no demasiado. Eso no existe aquí. Entonces, yo sabía que tenía que tomar la decisión de si transicionaba mi cuerpo del todo. Mi identidad no iba a cambiar porque mi cuerpo no es mi identidad. Mi cuerpo es simplemente una parte de mi expresión. O la decisión de si me quedaba como estaba. Esto no es tan irreversible como la gente quiere creer. Lo cierto es que los primeros cambios, que es donde tu notas el efecto emocional y físico, son bastante reversibles. Si yo dejo el tratamiento ahora podría regresar perfectamente a mi estado, al estado que tenía antes y yo sabía que tenía ese espacio de prueba, por así decirlo. Y yo me estaba apuntando, sobre todo, por los cambios emocionales, por cómo percibía la realidad. No tanto por mi cuerpo, sino por cómo mi mente  estructuraba las ideas y como me hacía percibirme a mí mismo. Yo sentía que con el tratamiento empezaba a percibirme de otra manera. No es necesariamente que mi cuerpo cambie. No es la realidad, lo que cambia es mi percepción de la realidad. Y entonces me apunté. Pasan meses desde que te apuntas y realmente empieza el tratamiento, a lo mejor puede pasar casi casi un año. 

Mi cuerpo no es mi género y punto final

P. ¿Cómo está siendo ese viaje?

R. Me parece que a los tres meses de tratamiento yo sentí cómo mi cerebro estaba cambiando y mi conexión con mis emociones y con mi cuerpo era completamente distinta. Estaba en una armonía única. Hubo un recuerdo, que no es que estuviese bloqueado en mi memoria, pero, de repente, a los tres meses no dejaba de venir a mi cabeza una y otra vez, una y otra vez, y lo hablé con una amiga que es psicóloga. El caso es este: Yo recuerdo que estaba en la cocina de mi casa con mi familia y mi madre estaba golpeando brutalmente a mi hermana con una sartén. Mi madre no tenía ningún problema en usar violencia física con sus hijos, sobre todo, con mi hermana. Para que entiendas la gravedad del asunto, ella más de una vez llegó a romper una sartén, la sartén llegó a dividirse en el cuerpo de mi hermana y simplemente cambiaba de sartén hasta que se cansaba. Eso para que entiendas el grado de violencia. Entonces, recuerdo que la estaba golpeando mientras mi hermano y yo cenábamos en la cocina y yo estaba llorando. Estaba llorando intensamente y mi hermano me preguntó por qué lloras si no te están pegando a ti. Y mi hermana y mi madre pararon para ver qué clase de respuesta yo daba y yo seguía llorando. 

Se lo cuento a mi amiga, que es psicóloga, y me dice, eso no es un recuerdo cualquiera. Cinco cosas muy graves pasan allí. Primero, tus sentimientos están siendo invalidados, alguien que tú quieres está siendo violentada, la persona que debería proteger el hogar está ejerciendo violencia, el concepto de familia se está rompiendo y el lugar que debería ser tu sitio seguro que es tu casa, es tu hogar, ha dejado de serlo.  Es lógico que ese recuerdo te haga pedazos Y yo le dije, todo eso está muy bien, es muy cierto, es impresionante cómo has hecho ese análisis, pero no es la razón por la que ese recuerdo ha venido a mí. Ha venido a mí porque ahora mismo me siento como ese niño. Siento que he conectado emocionalmente con mi empatía y ahora el mundo sufre y a mí me importa. Y creo que hubo un momento, desde allí hasta ahora, que yo perdí eso, ya sea porque Latinoamérica y el mundo es hostil en general, por eso uno tenía que volverse más duro para soportar ese nivel de agresividad que muchas veces nos rodea. O para poder realmente hacerte un espacio dentro del mundo. O no sé si fue la testosterona que me fue insensibilizando un poco a la realidad. O yo simplemente abstrayéndome del mundo para no ser consciente de que me estaba volviendo un hombre cuando yo no quería serlo. Puede ser cualquiera de esas cosas. La cuestión es que el tratamiento me permitió reconectar con ese niño interno y decir, ahora el mundo sufre y a mí me importa, otra vez me importa. Y esa es la razón por la que yo estoy en tratamiento y por la que yo no dejaría nunca el tratamiento, porque no quiero perder esa sensación (rompe en lágrimas).

(Tras una pausa) ¿he respondido a tu pregunta?

P. Estoy en shock.

R. Bueno, yo creo que mi respuesta está completa. No sé si quieres saber algo más, pero es la razón por la que estoy en tratamiento. Si yo estoy en hormonas es porque tengo disforia, no porque sea trans. Y esas son cosas que pueden ser un poco excluyentes. Y hemos tratado de recalcarlo mucho durante la ley trans. Y lo tratamos cada vez más porque sabemos que si el concepto de ser hombre y ser mujer no se inculca sobre un niño, un niño que no es ni hombre ni mujer a tan temprana edad, entonces no va a sufrir, no se va a ver obligado a elegir entre una cosa y otra, y va a poder simplemente aceptar que a lo mejor no se identifica como un hombre o como mujer,  pero no va a odiar su cuerpo por ello y entonces eliminamos la disforia desde el principio, eliminamos la necesidad de que luego tengan que querer operarse o que luego quieran un tratamiento hormonal. Y tenemos algunos campamentos para personas trans donde cada vez más se validan esos espacios y queremos creer que cada vez más va a haber menos gente queriendo tratamiento. Y lo que buscaba la ley trans y que finalmente consiguió es que la gente pueda cambiarse el nombre y pueda cambiarse el DNI sin necesidad de cambiar su cuerpo. Si los validamos desde el principio, no van a verse en la necesidad de tener que pasar por todo lo que hemos pasado  los demás, que ya se nos ha lavado el cerebro hasta el punto en el que mira, si no tienes pechos, no te voy a validar como mujer. Si no tienes el pelo largo, si no llevas maquillaje, si no llevas tacones, si no haces no sé qué, nunca vas a existir como mujer.

Y hay gente, hay mujeres trans, sobre todo, porque a lo mejor siempre se han exigido cada vez más y más y más, que son preciosas y se han operado lo que ha hecho falta, se han metido el tratamiento que ha hecho falta y aún así muchas veces todavía tienen disforia. Aún así, siguen percibiendo como hombres, siguen teniendo ese problema. Porque la sociedad ha puesto demasiado dolor dentro de ellas. Y no debería ser así. 

P. ¿Crees que el mundo es disfórico?

R. Dismórfico, tal vez.. Lo dices por la anorexia y todo lo demás.

P. No, es un guiño al último ensayo de Paul B. Preciado, Dysphoria mundi [Anagrama], ¿lo conoces?

R. No, no lo conozco.

Yo he abandonado la etiqueta de identificarme como un hombre, pero en el proceso me he dado cuenta que tampoco quiero que se me identifique como una mujer

P. Es un filósofo trans muy reconocido. Te recomiendo que lo leas.

R. ¿Y qué ha escrito?

P. Antes como mujer, llamada Beatriz, y ahora como hombre, su obra se centra en transfeminismo, corporalidad y género. Y en este último ensayo, que es muy original, pone el foco sobre en qué queremos convertirnos en este momento de cambio de paradigma.

R. Aja, lo buscaré.

P. Existen errores de base.  En tu caso, eres una persona que ha recorrido un camino en el que ya tienes muy claro cuál es tu sexo biológico, cuál es tu identidad de género, supongo que tienes claro cuál es tu orientación sexual, también cuál es tu expresión de género… pero, ¿no crees que en la sociedad sigue habiendo muchísima confusión en algo tan básico como el sexo  biológico y el género? 

R. Sí, sí. Hay mucha gente que no lo tiene claro y mucha gente que me hace la pregunta que me has hecho tú en plan, bueno, pero, si eres una persona no binaria porque estás en hormonas y es lo que vamos a ver. Hay gente que nace como hombre que es no binaria. Hay gente que nace como mujer que es no binaria. Ok, pues yo soy trans no binaria.  Y se quedan en plan, vale, bueno, computa. Si existen todas las formas, por qué no va a existir trans no binaria.

La rapera Villano Antillano, en las últimas elecciones también ha hecho bastante activismo y ha mencionado el peligro de la derecha. Ha hablado sobre su identidad, su expresión… Una mujer guapísima y muy buena artista, por supuesto, no cualquiera canta con Bizarrap, y no tiene ningún miedo en decir, mi cuerpo está feminizado, yo tengo un tratamiento hormonal, soy una mujer trans, pero me identifico como persona no binaria en el sentido en el que empiezo a abandonar etiquetas. No sé, es difícil de observar, pero cada vez más empieza a ocurrir eso. 

En mi día a día, pues no son pocos los casos donde me pasa. Por ejemplo, fui a sacarme sangre para mi chequeo hormonal y voy a mi centro médico, le doy mi tarjeta en recepción para que me den cita para sacarme la sangre y me dice, voy a meterme en lo que no me importa, ¿tú quieres que te cambiemos el nombre de la tarjeta sanitaria?  Y yo en plan, no, no hace falta ¿Pero tú estás segura, porque podemos hacerlo? no hace falta que te cambies el DNI. Y yo le digo, no se preocupe. Yo estoy completamente al tanto de todo el proceso, no me hace falta. Me dice, bueno, lo que tú quieras y se pone a sacarme la cita. Y por un lado, tú puedes pensar, bueno, esta persona trata de apoyar al colectivo a cualquier manera. Me ha leído visualmente como mujer trans y quiere hacer todo lo posible porque yo me sienta bien, muy bien por ella, me alegro un montón por ella y por toda la sociedad trans que la rodea. El problema está en que yo soy una persona no binaria y en el proceso me está invalidando un poquito, pero no pasa nada. Yo sé que muchas veces mi existencia es una discusión para la cual la sociedad aún no está preparada.

Cuando hablamos de diversidad en el trabajo, tener solamente hombres heterosexuales es como tener una caja de herramientas con sólo martillos

P. ¿Vivimos en una sociedad binaria que no es consciente, o no quiere serlo, de que vive en un mundo que no es literalmente binario?

R. Bueno, sí que el mundo es binario, pero no tiene por qué serlo.

P. Lo que quiero decir es que la realidad es no binaria. Lo que pasa es que culturalmente, todo se construye sobre el binarismo. 

R. Claro, claro. La realidad sí. Es que una cosa es la realidad y otra la sociedad. La sociedad es binaria y culturalmente se ha construido así, por lo menos dentro de la filosofía noroccidental. Es verdad que históricamente han habido pequeñas poblaciones que han sido no binarias. O sea, en comunidades aztecas, los monjes eran personas no binarias porque eran personas que estaban por encima del género. Y en Bora Bora había cinco géneros. Podías ser no binario, podía ser de género fluido y había una tercera opción más, aparte de hombre y mujer. Y si una persona nacía así, pues se les consideraba como personas especiales. Entonces, nadie realmente tenía disforia. Tú, en cuanto te dabas cuenta que no encajabas en uno de los dos, elegías entre los otros tres y tirabas para adelante, porque simplemente tú eras y punto. Nadie nunca iba a negar tu existencia. 

Tú piensa que al final el constructo social que hemos creado es lo que genera la disonancia con la realidad. Lo mismo pasa con la anorexia. Es como hemos ejercido una presión tan fuerte sobre cómo tiene que verse un cuerpo de manera estéticamente correcta. Y lo que hacemos es hacer creer a esas personas que están mal. Están mal de nacimiento y no dejan de percibir la realidad de una manera distinta de cómo son realmente. Personas sanas que empiezan a tratar de reconstruirse para encajar dentro de ellos eslabones tan fuertes que la sociedad puso y lo único que hacen es enfermar cada vez más psicológica y físicamente. Lo mismo pasa con las personas trans. 

P. Pablo, te lo preguntaba antes en el vídeo ¿si yo quisiera ser una persona no binaria, podría serlo sin ser una persona trans?

R. Es que serías automáticamente una persona trans al ser una persona no binaria.  Mira esta imagen, es muy ilustrativa. Ser transgénero es un paraguas que le llamamos ya identidades trans y se divide entre los binarios, que serían hombres y mujeres trans y los no binarios, con todos los paraguas que hay ahí dentro. Está mortal porque cada vez se vuelve más difícil explicarle a alguien de qué va todo esto.Vamos a ver, al final, quieras o no, todos estos son constructos sociales. Es decir, cada uno se lo inventa como quiere. Si tú quieres inventarlo así y pensar que no puedes ser trans y no binaria a la vez, bueno, va en contra del paradigma normal dentro de la comunidad trans. Mi pregunta realmente sería ¿por qué quieres inventarte algo así? ¿tienes miedo de ser trans a pesar de que quieres ser no binaria?

P. Simplemente tengo desconocimiento, como la mayoría. Porque quizá el concepto que yo tengo de ser una persona trans es muy diferente a lo que en realidad es.

R. Pero el error está pensar que una persona trans es una persona que ha viajado de un género a otro o es que ha cambiado su cuerpo, cuando no tiene nada que ver. Mira, yo subo muchos vídeos a TikTok, soy mucho más activa en TikTok que en Instagram, pero yo me imagino que no ves nada de TikTok porque te pilla lejos. 

El error está pensar que una persona trans ha viajado de un género a otro o que ha cambiado su cuerpo, cuando no tiene nada que ver

P. Imaginas bien. Pertenezco a la generación x y no tengo TikTok. Soy más de Twitter.

R. Por eso te culparía un poquito, pero no demasiado. Mira, yo tengo la astucia de no tener Twitter porque es un espacio hiper tóxico, tanto porque su dueño es una persona tránsfoba que ha catalogado la palabra trans como un insulto en comentarios, posts y lo que sea, y tanto como que es una persona que ha negado la identidad de su propia hija, que es trans, en los múltiples comentarios que él mismo ha subido desde que compró la plataforma y de la cual se le banneo en su momento antes de que fuese dueño por ser una persona misógina. O sea, ninguna persona trans coherente debería tener Twitter.

P. ¿Y TikTok está libre de sospecha?

R. TikTok apoya muchísimo a la comunidad trans. El hecho de ser una compañía China jamás ha generado ningún perjuicio a la comunidad. 

P. Pero existe mucha oscuridad y falta de transparencia en toda su gestión.

R. No sé qué decirte, pero como mecanismos de seguridad mental, por ejemplo, si yo creo que me estoy enganchando, tiene un sistema de contraseñas para que a los cuarenta minutos la aplicación se cierre. También tiene otro sistema para que cada diez minutos me mande un mensaje diciéndome, ya llevas diez minutos. Lo mismo deberías pasar. Y si nada de eso funciona, también tienen algoritmos internos que cuando ven que una persona está pasando demasiado tiempo en la aplicación, le mandan a la persona videos-mierda para que se baje ya en plan, es que no te van a gustar, ya llevas mucho rato aquí. Tiene todo tipo de mecanismos para asegurarte que no te vuelvas un adicto, que estás consumiendo contenido que te va a gustar, que está dentro de tus intereses, noticias y cosas así que simplemente te van a repercutir y que no busquen en ningún momento perjudicarte.

P. Que te fías de TikTok, vaya.

R. Yo me fío de TikTok, pero es que además en una reunión hace tres años, en la que reunieron a todos los tiktokers de España, les advirtieron, y yo lo noto también porque a mí me salen los mensajes, primero, que van a favorecer más los vídeos largos, que los cortos tienen más posibilidades de tener visualizaciones. Pero es que además van a favorecer los vídeos que tengan contenido educativo e informativo antes de la gente que simplemente esté bailando o contando un chiste. 

TikTok apoya muchísimo a la comunidad trans

P. VOX ha sido el partido con más presencia en TikTok en la última campaña electoral.

R Ya, ya. Lo sé.

P. ¿Por qué entonces los que fuimos jóvenes deberíamos estar en esa red?

R. Yo creo que uno tiene que estar donde está la conversación popular y ahora mismo TikTok es la segunda empresa, bueno, la red social o medio de comunicación más popularizado del mundo. Incluso Google y YouTube están preocupados porque hay gente que ya no está buscando en Google, está buscando en TikTok. Porque el algoritmo de TikTok no se basa ni en la publicidad ni se basa en tu historial. Se basa simplemente en cómo piensan las personas como tú. Entonces, por ejemplo, yo quiero planear un viaje a Barcelona. Me va a decir qué lugares de Barcelona ven personas que son como yo, mientras que el historial de Google me va a decir los lugares más vistos. Pero lo mismo no son personas como yo. O va a utilizar mi historial y me va a atrapar dentro de un paradigma de quién soy o va a utilizar la publicidad y me va a mostrar sitios que simplemente son costosos. Alguien ha pagado para que yo vaya a esos lugares y ese tipo de algoritmos no están en TikTok. Se personaliza de una manera que a mí me permite crecer y enriquecer dentro de la comunidad de la que soy parte. Y eso Google lo sabe. Google sabe que está perdiendo la batalla de la generación Z en la red. Así que si tú quieres saber cómo se cuece la cosa de cara al futuro, si quieres estar en la onda, por así decirlo, como dicen All the cool kids are doing it [todos los chicos guay lo hacen], pues ese es el sitio. Y yo sé que el contenido que subo, además, tiene que tener un cierto nivel de comedia, porque yo sé cuál es mi público. No sé cuál es el rango de edad, su ubicación, pero sí sé qué es lo que esperan de mí.

P. ¿Cuántos seguidores tienes en TikTok?

R. Tengo poquitos, mi trabajo principal no es este, entonces no le puedo dedicar el tiempo, pero ahora me he comprado un teléfono nuevo donde espero mejorar también la calidad de mi contenido. 

P. Pues pondré aquí el link a tu perfil en TikTok

R. Ah, mira, me vendría muy bien (risas). Mira, este es el vídeo que hice el día de la identidad no binaria, tengo más joyitas, pero esta es la más reciente.

P. El mundo está cambiando. Hay una encuesta del CIS que le pregunta a la Generación z sobre su género y el 25% de los jóvenes encuestados dice que no se identifica ni como hombre ni como mujer. ¿Esto se ajusta a la realidad? ¿A tu juicio, cada vez hay más rechazo a las etiquetas del género?

R. Sí, bueno, tú le preguntas a una persona joven sobre su orientación sexual y le parece una conversación tonta, en plan, pero a quién le importa a quién amo y cómo lo amo. Pues cada vez hay más gente que siente que las etiquetas del género como que le empiezan a sobrar y prefieren identificarse con una persona no binaria, en el sentido en que, mira, yo voy a hacer lo que a mí me plazca, voy a jugar como yo quiera, voy a usar sujetador o no, voy a vivir mi cuerpo, mi ropa, mi expresión de una manera mucho más libre y cada vez más eso se está abrazando. O sea, el mundo está abrazando esa realidad. Lo que pasa es que los cambios sociales, políticos, queremos medidas y mecanismos lo antes posible, mientras las generaciones van evolucionando de una manera un poco más despacio. Entonces, bueno, creo que los millennials, sobre todo, estamos tratando de construir una realidad que ellos ya están empezando a observar.  Hay una universidad en Orlando, me parece o era en Texas, no me acuerdo, que trató de hacer esa misma encuesta para saber más o menos cuánta gente LGBT había dentro del campus, que era un poquito nazi empezar a saber quién es, quién ¿sabes? en plan, vamos a identificar judíos. Un poco también para saber cómo nos íbamos a manejar, y salió un 48% y fue un problema violento porque eran un montón. Y ahora ¿cómo te lo comes? si fueran quince, si fueran tres, dijeron bueno, pues los expulsamos, pero un 48% ya son problemas hasta financieros. 

P. En cuanto a la ley trans ¿estás contenta con el resultado de las últimas elecciones generales?

R. De momento estoy contenta. No sé cómo va a acabar eso. No, creo que nadie pueda formar gobierno, pero en el mejor de los casos, lo formará la izquierda, creo yo. Y si no, pues vamos a una repetición, a otra segunda vuelta. Los que haya que gastar por mantener el estatus quo como está. 

P. Si gobierna el bloque progresista, ¿lucharéis porque la ley trans evolucione e incluya a las personas no binarias? 

R. Por supuesto. Es una batalla que perdimos y fue muy violento, cómo perdimos eso súper rápido. La verdad es que sentó mal a toda la comunidad no binaria. Quisiera que hubiera más cambios en general, pero debo admitir que en mi experiencia de vida, la sociedad todavía no está muy lista para eso y no quisiera confundir a la sociedad con cosas demasiado pronto que luego puedan hacerles perder la fe en que este es el camino. Estoy incluso dispuesta a aceptar que mi estado de bienestar no es tan importante como el estado de bienestar de la sociedad en conjunto y esperar un poco más. 

Tú le preguntas a una persona joven sobre su orientación sexual y le parece una conversación tonta, en plan, pero a quién le importa a quién amo y cómo lo amo

P. ¿El binarismo es un veneno social?

R. Hay una frase de Hank Green que decía, el género es la construcción más antigua que tiene la sociedad y si no te das cuenta que es un problema es porque te beneficias activa o silenciosamente de ello.O sea, y es verdad, más allá de las identidades trans, tú solamente piensa en hombres y mujeres y alguien al nacer te dijo, eres mujer, y no se daba cuenta que esa etiqueta automáticamente va a sesgarte y va a decirte a quién les puedes amar, qué clase de juguetes ibas a tener, qué clase de deportes podías hacer, qué clase de trabajos podías acceder, qué rol ibas a tener dentro de la familia, qué salario ibas a tener. Hay una serie de construcciones sociales atrapados dentro del género que son transversales a la vida humana entera. No diría que es un veneno, pero dado que vivimos en un mundo desigual entre hombres y mujeres, más allá de las personas trans que evidentemente sufren todavía más opresión, no hay igualdad. Y el feminismo trata de luchar por esa igualdad y también por el sufrimiento silencioso de los hombres. O sea, si no fuese un veneno, entonces no habría feminismo, porque estaría todo resuelto. 

P. Doy por hecho que eres feminista. 

R. Sí, claro.

P. ¿Te sientes  acompañada por este movimiento, a pesar de que dentro de él y en los últimos años haya un movimiento anti-trans?

R. Bueno, en el marco local, por ejemplo, en el 8M varias organizaciones feministas nos unimos para demostrar que la ciudad, aunque pueda tener alguna rama trans-excluyente en general, es inclusiva para las personas trans. Y marchamos juntas para demostrar que la mayoría del discurso lo es. Y yo en la marcha estuve allí abanderando junto con todas las demás y yendo de una esquina a otra saludando a personas y todo el mundo se me acercó diciéndome, dime qué cantamos, dime qué coro decimos que te haga sentir bien. Y eso fue una validación tremenda. Es verdad que el 8M aquí en Córdoba cerró con un discurso muy tránsfobo y muy violento, que luego, bueno, me parece que no ha acabado con buen rumbo, pero más allá de quien tenga el poder ahora mismo, que a lo mejor pueda tener ideas un poco retrógradas, sé que la sociedad me apoya. Sé que la ciudad lo hace y es todo lo que necesito, la voz del pueblo. 

P. ¿Tiene cabida el pensamiento trans excluyente dentro del colectivo feminista?

R. Mmm, es que eso suena un poco violento. Evidentemente, la gente que trata de destruir a los demás tiene un problema, pero lo que quiero creer es que podemos encontrar una manera de que todos sumemos. Y más allá de que sean trans excluyentes, seguro que tienen ideas y capacidades y herramientas que son muy buenas para el movimiento feminista. Entonces, yo no quiero que se queden fuera, lo que quiero es que tengamos un diálogo abierto donde podamos todos entendernos y aceptar que el feminismo ahora mismo es igualdad entre personas y va más allá incluso del género. Ahora mismo, el feminismo se preocupa también por la igualdad entre personas racializadas, discapacitadas, neuro divergentes. El feminismo es una herramienta de igualdad, de derechos humanos. No es solamente la visión retrógrada de algunas.

Y eso es porque están todavía arraigadas en el origen del feminismo, que busca empoderar. El feminismo empezó así. Primero fue que vote la mujer, pero la mujer educada o que vote la mujer blanca, que no vote  la mujer negra. Y luego es como, bueno, pero que no voten las lesbianas porque no sufren igual que nosotras. Nosotros sufrimos el patriarcado, pero  las mujeres lesbianas no tienen que lidiar con un hombre, al final siempre vas ganando una capa, vas ganando otra capa y así.

P. ¿Has tenido oportunidad de dialogar con alguna feminista trans excluyente?

R.  Esa clase de batallas las lucha otra gente a otro nivel, afortunadamente, porque creo que todos tenemos un espacio y mi lucha está en otro nivel. Y me alegra saber que hay otras personas dentro de la lucha trans que están velando por eso. 

P. ¿Qué significa para ti ejercer el activismo trans y pertenecer a la asociación Todes transformando?

R. Hacer activismo trans es algo que me llena porque me permite construir dentro de mi comunidad. Me permite representar y darle voz a aquellos que no están empoderados dentro de su ciudad. Es decir, yo creo que tengo un cierto nivel de espacio, he recibido apoyo social, tengo una cierta independencia económica, entonces puedo dedicar tiempo, esfuerzo y dinero a preparar un discurso, a informarme y a saber cómo hablar con los demás para decirles, mira, las personas trans existen, las personas son válidas y saber que puedo hacer eso por gente que no puede, pues para mí es un placer tremendo. Y quien me ha dado ese megáfono para hacerlo, no solamente han sido las redes sociales y mis propias capacidades también han sido Todes transformando, que a la hora que ha habido la oportunidad de que una persona trans represente o encabece alguna actividad, muchas veces han pensado en mí y me han dado ese megáfono. Entonces, entre eso y facilitarme las herramientas, por ejemplo, guiarme un poco en mi transición hormonal o darme una comunidad para tener apoyo emocional y psicológico cuando me ha hecho falta, me ha permitido no estar sola cuando simplemente no podía estarlo. 

P. Volviendo a tu día a día ¿qué baño sueles utilizar en los bares?

R. Ah, el de mujeres normalmente, pero porque en el de hombres ya me han echado varias veces. Entonces, yo digo, vale, está bien, yo sé que este no es un espacio donde soy bienvenida. Entonces, voy al otro y del de mujeres todavía no me han echado. Cuando me empiecen a echar del de mujeres, lo mismo utilizo el suelo (risas).

P. ¿Qué te trajo hasta Córdoba?

R. Ah, lo que pasa es que cuando estaba en Perú y estaba viendo a qué universidad me iba en ese momento, yo quería estudiar Veterinaria y, claro, en Córdoba Veterinaria es súper famosa.  Luego no me dio la nota y terminé en Biología. La típica historia de, bueno, haré unos años de Biología… y ya cuando me metí, me di cuenta que lo que me interesaba no era necesariamente ser veterinario, lo que me interesaba realmente era construir ideas. Y la investigación fue ese espacio donde se me permitió hacerlo. Y ahí es donde me di cuenta que era lo que realmente quería hacer. Y me quedé en Biología porque, bueno, para qué voy a cambiar a veterinario. Lo que se investiga en veterinaria se puede investigar en biología, que es más amplio. Y luego ya fui conectando con la vegetación, la naturaleza y todo eso. 

P. ¿Qué tal tu vida en la universidad? He de reconocer que me gustó mucho tu participación en el ciclo de Cienciaficcionados y que se empiece a normalizar la presencia de personas trans en actividades de la UCO.

R. Yo estoy muy bien allí, me tratan bien, pero siento que la institución abusa de mi existencia simplemente para demostrar algún tipo de igualdad. Participé en Cienciaficcionados y el vídeo se subió a la página de la Unidad de Cultura Científica (UCCI), lo subió también UCO igualdad y UCO Diversa y ningún otro de Cienciaficcionados se subió a las tres plataformas. Eso es capitalizar mi diversidad para hacer que la universidad se vea más diversa, pero en la práctica no es así. A mí no me eligieron por eso ni celebran ninguno de los otros puntos de diversidad. No se posicionaron el día de la memoria trans, el día de la visibilidad trans, el día de las personas no binarias, o el día de la visibilidad lésbica. Hacer eventos solo durante el mes del orgullo sin aplicar medidas reales en la universidad es una forma de pink washing. La universidad no invierte tiempo, esfuerzo o dinero en recalcar la imagen de las personas trans. Eso no es aplicar ninguna medida que ayude a mejorar la vida de este colectivo.

No existe un tratamiento de reemplazo hormonal para personas no binarias

P. Entiendo que estas cosas hay que decirlas. No tengo ni idea de cual es la intencionalidad en este caso, pero puede que no exista un trasfondo de instrumentalización, sino más torpeza y desconocimiento en el hecho de meter todo en el mismo saco de la igualdad.

R. No quiero invadir un espacio que además ha costado ganarse [en referencia a las mujeres y al feminismo]. Yo quiero que se revalide mi propio espacio. 

P. La primera pregunta que te hice en esta entrevista era sobre tu percepción a medio plazo sobre el clima. Apelo de nuevo a tu capacidad visionaria ¿Cómo ves el futuro inmediato de la comunidad trans en este entorno?

R. Uy, el futuro inmediato lo veo oscuro. Porque aunque aquí hayamos aguantado el golpe, me parece que sólo cinco de los gobiernos europeos son de izquierdas. La mayoría son de derechas y están habiendo múltiples retrocesos. Hay como doscientas mociones de ley en Estados Unidos que lo que buscan es prácticamente bannear la existencia de las personas trans. Ron DeSantis [gobernador de Florida] dijo en un mitin que una de sus misiones era borrar la existencia trans de la faz de la tierra. Entonces, a corto plazo yo nos veo en una lucha muy, muy dura. No vamos a desaparecer. La verdad es que la historia de la humanidad lleva una serie de crímenes sociales inmensos, tratando de destruir etnias. Y yo creo que este intento no va a destruirnos, pero sí marginalizados, como Estados Unidos ha hecho con la comunidad afroamericana, como Europa hizo con los gitanos, como China hace con el Tíbet, como Brasil y Perú hacen con las comunidades indígenas… lo que hacen es demonizarlos y acorralarlos en guetos  hasta que simplemente se empobrecen y se vuelven una escoria social que nadie quiere tocar ni ver. Y creo que hasta cierto punto las personas trans lo fueron cuando el 98% de las mujeres trans eran prostitutas, mientras que ahora estamos en universidades y en posiciones de poder y en empresas cada vez más. Pero estos movimientos nos van a hacer la vida más difícil. Y no tiene sentido cuando justamente ahora necesitamos más formas diversas de pensar, que lo que hagas es destruir precisamente esas formas diversas. Y a diferencia de todos estos otros grupos étnicos, que son relativamente fáciles de marginalizar porque son fáciles de identificar, las personas trans no son fáciles de identificar y la mayoría de las teorías científicas acerca de su creación se basan en mutaciones epigenéticas. 

Eso significa que puede ocurrir en cualquier círculo social y, evidentemente, hay mujeres trans empoderadas en el capitalismo, empoderadas en círculos económicos de derechas que simplemente existen y nunca vas a poder marginalizarlas todas y borrar su existencia porque dentro de esos mismos círculos de poder van a estar allí. Así que lo único que va a pasar es que nuestra vida se va a hacer más difícil, más hostil y toda acción tiene una reacción. Así que, yo me imagino que lo que vamos a tener es una sociedad trans mucho más violenta. En mi discurso en la marcha, que está enfocado en la comunidad trans, yo mencioné la película. La intérprete ¿La has visto? 

P. Sí, sí, con Nicole Kidman y Sean Penn. Creo que la dirigió Sidney Pollack.

R. Esa misma. Hay una escena casi cerca del final, cuando Sean Penn está tratando de pillar al asesino y le dice a su equipo para tratar de encontrarlo, no sabemos si es hombre o mujer, si es un niño o es un adulto, no sabemos su raza, su color de piel, su origen étnico, su religión. Lo único que sabemos es que no tiene nada que perder y eso la hace la persona más peligrosa del mundo. ¿Ves por dónde voy? Y si tú empujas a la comunidad trans y empiezas a quitarles un colchón sanitario, a aislarlos del mercado laboral, quitarles el círculo social de seguridad de sus familias hasta el punto que no tengan nada que perder, lo que tienes es a un grupo de personas bien peligrosas que están dispuestas a hacer lo que sea por existir. Porque yo he sentido esa necesidad y, de hecho, más de la mitad de estas personas terminan suicidándose o muriendo antes de los treinta, que es un acto de nobleza, porque antes de perjudicar a la sociedad han preferido morir, pero ya no estamos para arrodillarnos.Creo que vas a ver una sociedad trans cada vez más violenta, y quizá a eso se refería Mar Cambrollé cuando dice lo que se viene es la furia trans si siguen tratando de restarnos derechos.

P. ¿De qué clase de violencia hablas?

R. Lo digo en múltiples sentidos. Lo digo en el sentido en que vamos a ver cada vez más marchas, por ejemplo, por darte un ejemplo bien concreto, en todos estos estados de Estados Unidos que han empezado a bloquear leyes ha habido una comunidad de hackers trans, porque hay muchísima gente en programación que es trans, que ha empezado a hackear esos cuerpos gubernamentales. Y ese tipo de violencias semi silenciosas las vas a ver en todas partes. No vamos a ver a gente con cuchillo, pero cuando fuerzas más gente al punto en el que cada vez más mujeres van a terminar en la prostitución, lo que vas a ver es a más gente que no te quieres cruzar por la calle. 

Por ejemplo, la sociedad gitana vive una serie de guetos que lamento mucho por ellos. Son años de opresión que les ha llevado a que tú vas por la calle y a lo mejor no te quieres topar con un grupo de gitanos porque tienes una cierta cantidad de estigmas y miedo por tu propia seguridad. Pues simplemente vas a tener lo mismo, pero con personas trans. Vas a cruzártelos  y vamos a vivir en una sociedad tan empobrecida que vas a tener un poco de miedo por tu vida. Por tu seguridad física. Eso no se creó de la nada, eso se construyó socialmente y es horrible que se haya construido socialmente. Que le hayamos hecho eso a un grupo étnico. Afortunadamente no fue el destino que le tocó a los judíos, pero podía habernos tocado a cualquiera. 

P. Vamos a terminar

R. Yo tengo una pregunta para ti.

Yo no quiero que las trans excluyentes se queden fuera del movimiento feminista

P. Dispara

R. Voy a grabar tu respuesta. Vale, vamos a ver. Imagínate que estás en tu casa. Estás sola, estás haciendo tus cosas super chill y, de repente, un niño que tú no conoces absolutamente de nada entra y provoca un incendio. Sólo tienes tiempo para salvar a tus perros o al niño.¿A quién salvas? O salvas a los perros o salvas al niño. Solo tienes tiempo para salvar a uno de los dos. 

P. Creo que salvaría al niño. 

R. Interesante. ¿Por qué? 

P. Buena pregunta. Creo que instintivamente cogería al niño. También siento las miradas de mis dos perros clavadas y me muero de pena en este momento. Pero pienso en el niño, por mucho que haya incendiado mi casa, es un niño.

R. Me alegra mucho que lo hayas pensado, con un poquito de detenimiento. Y, por supuesto, que no hayas traicionado tu instinto, que mucha gente trata de dar una respuesta automática y luego, en cuanto se da cuenta de lo que eso significa, empieza a re cuestionarse lo que ha dicho. Este tipo de dilemas no sirven para demostrar si somos o no psicópatas. Sirven para demostrar dónde están nuestros valores. Y he hecho esta pregunta muchísimo. Y tú notas que si se la haces a un Boomer o Generation X, quizás la mitad de los millennials, la gran mayoría de este grupo siempre va a salvar al niño. Y sus argumentos son, es mi propia especie, no, El niño tiene una historia por delante, tiene una familia que lo va a extrañar. Y bueno, mis perros son sólo mis perros. Y en ese sentido de humanidad, consideran que lo moralmente correcto es siempre salvar al niño y casi no se lo cuestionan. 

Si tú se lo preguntas a alguien de la generación z siempre van a elegir al perro. Sus razones son, para empezar, no es solamente una mascota, es su familia. Ha estado siempre con ellos y vale tanto como cualquier otra vida humana. Y eso también va atado al ecofeminismo. El hecho de que nosotros, como humanidad, hemos visto todos los recursos de la naturaleza, el ganado, la vegetación, el clima como elementos a nuestra merced. Y en el ecofeminismo tenemos que aceptar que la sociedad humana no vale más que toda la vegetación del planeta, ni todos los microorganismos, ni todas las vacas… al final tenemos que velar por la sostenibilidad de todos los elementos y queremos que todos sobrevivamos. La sobreexplotación del sistema está  ligada a esta idea de que estamos por encima de todo. 

P. Pero Pablo, ¿no puede también estar conectado con el individualismo feroz? Porque el perro es mío. 

R. Sí, espera, espera, parte de estos argumentos también son de la generación Z. Pensar que al niño yo no lo conozco de nada, no es mi problema, me ha hecho un perjuicio y la persona que tendría que estar vigilando su seguridad son sus padres, no yo. Y además, el ser humano como conjunto claramente ha hecho perjuicios para la supervivencia de todos. Incluyéndome a mí, porque la Generación Z se da cuenta que tiene todo un futuro por delante y es la sociedad quien le ha destruido ese futuro. Entonces, no tiene ninguna empatía por el ser humano en sí mismo. Ha abandonado ya esa parte y quiere abrazar a la única criatura que nunca le ha hecho ningún perjuicio, a su mascota. 

P. Todos estos argumentos me dan pánico, me parecen muy psicópatas.

R. Claro que sí. Y te das cuenta, entonces, que además el concepto de que existimos como comunidad humana también es un constructo que nace en algún punto desde temprana edad. No sentimos que estamos por encima de otra especie hasta que la sociedad nos dice que estamos por encima y necesitamos quizá hacer esa reflexión. Hasta qué punto estamos por encima y hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar el sufrimiento de otras criaturas con tal de nuestro propio beneficio. 

P. ¿No hay, por tanto, una respuesta correcta?

R. Es una percepción generacional. No hay respuesta correcta. A mí me sirve como un termómetro para saber con quién estoy hablando y dónde están sus valores, para saber si, en verdad, sus propios intereses se anteponen frente al interés de la sociedad común o hasta qué punto considera que todos los seres son iguales. No solamente es la respuesta que elija, sino por qué la elige lo que me permite a mí conocer un poco más profundamente a esta persona. En fin, es un ejercicio muy curioso. Como reportera te sugeriría que lo practiques de cuando en cuando con gente. A mí me gusta mucho analizar generacionalmente la gente. Hay poca gente que se pare a pensar en sus valores.

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