Mabel Lozano: “España es un país de puteros”
La edad media del primer acceso a la pornografía en España se sitúa entre los 9 y los 11 años, y es algo normalizado a partir de los 14. Uno de cada tres hombres en nuestro país admite haber pagado por sexo. Más del 80% de las mujeres prostituidas son víctimas de trata. Pornografía, prostitución y trata, tres vértices de un triángulo sobre el que la actriz, guionista, productora y directora Mabel Lozano ha puesto el foco desde hace ya dos décadas con sus trabajos audiovisuales.
Como experta, recientemente llegó a Córdoba para cerrar el ciclo sobre ‘El papel social de la pornografía’, organizado por la Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara como modo de abordar un asunto complejo, al que pocas veces se mira pero que los datos demuestran que forman parte del día a día de nuestra sociedad.
Pornoxplotación, Biografía del cadáver de una mujer -con el que consiguió un Premio Goya-, Chicas nuevas 24 horas, El proxeneta, o el más reciente de sus trabajos, Ava -sobre la captación de una menor discapacitada intelectualmente para ejercer la prostitución-, son algunos de esos documentales que hablan de esta realidad. Trabajos en los que Mabel Lozano ha contado con crudísimos testimonios de mujeres captadas, prostituidas y esclavizadas, pero también con el de hombres adictos a la pornografía e incluso con proxenetas.
A través de su experiencia, en esta charla con Cordópolis, la directora advierte de la falta de educación sexual entre los chavales y el acceso a la pornografía a golpe de clic sin ningún control. Pero también de la normalización en nuestra sociedad de la prostitución y la violencia contra las mujeres que esta supone, de la deshumanización de las víctimas y el negocio que hay detrás de la trata, y de la falta de una legislación que condene a quien se lucra de vender por dinero el cuerpo de una mujer.
La prostitución está normalizada y legitimada
PREGUNTA: La edad media del primer acceso a la pornografía se da en niños de entre 9 y 11 años, y acceden de manera generalizada a los 14. ¿Cómo se produce esta situación y por qué se permite?
RESPUESTA: Se permite porque no se impide el acceso de los menores a la pornografía. Y esto, cada vez que hablamos de ello, todo el mundo lo remite a la moral. Esto no va de moral. La sexualidad es importantísima. Tú y yo hemos nacido gracias a la sexualidad, todos hemos nacido gracias a la sexualidad. Es importante, es transversal al ser humano.
Pero la pornografía no enseña de sexualidad. Es porno violento, porno misógino. El porno mainstream, el porno que están viendo los chavales, es un porno muy violento. Y además acceden a contenidos, fíjate, uno de los vídeos más vistos es la violación de un padre a una chica, con casi 340 millones de visitas. Entonces, efectivamente, algo tiene que ver esto con las manadas. Muchas personas dicen: no, no tiene nada que ver. Si tú conduces borracho un coche, tienes más posibilidades de tener un accidente. Pues esto, es lo mismo.
P. ¿Porque no hay educación sexual en las familias, en los colegios…?
R. No hay educación sexual en ningún sitio. Somos un país tremendamente pudoroso, no se habla a nuestros hijos e hijas. Insisto, lo hemos aprendido pero, ¿dónde lo hemos aprendido? Nadie sabe dónde lo aprendió, lo vamos aprendiendo. Y podemos pensar que madres y padres más jóvenes, de treinta y pico y cuarenta años les hablan, pero no, no les hablan. Entonces, ¿quién copa ese espacio vacío de la sexualidad? La pornografía. Es totalmente accesible, está a golpe de clic. ¿Eres mayor de edad? Sí. Eso es todo el acceso que se pide a un chaval.
Por eso, estamos pidiendo, por un lado, que haya una regulación, que se implique a los grandes contenedores de pornografía. Lo que están haciendo los franceses. Los franceses nos han pasado por la derecha. Lo que han hecho es, a los cinco grandes contenedores de pornografía, uno francés y cuatro americanos, les han dicho: si ustedes quieren las autopistas (de internet) de aquí, de nuestro país, tienen que regular el acceso de los menores, que no puedan acceder a determinados contenidos que les hacen daño, que les hacen mucho daño.
En España todavía, se supone que eso está pendiente en el Congreso. Y son las asignaturas pendientes que tiene el Gobierno y las tiene que afrontar con una responsabilidad que, hasta ahora, no ha tenido.
P. Porque por ahí, ¿los chavales lo que aprenden o lo que normalizan son conductas violentas contra la mujer, actos como las manadas?
R. Mira, la pornografía mainstream está llena de secuencias, de cortes, de vídeos, donde las mujeres dicen ‘no, no, no, no’. Y eso aumenta el deseo de los hombres. ‘No, pero al final quieren, al final lo vamos a conseguir’. Entonces, en el porno es insignificante que la mujer diga que no, no importa que diga que no. Y todo lo que los chicos ven en el porno son hombres que están todo el rato con mujeres que se han convertido en objetos, simplemente, en agujeros donde empotrarlas, por un lado, por otro, por otro…
Esa es la pornografía que están viendo. No hay empatía, no hay deseo compartido, no hay relaciones igualitarias ‘tú quieres y yo quiero’, desde la empatía, desde un deseo compartido, desde la igualdad…Eso no existe. En el porno, las mujeres son el objeto y los hombres son el sujeto. Tal cual.
P. ¿Qué nivel de inconsciencia o de impunidad tienen los chavales cuando exhiben luego esas conductas en grupos de WhatsApp o suben esos vídeos a internet?
R. Fíjate, para aquellas personas que no vinculan la pornografía con las manadas, lo que llamamos el fenómeno de las manadas, está clarísima la vinculación. Porque no solamente esos chicos quieren cometer esa fechoría, que no es una fechoría, es un delito -una violación es un delito-; no solamente quieren cometer ese delito, por la impunidad que tienen, el colegueo ¿no?, el estar juntos y hacerlo, sino que al más puro estilo de la pornografía, son tan idiotas que lo quieren compartir.
¿Qué ha pasado también con lo de Almendralejo? (se refiere al caso de varias menores que vieron en redes sus cuerpos desnudados artificialmente por inteligencia artificial). No solamente quieren cometer ese acto delictivo, sino que al más puro estilo de la pornografía, no acaban hasta que no lo comparten. Ahí es donde acaban, y eso tiene que ver con la pornografía que están viendo. La pornografía intenta normalizar determinados actos. Cuanto más lo normalice, más encuentran los chavales que eso es normal, que eso es lo que nos debe gustar a las mujeres y que eso tiene que ver con la sexualidad.
El proxenetismo es un delito muy jugoso que ofrece muchos dividendos y del que se lucra mucha gente
P. Le he escuchado decir también que la pornografía es una adicción, que es como una droga.
R. Es que la pornografía, no lo digo yo, lo dicen los expertos, la pornografía genera dopamina, que es la hormona del bienestar, que se genera cuando consumes drogas o cuando comes mucho o cuando consumes pornografía. Es una hormona insaciable. Un chaval empieza consumiendo tres minutos y acaba consumiendo mucho tiempo, le acaba consumiendo la vida.
Y no solamente hay una escalada en cuanto al tiempo que consume, sino que hay también una escalada en cuanto a los contenidos, cada vez más violentos, cada vez más fuertes… Por ejemplo, chavales que son heterosexuales, dicen: ¿Por qué me gusta el porno gay, si yo no soy gay?. ¿Por qué? Porque es mucho más violento, mucho más salvaje. Entonces, eso es lo que estamos viendo, que hay una escalada, que es tremendamente adictiva. Se llama la droga de este siglo. Es realmente una droga.
Y, además, solo tienes que ver que hace muy poco no había expertos en esta adicción. Es decir, una persona era adicta a la pornografía y no tenía dónde acudir, no había. Si tú eras un drogadicto, sí. Pero si tu droga era la pornografía, no había. Ahora no, ahora hay cantidad de expertos, psicólogos clínicos, expertos en esta adicción.
Por ejemplo, yo colaboro mucho con una asociación que se llama daleunavuelta.org, que acaban de sacar una campaña que se llama La triple X, hablando del acceso de los menores a edades cada vez más tempranas a la pornografía. Y estamos viendo que, a ellos, les llaman hombres y chicos del mundo entero, miles cada día, para decirles: No puedo salir solo, yo pensé que esto lo controlaba, pero ya no lo controlo, me controla a mí. Es decir, yo solo vivo ya para darme autoplacer a través de la pornografía. Ya no salgo, no genero relaciones con otros iguales, porque estoy en mi casa…
Muchos padres, cuando sus hijos no salen, dicen: mis hijos están en casa, protegiditos y tal... No, no, no. Es que, en tu casa, a través de sus dispositivos móviles, a través de internet, les están entrando todos los demonios del mundo mundial.
P. Desde luego, ahí lo que ven y aprenden es que la mujer siempre es un mero objeto del hombre.
R. Sí. Y también lo están viendo las chicas. Porque ten en cuenta que, mayoritariamente el consumidor, un setentaypico por ciento son chicos, pero también hay chicas muy jovencitas que piensan que eso les tiene que gustar a ellas: que las violenten, que las empujen, que las insulten, que las agarren del pelo, que las escupan, que las violen por todos los agujeros de su cuerpo… Y piensan que eso es lo normal y cuando dicen: No a mí no me gusta, entonces el problema lo tengo yo. Eso por el lado de las chicas.
Y por otro lado, los chicos, cuando acceden al porno, el porno es un supermercado de cuerpos 24 horas siete días a la semana. Siempre. Es un supermercado abierto non stop. Entonces, los chavales llegan a ese supermercado donde tienen mujeres altas, bajas, negras, blancas, amarillas, con más pecho, con menos pecho… Pero la vida luego no es un supermercado de cuerpos.
Luego ahí está la decepción, cuando sales a la calle y, o te curras una relación -insisto- desde la empatía, etc, o nada. Los chavales están viendo que ellos llegan y, según el porno que han visto, entran a una chica y con decirles ‘hola’ ya directamente le pueden hacer, les puede masturbar o pueden hacer lo que quieran con ella. Y eso no es la realidad.
Y también están viendo unos cuerpos o unos miembros en la pornografía que no son los que uno tiene en la normalidad, y puedes también decepcionarte.
La pornografía es tremendamente adictiva, es la droga de este siglo
P. Ese uso de la mujer como mero objeto, ¿es lo que desemboca luego en la compra, en acudir a la prostitución?
R. Bueno, la pornografía es un incentivador de la prostitución, puro y duro. La pornografía es, con un término mío que he acuñado, prostitución 2.0. ¿Detrás de la pornografía todo es prostitución? Todo. Es prostitución 2.0. ¿Y detrás de la prostitución está la trata? También. Por tanto, estos tres fenómenos se convierten en ese triángulo de las Bermudas que están íntimamente relacionados unos con otros.
P. De esa realidad ha recogido testimonios crudísimos de mujeres prostituidas, de víctimas de trata, también de proxenetas, de adictos a la pornografía… ¿Es una realidad que no miramos o que parece que no está ahí?
R. Yo creo que no lo hemos mirado y no nos hemos detenido, la mayoría de los padres son negacionistas. Yo me encuentro con montones de padres que dicen: No, mis hijos no. Sí, tus hijos, también. Porque tus hijos son nativos digitales, viven en este siglo, buscan en los mismos lugares y no viven en una burbuja. Y tú no estás con tu hijo o hija las 24 horas del día. No sabes, no sabes qué hacen. Entonces, lo que me encuentro es la negación de muchos padres a afrontar esto. No se habla de este tema.
Y si en los centros escolares no se aborda, pues efectivamente estamos viendo que la pornografía está educando en la sexualidad a toda una generación que, mis amigos la denominan La triple X. Si X es pornografía, XX es una pornografía más explícita, XXX es una pornografía durísima, hardcore, que hace muchísimo daño a los jóvenes.
P. Las víctimas de la trata, ¿son mujeres cuyo denominador común es la vulnerabilidad social?
R. Yo creo que no hay perfiles de víctimas de trata, porque todas las personas somos diferentes, afortunadamente, todos los seres humanos somos distintos. Lo que hay son situaciones que convierten en muy vulnerable a un ser humano y eso, más que perfiles, son esas situaciones.
¿Qué convierte en muy vulnerable a un ser humano? Pues la falta de herramientas, no tener acceso a la educación, a la cultura, la falta de leyes con respecto a la sexualidad. Por ejemplo, en Paraguay no existen los derechos sexuales y reproductivos. Una niña muy jovencita se puede quedar embarazada de una violación de su padre, su hermano, su primo, su vecino…y como no existen los derechos sexuales y reproductivos, pues vemos que niñas con 14, 15, 16 o 17 años, tienen dos y tres hijos a su cargo. Fíjate si te hace vulnerable eso, ser casi una niña teniendo a tu cargo dos o tres menores.
Pues eso te hace muy vulnerable. La violencia, las guerras… estamos viendo que este siglo es el siglo de los grandes movimientos migratorios encabezados por mujeres. Yo he estado haciendo un estudio sobre los movimientos migratorios y en los del pasado eran hombres quienes iniciaban ese proceso migratorio y las mujeres acompañaban a ese hombre, como madre, como esposa, como hermana, como hija, como amiga… En este siglo, son las mujeres las que están iniciando ese proceso migratorio en busca de lo que todos y todas queremos: una oportunidad, un trabajo, ser felices.
Entonces, si tú vives en un país donde hay guerra, donde hay hambruna, donde tus hijos no tienen para comer, donde no tienes acceso a la educación, a la cultura... pues es muy lícito que salgas en busca de lo que todo el mundo quiere.
Nuestros hijos se están educando en sexualidad a través de la pornografía
P. Son captadas y, al final, son esclavizadas. Son esclavas sexuales.
R. Son captadas, son esclavizadas porque esto es un gran negocio en manos de proxenetas, de delincuencia, de redes transnacionales… con la complicidad de la falta de legislación y del demandante de sexo de pago. Es decir, de esos hombres, cada vez más jóvenes, que van a comprar a esos lugares pensando que hacen un favor a las mujeres.
P. Esclavas que son, incluso, mujeres discapacitadas, como muestras en tu último trabajo documental, Ava.
R. Yo esto no lo imaginaba, lo de Ava no lo imaginaba. Pero fíjate, ahora que he hecho toda la investigación para hacer Ava, me he dado cuenta de que eso ha existido toda la vida. Toda la vida se ha captado a mujeres con discapacidades intelectuales, porque no tienen signos externos, son mujeres normalizadas.
Y al tener una discapacidad intelectual son más fáciles para captar, más dóciles para explotar, son mujeres que no van a tener recursos para salir de ahí, para denunciar al proxeneta. Eso ha existido siempre.
P. Son las más vulnerables.
R. Las más vulnerables. Y eso ha existido siempre, no es nuevo. Lo que ocurre es que, de lo que no se habla, no existe. Y no hay datos, no existen los datos que nos hablen de algo que yo tengo claro que ha ocurrido. Porque, si lo piensas, es que tiene todo el sentido. ¿Qué te hace más vulnerable? Pues imagina, ser mujer con una discapacidad intelectual, no tienes signos externos, pero es más fácil de captar.
Ahora mismo, una niña con discapacidad intelectual socializa a través de las redes sociales porque les iguala a las otras chicas. Vienen muchas de ellas de entornos de violencia. En sus entornos familiares, una mujer con discapacidad captada, en muchos casos viene de entornos de violencia. Con lo cual, ni siquiera van a ser conscientes de la violencia y de la explotación, porque ya vienen de esos entornos.
Es más, si el proxeneta se lo trabaja un poco y consigue hacer lazos de ‘medio cariño’ con esas mujeres, ellas se van a enamorar, van a pensar que su proxeneta es su amigo, que es la persona que le va a ayudar, la persona que le está dando un trabajo… Y no se van a marchar nunca.
P. Pareciera que los derechos de esas mujeres no son derechos humanos.
R. Es que los derechos humanos, en el caso de las mujeres, por desgracia brillan mucho por su ausencia. Fíjate, yo que trabajo mucho en Latinoamérica, vemos que los derechos humanos son casi patrimonio de los países del mal llamado primer mundo. Y que en muchos países los derechos humanos no existen. Pero en el caso de la trata, de la esclavitud sexual, está claro que es la mayor vulneración de todos los derechos fundamentales. Todos.
El porno es un supermercado de cuerpos abierto 24 horas siete días a la semana
P. ¿Por qué no se legisla por los derechos de esas mujeres?
R. Bueno, yo creo que no se legisla porque, efectivamente, se gana mucho dinero, se tiende a pensar que esto está normalizado, que muchas mujeres han dicho que sí… Y es verdad que muchas mujeres dicen sí, pero ¿cuál es su libertad para decir sí? Es un consentimiento muy viciado, entre una persona que tiene necesidad y otra que tiene el poder que dice: Ella ha dicho que sí a ejercer la prostitución.
Ya, pero ¿cuál era su alternativa? ¿qué otra alternativa tenía? ¿Dónde está la libertad cuando tú vives en el centro de Paraguay, en Caacupé, tienes 17 años, cuatro hijos y no tienes para darle de comer a tus hijos? Y te dicen: ven a España que trabajando en la prostitución vas a ganar dinero, vas a traer a tus hijos, vas a tener una vida… ¿Cuál es la otra opción que tiene esa mujer? No tiene ninguna otra opción, no hay libertad.
Hay, como digo, un consentimiento viciado por esa falta de oportunidades, de alternativas.
P. ¿El camino es abolir la prostitución? Hay otros países donde se ha legalizado, pero sigue habiendo mujeres esclavizadas… ¿Cuál es la vía?
R. Pues la vía es, para empezar, condenar todas las caras del proxenetismo. No todas las caras del proxenetismo están condenadas. Las tercerías locativas no son un delito en nuestro país. La mayoría de las mujeres consienten en dar el dinero al proxeneta. ¿Por qué? Por el miedo, las coacciones, las amenazas… eso no está condenado.
Entonces, se necesita una reforma legislativa para condenar todas y cada una de las caras del proxenetismo, para que nadie pueda lucrarse de la prostitución de otra persona. Eso es una reforma legislativa, no necesita dotación económica. Simplemente necesita voluntad de hacerlo. Condenar a todo aquel y aquella que se lucre de la prostitución de otra persona. No hay de verdad una voluntad política.
Y luego, es verdad que el camino debe ser la abolición, pero para llegar a la abolición, lo que tenemos que tener son leyes fuertes que realmente protejan a las mujeres. Porque si no, las condenamos. El problema que tiene la abolición en Francia es que no tiene suficiente dotación económica y condena a las mujeres. No puedes decir ‘vamos a ser abolicionistas, qué bien, qué fenomenal, qué modernos somos’. ¿Y qué hacemos con el colectivo de mujeres en situación de prostitución en España? Les tendremos que dar opciones, alternativas, tendremos que hacer que salgan de ahí ofreciéndoles algo. Si no, las condenamos.
Yo, lógicamente, soy abolicionista, pero por encima de ser abolicionista, soy humanista, soy feminista. Y creo que lo más importante es que las leyes protejan y vistan de derechos a las mujeres. Porque, tú imagínate que empezamos a multar a todos los demandantes de sexo de pago, sin protegerlas antes a ellas. ¿Qué pasaría? Claro, ¿qué pasaría?
Las condenaríamos al ostracismo. Tendríamos que tener claro que condenaríamos a la exclusión social a montones, a miles de mujeres. Por eso, es importante que ese trabajo esté bien hecho.
P. ¿Cree que el proxeneta se siente impune?
R. Los proxenetas en España se sienten impunes. El proxenetismo cuesta muy poco. Ten en cuenta que no todas las caras del proxenetismo están condenadas. El proxenetismo consentido, cuando las mujeres consienten en dar el dinero, consienten en todo, por miedo y amenazas, no está tipificado por ley.
Eso es una reforma legislativa que tiene que hacer el Gobierno y que además no tiene ninguna dotación económica. Para impedir que nadie se lucre de la prostitución de otra persona. Es lo que llamamos las tercerías locativas. Las tercerías locativas deben estar condenadas por ley.
No hay educación sexual en ningún sitio
P. Para hacer sus trabajos, sus documentales, ¿cómo ha sido introducirse en todo este mundo?
R. Pues, la verdad, es que llevo muchísimos años, llevo 20 años. Y entonces, una vez que tú te metes, también a mí me avala mi trabajo. Quiero decir, hubo periodistas que decían: Ah, bueno, ha escrito sobre el proxeneta y este libro, tal y cual, qué suerte, ha venido un proxeneta a llamarle a su puerta. No, no, qué suerte no. El proxeneta sabía a la puerta que llamaba: esta, de esto sabe.
Entonces, a mí me avala mi trabajo, en muchos de mis documentales salen testimonios de mujeres contando sus historias en primera persona. Y dices, ¿por qué si luego no quieren ir a la prensa ni a otro lugar? Bueno, primero porque nunca hago pornografía del sufrimiento de las personas, soy muy rigurosa y muy seria. Y utilizo un lenguaje, el que toca, el que no invisibiliza, el que no blanquea. Todo el día estoy denunciando el lenguaje, sobre todo, de la prensa, de los periodistas.
Todavía escucho y veo ‘trata de blancas’, en muchos compañeros tuyos, periodistas, que dicen trata de blancas, cuando es un término racista totalmente de la época colonial española, de cuando a las negras toda la vida las habían explotado, pero cuando empezaron a captar mujeres blancas para la explotación sexual, mujeres europeas para llevárselas a Brasil o a EEUU, entonces fue ‘trata de blancas’. Las otras no importaban. Es un término racista de la época colonial que ya está totalmente en desuso. Pero, aún así, la prensa sigue usando trata de blancas todos los días.
La prensa sigue usando todo el tiempo ‘una mujer que trabaja en un club víctima de trata’. No. Trabajo y trata no pueden estar en la misma línea. La prensa y muchos compañeros tuyos utilizan ‘el problema de la trata’. El problema es torcerse un tobillo, la trata es un delito. O ‘empresarios de clubes de alterne’. No, delincuentes, proxenetas.
Entonces, en ese sentido, a mí me avala mi trabajo, no blanqueo, no invisibilizo, doy voz con mucho rigor, sin hacer pornografía del sufrimiento, soy una humanista, no hago amarillismo del dolor de las personas. Porque es muy fácil, cuando llegas a esto hacerlo, el amarillismo vende, lo vemos en los programas de televisión, cuando una y otra vez cogen una noticia jugosa, de la que pueden sacar morbo, se tiran a la yugular y no la sueltan. Yo, no, al contrario.
P. ¿Y ha sufrido amenazas?
R. No te lo diría, nunca te lo diría. Nunca te lo diría. Porque, ten en cuenta, que yo he hecho un documental que se llama Biografía del cadáver de una mujer, donde asesinaron en un pequeño pueblo de Navarra a una mujer a tiros por denunciar al proxeneta que la había explotado.
Biografía del cadáver de una mujer fue el corto documental con el que gané el Premio Goya, una historia real de una mujer captada por su vulnerabilidad, explotada en nuestro país, que fue muy valiente siendo colombiana para denunciar al proxeneta que, como digo, la había captado, violado, explotado… Y la asesinó a tiros en un pequeño pueblo de Navarra, delante de su hijo.
¿Ella necesitaba en ese momento denunciar? No. Lo tenía todo, un hombre que la amaba, habían formado una familia, había traído a sus hijos, habían montado un negocio…Lo hizo por pura generosidad, por sororidad, por las otras mujeres, para que no le pasara a otras mujeres. Entonces, hay que quedarse con eso. Siempre hay que quedarse con eso.
P. ¿España es un país de puteros?
R. Sí. España es un país de puteros, sí. Esto lo decía el proxeneta, Miguel, me lo decía a mí. Me decía, ‘Niñaaa, España es un país de puteros’. Me lo decía tal cual y es verdad.
O sea, fíjate, si me voy desde Madrid a Córdoba a verte, ¿cuántos puticlubs crees que me encuentro? Es que es así. Está normalizada y legitimada la prostitución. Y no solamente hablamos ahora de puticlubs o de rotondas, sino que ha proliferado lo que llamamos la prostitución escondida, los pisos. Eso es a lo que llamamos la prostitución escondida. Ahora hay cientos de pisos en todos los lugares.
P. ¿Nadie quiere acabar con ese negocio?
R. Pues, es que es un negocio. Es un negocio. Es un delito, pero es un delito muy jugoso que ofrece muchos dividendos. No solamente a los proxenetas, sino a mucha gente que se lucra de la prostitución ajena. Eso que llamábamos tercerías locativas, bueno, pues ahí hay montones de personas: desde los taxistas que llevan a los clientes a esos lugares, desde las personas que las captan en su país de origen, desde los que van a venderles la lencería, a peinarlas, desde los que llevan el gramo de coca porque muchos hombres piden sexo y drogas en esos lugares… Es decir, en las tercerías locativas hay mucha gente que saca partido de esto.
Ten en cuenta que nosotros somos un país con muchas costas, playas, islas.. pues ahí está todo eso.
La pornografía es un incentivador de la prostitución, puro y duro
P. ¿Eso es el turismo sexual?
R. El turismo sexual. Ten en cuenta que los franceses son abolicionistas, tienen una ley de abolición de la prostitución. Entonces, por ejemplo, lugares como La Junquera en España, es el puticlub de los franceses. Y en las islas lo estamos viendo, tanto Ibiza, Mallorca, Canarias, todas, en las islas lo estamos viendo todo el tiempo.
P. Los clubes no se cierran, aunque todo el mundo sepa lo que hay allí y en qué condiciones están las mujeres.
R. Ya, pero ahí no hay que ponerles la responsabilidad a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sino al propio estado, a los legisladores. La prostitución no es un delito en ninguna parte del territorio español. Entonces, como no es un delito, cuando entran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado a un club, salvo que una mujer se declare víctima de trata…
Y no lo hace porque, ya lo he contado en Biografía del cadáver de una mujer, denunció y la asesinó a tiros. Yo quería contar Biografía… precisamente por eso, ¿Por qué no denuncian las mujeres? Pues ahí tienes la prueba.
Entonces, pues, efectivamente, las mujeres no denuncian por el miedo, por las coacciones, por las amenazas y porque no les ofrecemos nada. No les ofrecemos nada de nada. Ellas ponen en riesgo su vida y la de sus hijos y no les ofrecemos nada.
P. Para terminar, ¿tiene una petición a quien corresponda por el futuro de las mujeres víctimas de trata y prostitución?
R. Bueno, por el presente, por el presente, ni siquiera por el futuro. Yo soy una mujer muy extravagante, fíjate si soy extravagante que quiero cambiar mentalidades y quiero cambiar leyes para que vistan de derechos a las mujeres. Fíjate que extravagancia la mía. No, no hay nada más extravagante que cambiar mentalidades enquistadas, como es el acceso a la prostitución tan normalizado.
Pues yo creo que son necesarias dos cosas. Una es una legislación que condene todas y cada una de las caras del proxenetismo para que nadie pueda lucrarse de la prostitución de otra persona. Dos, sería una ley integral contra la trata, tenemos que dotar de derechos a las mujeres para que puedan salir de ahí. Porque es verdad que yo veo muchas compañeras abolicionistas ¿la ley de la abolición? Sí, sí, ahí tenemos que llegar, pero tenemos que llegar sobre todo apoyando a las mujeres, protegiéndolas y dotándolas de herramientas para que puedan salir. ¿Si no, cómo van a salir? Si tú tienes un hijo en tu país de origen y necesitas diez dólares, necesitas ese dinero.
Por tanto, las leyes tienen que proteger y vestir de derechos a las mujeres. Y nuestra tendencia es, por supuesto, a la abolición. No podemos pensar que hablamos de sociedades igualitarias donde exista una de las formas más desiguales entre hombres y mujeres como es precisamente la prostitución.
Y, luego, la educación sexual, que cada uno haga los deberes en casa. Porque, si no, todo el que lee esta entrevista va a decir: 'Buah, pues la culpa la tiene el Gobierno y la pelota está en el tejado de los legisladores, que legislen'. Vale, legislan, y somos un país abolicionista, pero tus hijos siguen demandando prostitución y por lo tanto la encontrarán, escondida, a merced de los proxenetas.
Hay que educar, hay que educar en relaciones afectivo sexuales, hablar de sexualidad a nuestros hijos. Nuestros hijos se están educando en sexualidad a través de la pornografía, adictiva, agresiva. Por tanto hay que educar, hay que hablar de algo tan importante como la sexualidad. Y decir que no eres más hombre cuando compras a un ser humano que, si hubiera podido elegir, no estaría ni ahí ni contigo.
No eres más hombre cuando compras a una mujer que, si pudiera elegir, no estaría ni ahí ni contigo
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