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ENTREVISTA

Javier Rodríguez Zapatero: “¿Sin Google, Microsoft, Facebook o Apple tendríamos una sociedad mejor o peor?”

Entrevista a Javier Rodríguez Zapatero

Alfonso Alba

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La primera vez que Javier Rodríguez Zapatero (Córdoba, 1969) se conectó a internet fue en 1991. No lo sabía, pero esta nueva tecnología le iba a cambiar la vida. A él y a toda la humanidad. Rodríguez Zapatero, que comparte apellidos con un expresidente del Gobierno, tampoco sabía que casi dos décadas después iba a acabar presidiendo en España, Portugal y Turquía una de las grandes compañías tecnológicas del mundo, Google, sinónimo de internet.

Hoy, Rodríguez Zapatero (hijo del histórico José Javier Rodríguez Alcaide) dirige el Instituto Superior para el Desarrollo de Internet, una escuela de negocio nativo digital enfocada en la educación. Y eso es precisamente lo que le trae de nuevo a Córdoba, el Congreso ‘Crisol de Cultura Digital 2022’, un espacio para reflexionar sobre el impacto que el desarrollo de la digitalización tiene sobre la forma de vivir y de trabajar, organizada por AMETIC, la voz de la Industria Digital en España, y el Ayuntamiento de Córdoba.

Sentado en una de las salas del Círculo de la Amistad, Rodríguez Zapatero se sienta a charlar con Cordópolis en una lluviosa noche de noviembre. De fondo se escucha la tertulia de unos cordobeses que se han citado a tomar café. Algo más lejos suena el piano de una actuación musical. Alrededor de una pequeña mesa redonda de madera, se desarrolla una conversación sobre una revolución que va muy rápido, pero en un entorno donde las cosas parecen ir más despacio. 

PREGUNTA. Creo que es la primera vez que entrevisto a un padre y a un hijo. A ver cómo es esa diferencia generacional, aunque por algunas cosas que me contó tu padre tampoco tienes que ser tan diferente. Por ejemplo, lo que me estás contando de que tu padre fue el primero que te animó a estudiar fuera.

RESPUESTA. Y que me ha marcado. Sin duda. Mi padre me mandó a estudiar en un colegio público. Se llama Al Andalus, en Córdoba. Luego estudié en el Séneca. Con lo cual ahora soy una persona muy volcada a entender y mejorar y cambiar el mundo de la educación. La educación pública, junto con la visión de un padre que te dice tienes que aprender idiomas y conocer el mundo, tienes que salir de Córdoba, recibir influjos y estímulos fuera de tu zona de confort, te ayuda muchísimo a generar curiosidad, que genera aprendizaje. El aprendizaje para mí es la base de todo. 

La pregunta de qué es lo siguiente me viene de familia

P. Tu padre siempre tuvo muy claro lo importante que era la tecnología.

R. Siempre, en ese sentido, era un tío avanzado a su época porque aprendió inglés pronto, siendo de Baena y viniendo de una familia humilde. Pronto aprendió a programar y todo eso me lo fue transmitiendo. Y el gusto y la curiosidad por lo que viene después.¿Qué es lo siguiente? Y esa pregunta de qué es lo siguiente que tenemos que entender y cómo lo podemos aplicar a nuestro entorno me viene de familia. 

P. Crearon ETEA, junto a Jaime Loring, y lideraron una pequeña revolución en aquellos años, esa transformación de la agricultura a la agroindustria.

R. Sí, sí. Ellos fueron pioneros siempre buscando que Córdoba tuviera ese punto y efectivamente era una economía eminentemente agraria en la que los agricultores no tenían realmente una educación económica. Con lo cual, el unir un sector productivo que en Córdoba era fuerte, con la capacidad para entender cómo hacer un negocio, fue un punto de inflexión en la provincia.

P. Estás en Córdoba, preparando el congreso [la entrevista se realiza el miércoles] de Ametic que tiene el lema de que “para llegar lejos hay que ir despacio”. En Córdoba quizás vamos más despacio de la cuenta.

R. “En un mundo que va muy deprisa”.

P. ¿Qué te ha llevado a organizar un congreso aquí en Córdoba.

R. La razón por la que se ha montado en Córdoba es porque hay una parte de decir que quiero dejar aquí algo de lo que Córdoba me ha dado. Es decir, yo nací en Córdoba, me han educado en Córdoba y la vida me ha ido bien. Entonces, al final, cuando la vida te ha ido bien, has estado en buenas compañías, has ido aprendiendo y te has ido formando, dices, ¿qué puedo hacer? Hagamos cosas allí donde he nacido, donde están mis raíces y esa fue la primera motivación. La segunda, obviamente, va muy ligada a lo que a mí me ha preocupado siempre. Y es el hecho de que este mundo es complejo entender, este mundo es exponencial. Es decir, parece que no pasa nada, pero todo pasa muy deprisa y el ser humano es un ser lineal por definición. Nos enseñan a interpretar el mundo en base al comportamiento del pasado. Y bueno, aquí ha habido siempre grandes pensadores. Ha habido gente que ha sido capaz también de mirar hacia adelante. Hemos tenido filósofos, médicos, pensadores, y hemos tenido escritores, gente siempre que ha sido capaz de reflexionar. Esta es una ciudad culturalmente muy activa, con muchísima actividad de pensamiento y de compartición de pensamiento. Pero aquí no llega el influjo tecnológico de lo que va a ser el futuro. Y lo que me unió fue eso, una ciudad que ha sido un crisol de culturas en la que hemos convivido judíos, cristianos y musulmanes. Y hemos sido capaces de, además, en esa diversidad de pensamiento, vislumbrar y construir un mundo mejor. Por qué no hacerlo aquí, traer a Córdoba esto que para mí puede ser el Davos del pensamiento futuro. Me gustaría que Córdoba fuera la ciudad que acogiera esto siempre. 

P. El Congreso está enfocado para la transformación digital, que ahora mismo es un eufemismo que se suele usar.

R. Sí, es una palabra demasiado manida, claro.

P. E incluso malentendida. ¿Qué no se ha transformado digitalmente hoy día? Yo entiendo que la transformación digital habla de lo que viene, de lo que está ocurriendo.

R. ¿Tú sabes lo que pasa? Que transformación digital efectivamente es una palabra manida y es casi una etiqueta que define la época en la que vivimos. Ésta es la época digital, igual que en el siglo pasado estábamos viviendo la en los albores de la época industrial. Ahora estamos en la época digital. ¿Qué significa eso? Que la tecnología ha cambiado la manera en la que nosotros operamos y pensamos. Nos hemos acostumbrado a pedir algo en Google y tenerlo inmediatamente. Nos hemos acostumbrado a decir quiero algo, vamos a Amazon y lo tenemos a veces en una hora. O sea, está cambiando el comportamiento humano a tanta velocidad que en el fondo, la distancia entre el deseo y la consecución del deseo se juntan tan deprisa que eso configura un modelo de comportamiento muy distinto y una sociedad diferente. Para mí, eso es la época digital, no tiene nada que ver con la tecnología. La tecnología es la causante. Y el hecho de que de que la tecnología vaya tan deprisa hace que esos modelos de comportamiento, también cambien muy deprisa. Y eso es lo que hay que saber interpretar. Esta es una época en la que tecnólogos, humanistas e ingenieros y pensadores tienen que ser capaces de encontrar cuál es el siguiente modelo.

Córdoba puede ser el Davos del pensamiento del futuro

P. Un poco es el origen de internet, el principio de esa transformación tecnológica que luego se bifurcó. 

R. Sí, internet yo creo que ha cambiado el mundo e internet fue una tecnología mágica porque se hizo desde una generosidad tremenda. Surge en el mundo digamos militar y en el universitario. El mundo universitario tuvo la necesidad de compartir conocimientos siempre. Internet surge con la idea de compartir conocimientos y que el conocimiento llegase del punto A al punto B sin que nadie limitase el camino. Esa idea de compartir conocimiento y de que la información llegase del punto A al punto B con un protocolo que rige en internet confirió al mundo algo tan importante como el hecho de democratizar el acceso a la información para todos. La información que ha sido el poder más escaso desde que surge Internet se convierte en algo que está al alcance de todos nosotros. Para mí eso es una revolución tremenda. Pero ya está acabando y la damos por hecha. Los chavales de veinte años han nacido en esto. ¿Cuáles van a ser las siguientes? Eso es lo que vamos a tratar aquí. Y va a haber otras que son mucho más potentes que internet.

P. ¿Sí?

R. Mucho más disruptivas que internet.

P. La pregunta lógica que sigue es, ¿cuáles?

R. Para mí la más disruptiva, habilitadora y con mayor poder de cambio en este momento es la inteligencia artificial. Confiere a las máquinas la capacidad de tomar decisiones y establecer hipótesis que hasta ahora hemos hecho los seres humanos. Entonces eso significa que se va a sustituir muchas la capacidad que tenemos nosotros para pensar y para crear. Y eso de alguna manera nos tiene que hacer preguntarnos cómo va a ser el humanismo del futuro. ¿Qué papel va a jugar en el ser humano si el ochenta por ciento de las tareas que hoy puede hacer el ser humano las van a hacer las máquinas? Hay gente que se asusta. Yo no. Yo creo que eso en el fondo nos deja mucho tiempo para aumentar nuestra capacidad y hacer cosas que las máquinas todavía no son capaces de hacer. 

P. Bueno, siempre se han creado máquinas para ayudarnos. Y para sustituir trabajos mecánicos.

R. Siempre. Se habían desarrollado máquinas para hacer las cosas más rápido y robots para sustituir labores mecánicas y manuales. Es que ahora se están sustituyendo las labores de pensamiento. Es decir, cuando una máquina es capaz de ganarle una partida de ajedrez al campeón del mundo, una partida de Go, al campeón de Go en Asia, que es el juego con más combinaciones posibles en el mundo, ya te da que pensar. ¿Qué van a hacer las máquinas el día de mañana con inteligencia artificial? Los coches van a conducir, van a ser robots que van a ser capaces de interpretar el entorno y tomar decisiones por sí mismos. Todo eso te va a dejar a ti y a mi mucho tiempo para hacer otras cosas. 

P. Yo creo que todavía no te van a poder entrevistar. 

R. Sí.

P. ¿Sí te va a poder realizar una entrevista la máquina del futuro?

R. Sí, lo siento. 

Esta es una época en la que tecnólogos, humanistas e ingenieros tienen que encontrar cuál es el siguiente modelo

P. Quizá no te podrán hacer determinadas preguntas. 

R. No, no van a llegar al punto que tú tienes, pero una máquina el día de mañana con inteligencia artificial sí tiene suficiente información sobre mí, por qué aquí la clave es cuántos datos tiene sobre mí, qué he dicho, qué no he dicho. No quiero ir a más porque no quiero preocupar aquí el lector. Pero incluso si tuvieran mis datos de salud, mi historia médica. Quiero decir, si tuvieran mis constantes vitales, si la máquina tuviera todo eso podría ser capaz de mezclar mi historia con mis emociones y, por tanto, hacerme preguntas muy inteligentes. A ti te obligaría a ser todavía más listo que las máquinas y posiblemente intentar indagar mucho más en que hay más allá de mi historia y mis datos. Y eso sólo lo puede hacer el ser humano. Ya hay máquinas que escriben artículos. Hay inteligencia artificial que te describe una fotografía o un vídeo y es capaz de audiodescribirtela. Y hacerlo además con el estilo gongoriano o con el estilo de Lope de Vega. Todo esto es factible. O hay inteligencia artificial que te permite pintar un cuadro mezclando el estilo de Van Gogh o el estilo de Picasso. Con lo cual tiene que haber un Picasso nuevo que realmente supere todos los datos que la máquina está recibiendo para ser capaz de hacer ese cuadro. No quiero que se me trate de friki, porque no lo soy, ya que esto es de una lógica aplastante. 

P. Lo que no sé es si va tan rápido como pensamos. Siempre nos anuncian que siempre lo más inminente de lo que en verdad está ocurriendo. ¿No? 

R. Esto está muy basado en mis 20 años de experiencia que llevo muy metido viendo tecnologías. Casi todas ellas tienen un comportamiento exponencial. Es decir, eres capaz de ver lo que va a pasar. A mí me pasó cuando entré a formar parte de Internet en el año 2000 y dije Internet va a cambiar el mundo en el año 2005. He tenido que esperar 15 años para que internet cambie el mundo. Pero lo ha cambiado. Cuando en 2005 decía que internet iba a cambiar el mundo por esto, por esto y por esto la gente me decía, estás loco. Pero en el 2015 ya no me preguntan si ha cambiado el mundo o no. Me piden “ayúdame a adaptarme a ello''. Cuando digo que la inteligencia artificial va a cambiar el mundo, posiblemente igual no va a ser en los próximos cuatro, cinco años, pero igual dentro de diez años vamos a estar teniendo conversaciones con robots tan inteligentes como las que tenemos con nuestro colega de farra y de copas cuando no vamos los viernes. O más.

P. De película. Como Her. El tipo que se enamora de su asistente virtual.

R. Al final las películas avanzan todo esto. No le prestamos atención, es gracioso, pero  llega un momento en que en que la realidad supera la ficción.

P. Siempre. En eso es algo en lo que estoy muy de acuerdo. En 2005 contabas que internet iba a cambiar el mundo. No sé si podrías llegar a imaginar que presidías en España [Google] una compañía que iba a ser sinónimo de Internet y que todo el mundo la iba a utilizar para buscar algo. 

R. No me lo llegué a imaginar. Cuando vi lo que Google estaba estaba haciendo me pareció fascinante y le seguía de lejos. Y de hecho yo estaba de responsable de Yahoo en Europa y decidí venir a España porque quería volver para estar con mis hijos. Cuando me surgió la oportunidad de que Google me ofreció la posibilidad de liderar aquí en España no lo dudé ni un momento. ¿Por qué? Estando dentro me di cuenta de que era una compañía con la vocación clara de cambiar el mundo. Esto es muy americano igual, pero es así. Es una compañía que dice yo tengo que solucionar grandes problemas que tenga la humanidad. Uno de ellos es obviamente el acceso a la información, pero luego es una compañía que ha ido metiéndose en aspectos que a la humanidad el día de mañana le van a parecer claves. Sí, sí. La verdad es que pensaba que Google iba a ser una compañía que iba a cambiar el mundo e iba a tener mucho que decir y marcar época. Y lo sigue haciendo. 

P. Ser presidente de Google en España, Portugal y también en Turquía entiendo que es casi tan importante como ser el presidente del Gobierno.

R. No, no. Lo único bueno que tenía yo eran los apellidos [risas]. Todo el mundo pensaba que era el hermano del presidente. Es verdad que cuando venía el presidente mundial de Google era muy fácil reunirse con el presidente del Gobierno o con el Rey. Porque el presidente mundial de Google de manera tácita tenía la consideración casi de jefe de estado. Igual que ocurre con Facebook o con Amazon. Hoy 4.500 o 5.000 millones de personas están diariamente en contacto con los servicios de Google. Bueno, eso es el 70 por ciento de la población mundial.

P. Ese alcance de una compañía no ha ocurrido nunca antes en la historia.

R. Nunca. Además en un mundo como el de la información, con lo cual digamos que Google siempre tiene la capacidad anticipar aquello que iba a pasar porque sabía lo que la gente está buscando. Ese tipo de información es poder. Lo teníamos todos, pero Google un poquito antes. 

La revolución más disruptiva y con mayor poder de cambio es la inteligencia artificial

P. Pasó con la pandemia.

R. Y pasó con todo. Google era capaz de anticipar las gripes en una determinada zona una semana antes de que llegara. Todo esto es anecdótico.Si te coges a Amazon, Google, Facebook, Microsoft y Apple, esas cinco compañías han llegado a valer en Bolsa más de diez trillones de dólares. Diez trillones americanos. Son diez mil millones de euros. El PIB español es 1,4. Es decir, estas diez compañías han llegado a valer en bolsa seis veces el PIB español. Eso es una revolución económica. Es un cambio de poder. Y digamos que estas compañías tienen una responsabilidad en el futuro de la gobernanza mundial brutal. 

P. ¿Qué está pasando ahora? Facebook acaba de despedir a 10.000 personas. Amazon también. Lo de Twitter es un poco locura. No sé si se está anticipando algún tipo de problema económico futuro o de crisis tecnológica.

R. No. Esto no es ninguna crisis. Los números hay que poner los absolutos y luego hay que relativizarlos. Amazon tiene dos millones de empleados. Despedir a 10.000…

P. Es el 0,1%.

R. Tú lo has dicho. En el caso de Facebook es distinto, son 110.000 empleados. Echar a 10.000 es echar al diez por ciento. Es más relevante. Aquí hay que distinguir, el caso de Amazon es en un tema coyuntural. Hay en este momento una crisis económica. Amazon es el principal distribuidor de productos y servicios del mundo. Para que os hagáis una idea, cuatro de cada diez dólares que se venden online en Estados Unidos los vende Amazon. Con lo cual, en el momento en el que hay una crisis económica y hay una bajada de consumo el primero que lo sufre es Amazon. También un Wallmark. Obviamente, cuando vienes de una época de crecimiento aumentada por la pandemia, que lo que hizo es que todo el mundo entró en internet, el ecommerce subió, Amazon muchísimo, llegó a crecer en ventas un 35-38 por ciento, eso es mucho decir. No puedes mantener estos ritmos de ventas. Lo que está haciendo Amazon es ajustar. Ya está, ajustar costes y decisión, digamos, de gestión empresarial. Punto. No hay más. Las ventas en Internet van a seguir creciendo. El consumo en Internet va a seguir creciendo, pero no a un 40 por ciento, sino a un diez o a un ocho que comparado con lo que crece la economía es todavía un crecimiento espectacular. Facebook es otra cosa, porque Facebook ha hecho una apuesta anticipada por el metaverso, ha invertido muchos miles de millones de dólares en el desarrollo del metaverso. Significa mucha inversión en capital tecnológico, mucha inversión en desarrollar un ecosistema de desarrolladores para que la gente programe sus metaversos. Pero el metaverso todavía no es una realidad por muchas razones. Básicamente porque falta tecnología hardware que permita que lo disfrutemos tridimensionalmente y sensorialmente. Con lo cual lo que han hecho es poner mucho dinero que no da resultado. El mercado ha dicho lo siento, no lo acepto. El mercado es inexorable. 

P. Creo que hablaban del tema del caso de éxito de Google, en el que muchas veces lo importante no es llegar el primero sino en el momento adecuado.

R. Esto ocurre siempre. Le pasó a Facebook. Las redes sociales empezaron a finales de los noventa. Facebook llega en 2003, desarrolla en 2005 y fue justo en el momento en el que la conectividad permitía que las redes sociales pudieran compartir vídeo y experiencias mejores. A Google le pasó igual. Los buscadores existían desde el principio de los años noventa. Google llegó un momento en el que la información en internet empezaba a crecer exponencialmente y se necesitaban máquinas y algoritmos suficientemente preparados como para responder a esa necesidad que tenemos los seres humanos. Boom. Ahí entró Google.

P. Ahora con el metaverso pasará lo mismo.

R. Es una carrera ahora entre las grandes tecnológicas. El mercado de la publicidad en el mundo está en torno a los 700.000 millones de dólares. Hoy, entre Google y Facebook están ya en el 40 por ciento de ese mercado publicitario. La publicidad está allí donde se consume el contenido y donde se generan las conversaciones. Todo el mundo sabe que el metaverso es donde va a haber interacción humana y va a ser el siguiente mercado en el que la publicidad va a jugar un papel fundamental. La carrera se está anticipando. Pero es que Facebook sólo tiene un modelo de negocio, que es el publicitario. Google tiene un modelo de negocio más diversificado. Igual que Microsoft o Apple. Hacen más cosas. Tiene publicidad, un mercado de aplicaciones informáticas en la nube y vende nube. Tiene una tienda de aplicaciones en móvil a través de Android. Es un modelo más diversificado que les permite crecer de manera distinta. Facebook lo tiene más complicado. 

P. Volviendo un poco a la filosofía del Congreso, vivimos en un mundo en el que va todo demasiado rápido. Ahora te dedicas al aprendizaje.

R. Soy un profesor tardío [risas].

Google es una compañía con la vocación clara de cambiar el mundo

P. ¿Cómo enseñar ahora a la gente a usar la tecnología para que no le afecte tanto como estamos viendo que en muchos casos está ocurriendo? Pasamos no sé si demasiadas horas ante nuestros dispositivos y nos ha alterado la vida que estamos veinticuatro horas disponibles. Esto está alterando hasta nuestros biorritmos. No sé si tiene mucho que ver ese aprendizaje del que hablabas con con esto que te estoy planteando. 

R. Este aspecto es importantísimo porque digamos que todo cambio tecnológico trae efectos positivos y efectos negativos. Es evidente que hay un efecto negativo tremendo como consecuencia del uso abusivo de la tecnología, que hace que nos convirtamos en seres cada vez más unidimensionales, cada vez más dependientes del teléfono y, por tanto, con cada vez menos capacidad de pensamiento crítico. Y además más estresados porque queremos respuesta inmediata. Esto es un problema que no se ha solucionado todavía porque los padres de hoy en día no están capacitados para educar a sus hijos sobre cómo lidiar con este tema. De hecho, muchas veces pienso en cuáles son las profesiones del futuro. Obviamente, va a haber tantos puestos de trabajo no cubiertos en el área tecnológica, que diría por ahí hay que ir, por el mundo de la Ingeniería Informática, de inteligencia artificial, la ciberseguridad. Todo esto es lo que siempre cuento. Pero hay una parte que es la psicología y yo de verdad creo que hacerse psicólogo experto en nuevas tecnologías es un trabajo que tiene garantizado el futuro. Porque saber educar hoy todas estas patologías que se están generando como consecuencia de un uso abusivo de la tecnología va a ser fundamental. La sociedad hoy no lo sabe hacer. Está probando. Tú ves y escuchas y lees sobre muchos líderes tecnológicos de Silicon Valley que ya están intentando decirle a sus hijos de doce y trece años que no utilicen el móvil, que tienen que hacer meditación. Lógico. Es una reacción casi normal a una acción abusiva de utilización de la tecnología. Pero bueno, esto es así. 

De todas formas, en esto soy muy positivo. La tecnología trae más cosas buenas que malas. Como sociedad tenemos la obligación de entender de tecnología para aplicarla en sentido positivo. Es una de las razones por las que monto este congreso con Ametic y con el Ayuntamiento. Por que no pensamos tranquilamente en un mundo en el que mañana la inteligencia artificial te resuelve los problemas, los robots te van a limpiar la casa, el coche te va a llevar de Córdoba a Madrid y vas a poder ir mandando emails o consultando tu móvil. Todo eso es un cambio que viene y que viene cada vez más deprisa. Llegará el momento de que ¡ostras! está aquí. Ya hay una ciudad en la que los coches pueden ir solos. No será que en España posiblemente será Dubai o será en alguna ciudad estonia. Cuando eso pasa te cambia la dinámica de la ciudad totalmente. Las reglas de circulación, los sistemas de parkings, todo cambia. Bueno, ¿eso es malo o bueno? Pues al principio todo el mundo dirá que no me cambien lo que tengo. Perdona. El mundo va a cambiar, el mundo va deprisa. La solución es pensar, pensar como yo puedo sacar ventaja de esto, llevarlo en positivo y hacerlo dentro de unos criterios éticos en los que no nos jodamos el futuro. Ese es el riesgo. Dejar que las máquinas dominen, dejar que las cosas ocurran sin que nosotros, como seres humanos, le pongamos también los carriles al futuro. 

P. Es un poco pensamiento Blade Runner

R. Las películas de Hollywood te permiten vislumbrar un futuro en el que la gente se ríe. La última serie que he visto que más me ha permitido pensar es una en la que se ríe. Yo no me reía tanto. Hay una que se llama Upload. Creo que merece la pena ver el primer capítulo. Te están proyectando al mundo de la inteligencia artificial y del metaverso, y piensas, esto no va a existir. Bueno, ¿y si existiera? ¿Qué tengo que hacer yo para que en este mundo estas tecnologías nos puedan realmente ayudar a tener un mundo mejor? ¿Qué es un mundo mejor? Uno que nos dé más oportunidades a todos, que nos haga más justos, más igualitarios, que permita que la sociedad crezca y no se vayan fagocitando, como puede ocurrir en muchos casos. Internet ha traído muchas cosas malas.

P. En los primeros años de internet era como andar por el salvaje Oeste. No había leyes. Entiendo que este futuro también tiene que ir en cierta parte por algo de regulación. 

R. Sin duda, sin duda. Pero hay una cosa muy importante que también vamos a tratar aquí en el Congreso. A ver, como diría esto para ser políticamente correcto. La regulación del futuro no la pueden hacer los reguladores actuales. Es tan sencillo como eso. Es decir, la regulación del futuro tiene que ser una consecuencia de trabajo serio hecho entre los que entienden las tecnologías actuales y los que entienden la regulación del presente, que es una revolución que en el fondo marca los valores y principios que tenemos como sociedad. Combinar el conocimiento tecnológico con los valores y principios que hoy estamos regulando es fundamental. No sé si me he explicado. Y eso sólo lo puedes hacer cuando mezclas y es una de las razones por la que creo que este congreso tiene sentido, porque tenemos a políticos, reguladores, tenemos a pensadores y empresas. 

P. También viene Microsoft, por ejemplo,. Muchas de estas empresas son supranacionales. Por tanto, una regulación nacional de un Estado o de una región del planeta en concreto le afecta a su línea de negocio, pero no va a cambiar, digamos, determinada tendencia. 

R. Soy de los que piensa que va a haber tres áreas políticas con regulaciones, digamos parecidas, que son China y su entorno asiático, Europa con su área de influencia y Estados Unidos. Si me preguntas, ¿Europa es necesaria? Te diría que es absolutamente necesaria y más en un mundo tan global y tecnológico como éste en el que, como tú has dicho, hay compañías supranacionales. Es mucho más eficiente regular a un Microsoft o a un Google a nivel europeo que a nivel español. ¿Por qué? ¿Si en España no hubiera Google, no hubiera Microsoft, no hubiera Facebook, o Apple, que son compañías un poco denostadas, tendríamos una sociedad mejor o peor? No te doy la respuesta. La dejo en abierto. 

El metaverso será el siguiente mercado en el que la publicidad va a jugar un papel fundamental

P. Tampoco la tengo yo. De hecho, no me lo puedo imaginar ni llegar a plantear. No sé si habría buscadores locales y habría otro tipo de servicios locales.

R. Yo sí tengo la respuesta. Te preguntaba la tuya. El mundo sería peor, sin duda. 

P. También está el caso de China. Allí no solo limitan internet sino que imitan otras tecnologías. 

R. Te hablo de España. 

P. Aquí no tenemos desarrolladores a esos niveles.

R. Es que estamos hablando cosas de temas distintos. Te hablo de España, y de España dentro de Europa. En Europa somos 450 millones de personas y en España somos 47. En España destinamos el 1,5 por ciento a I+D. China son 1.700 millones de personas con un PIB que es seis veces superior al nuestro y dedican el 5 por ciento al I+D+i. China en sí mismo es un país tecnológico. China no tiene empresas. Las empresas son parte del gobierno chino. En Estados Unidos, las empresas son embajadoras del gobierno americano. Es distinto. Son modelos de gobernanza distintos. Me gusta más el occidental. Prefiero que el ser humano tenga libertad y la libertad es fundamental. Pero vamos hacia un mundo en el que vamos a tener que decidir cuánto de lo nuestro cedemos a los gobiernos y a las compañías tecnológicas. Hoy por hoy, tú y yo estamos cediendo una cantidad de datos a Google, Microsoft, Apple y Facebook que jamás se la cederías al Gobierno. 

P. Esa era mi siguiente pregunta.

R. Yo hago esta pregunta a mis alumnos y todos me dicen que no le darían los datos que le dan a Google al Gobierno. 

P. ¿Y por qué si el estado somos todos y el Gobierno se puede elegir?

R. La respuesta es bastante evidente. Cuando tu cedes datos hay un acuerdo de confianza. La privacidad es posiblemente de los Derechos Fundamentales el más individual. Es decir, tú decides dónde está tu nivel de privacidad. Suponiendo que el mundo estuviese educado sobre la consecuencia de ceder los datos, que no lo está, hoy tu y yo y mucha gente dice, lo que yo recibo de Google a cambio de lo que le doy es mucho. Para que a un Estado o gobierno le cedas tus datos personales, tienes que recibir de ese estado es mucho. Y de esto vamos a tratar en el congreso. Voy a entrevistar a la chief datta office de Estonia. Es un tema apasionante. Los ciudadanos estonios están cediendo los datos al Gobierno para que el Gobierno lo ceda a empresas para que las empresas le presten servicios. El nivel de confianza que tiene el ciudadano estonio con el Gobierno para dar esos datos es tremendo. La pregunta que le voy a hacer, es: ¿Cómo coño habéis conseguido educar a vuestros ciudadanos para que os den estos datos? Eso se llama transparencia y confianza. Uno de los retos que tienen hoy los gobiernos para estar igual de condiciones con una gran empresa tecnológica es tan sencillo como decir que yo como estado voy a ser transparente, voy a ser eficiente y voy a ser rápido. Si yo fuera presidente del Gobierno estaría pensando en cómo conseguir que todo el aparato burocrático esté al servicio del ciudadano para ser rápido, ser transparente y para ser eficiente. Eso es mucho decir, pero como he estado en una compañía como Google que intenta esto aunque parezca mentira, ser transparente, eficiente y rápida. Con un estado se podría también. A mí me gustaría que la declaración de la renta me la hiciera el Estado. Yo no tengo nada que ocultar. Y que mis datos económicos, de transacciones económicas, se subieran automáticamente a la nube y que el Estado me hiciera la declaración de la renta como si me la hiciese un asesor fiscal. Es decir, buscando no que yo pague más, sino que pague lo justo que tengo que pagar. Ese para mí será el punto en el que la confianza que tenga con el estado sea máxima. 

P. Te lo planteo al contrario. El Estado también tendría que explicar a dónde va a parar todo lo que tú acabas pagando. 

R. Esa es la parte de la transparencia. Un Estado tiene que decir la información que tiene que tiene de ti, a donde va tu dinero y en qué se invierten los impuestos. Eso es transparencia. Se puede llegar. La tecnología hoy lo permite. Otra cosa es que interese.

Hacerse psicólogo experto en nuevas tecnologías es un trabajo que tiene garantizado el futuro

P. Si Estonia no ha logrado… 

R. Todavía les queda, eh. 

P. Ahora además tienen el problema de la inflación y la guerra de Rusia con Ucrania.

R. Sí, y que nos sacan 20 cuerpos porque es un país de 1,3 millones de habitantes y empezaron de cero en los años noventa cuando se separaron de la Unión Soviética. 

P. Tienen a los mejores desarrolladores informáticos de Europa. ¿Pero son propios o son fichados?

R. Tienen de todo. Tienen nómadas digitales y propios. O sea, han cogido esta ruta como como vía de desarrollo, igual que es que los coreanos pasaron de la industria textil a la tecnológica y de componentes.

P. Córdoba tiene 800.000 habitantes. Casi tantos como Estonia.

R. Imagínate. Pero estos son temas que no preocupan todavía mucho. Se ven lejos y hay que preguntarse, España es un país en el que hay tres millones y medio de empleos públicos, un millón fijos, un millón más de empleos asociados. Faltan médicos. Lo estamos viendo. La pregunta es ¿qué sobra? No te lo voy a contestar.

P. Qué difícil es todo, qué complicado es el mundo y qué difícil de entender es la actualidad. Estamos en un momento de la humanidad en el que no somos conscientes de lo rápido que nos está cambiando la vida. Y creo que eso sí que nos hace pisar terreno resbaladizo.

R. Y va a seguir siendo así. Es decir, si pensamos que esto va a cambiar a más entendible, no. El mundo va a seguir siendo cada vez más complejo, cada vez más ambiguo, más volátil y cada vez más difícil de interpretar. Te lo digo por experiencia cada vez que me neto en algo más me agobio y más me cuesta. Tenemos que empezar a través de la educación a enseñar a esta sociedad a vivir con ese estrés, con esa volatilidad, con esa complejidad. Hay que seguir moviéndose. Siempre digo que en este mundo hay que aprender a vivir incómodamente estresado, incómodamente emocionado, porque ya no hay otra solución. O sea que lo siento. Es lo que nos toca.

P. No vamos a poder irnos a una ermita de Córdoba a desconectar del mundo…

R. Sí, claro, te puedes ir, pero si quieres ser parte de esta sociedad productiva y generadora de valor, vas a tener que entender la sociedad en la que estás. Oye, está muy bien pensar en cómo repartimos la riqueza, pero primero hay que pensar en cómo generarla, sino no tiene sentido. El capitalismo y el marxismo han sido modelos de gobernanza que han intentado dar respuestas desde ángulos distintos a las tres revoluciones industriales anteriores. Estamos en la cuarta, que es la digital, mucho más dramática en cambio que las tres anteriores. Necesitamos un modelo de gobernanza nuevo que nos permita a todos seguir generando riqueza y aprovechar todo lo que hemos aprendido para que el ser humano tenga más oportunidades y esto se haga de una manera mucho más igualitaria. Yo en la empresa que presido, que es una empresa de educación cada vez más grande, mi obsesión es enseñar a la gente a que se abra el camino y que nadie quede atrás, que es muy difícil. Pero para que nadie se quede atrás la educación en este país tiene que cambiar. Y ahora no está en el nivel que nos merecemos.

La tecnología trae más cosas buenas que malas

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