Ignacio Escolar: “Es imposible contar España sin la prensa local”
Madrid, Glorieta de Bilbao. Es jueves y apenas quedan 24 horas para el ‘botonazo’ con el que elDiario.es, elDiario.es/andalucia y Cordópolis anuncian su alianza. El Café Comercial tiene una sala en la primera planta para conciertos. Ahora está vacía y allí quedamos con Ignacio Escolar, director y fundador de elDiario.es, para una entrevista larga y extensa, para leer sin prisa.
Ignacio Escolar no necesita presentación. Director y fundador de elDiario.es, llega puntual a una cita que corona una alianza y en la que se hablará mucho sobre periodismo, a pesar de todo. Pero no solo.
PREGUNTA. Nos conocimos en Córdoba, durante el jurado que decidía uno de los premios internacionales de periodismo Julio Anguita Parrado. Público acababa de anunciar su cierre y recuerdo que te pregunté que qué ibas a hacer, y me respondiste: “Quieto no me voy a quedar”. Y mira la que has liado en estos años.
RESPUESTA. Claro que me acuerdo. Hace la torta de años. Sí, sí. Yo llevaba con la idea de elDiario.es en la cabeza mucho tiempo. Desde antes de Público. El dominio lo registré en la época en la que trabajaba en Informativos Telecinco, cuando hacía la sección de internet. Fue un día en el que cambiaron las normas del sistema de registros públicos de España. Porque hasta entonces, el punto es no te permitía registrar genéricos. Solo podías registrar marcas y, por ejemplo, no podías hacerlo con ElDiario. Pero hubo un día en que cambiaron esas normas y esa noche, con la ayuda de mi proveedor de hosting, que era Cedemon, pude registrar elDiario.es. Y lo tenía registrado desde entonces. Creo que fue en 2004 o en 2005. Siempre fantaseé con la idea de montar mi propio periódico en algún momento. Cuando me despiden como director de Público, en el año 2009, empecé a hacer un primer monstruo del proyecto y primeros planes. Llegué a constituir una empresa que luego cancelé, porque vi que no era el momento, y cuando Público cierra definitivamente en papel es cuando digo, mira, ya. Tuve otras ofertas para irme a trabajar a otros medios, pero tenía claro que en ninguno de ellos iba a tener la independencia y autonomía que he tenido siendo el dueño de la redacción con el resto de mis compañeros.
Cuando tu medio está en pérdidas pavorosas, manda el anunciante, o el alcalde, que es el anunciante también
P. Al principio erais 15, creo.
R. 12. Empezamos siendo 12 contando hasta el becario. O sea, 12 personas en la oficina entre periodistas y administración.
P. ¿Y ahora?
R. Ahora vamos a ser entre elDiario.es oficinas centrales, más las ediciones asociadas, más Argentina, unas 190 personas. Trabajadores a tiempo completo, no hablo de colaboradores o personas que escriban puntualmente. Esos son muchos más.
P. En ese 2004 que se abrió el dominio punto es no se te pasó por la cabeza dirigir a 190 personas.
R. No, no. El tamaño que ha tomado elDiario me ha sorprendido. Yo no pensaba que iba a ser tan grande. Mi teoría en 2005 e incluso en 2012 es que habría sitio para medios pequeños y especializados. Yo quería construir un medio especializado en política. Me inspiraba mucho en politico.com. Pero creía que el modelo del medio generalista, que usamos ahora salvo que no tenemos deportes, estaba agotado y luego me he dado cuenta de que no es verdad. Por eso pensaba que nunca tendríamos el tamaño de redacción que tendría Público. Ya somos más trabajadores de los que había en Público cuando era un periódico en papel. Pensaba que ese modelo industrial no iba a tener el hueco que tiene. Mi teoría entonces equivocada era que el modelo de prensa iba a ser de periódicos muy especializados y que cada lector construiría su medio generalista con varios retales: la política, aquí la economía, la tecnología en un bloque, la información local en un medio hiperlocal de mi ciudad… Pero la realidad es que no está siendo así y que sigue habiendo marcas generalistas, y que tiene un valor esa marca.
El tamaño que ha tomado elDiario me ha sorprendido
P. 2012 fue un año clave. El sector de la prensa venía de dos crisis: por un lado la económica y por otro la de modelo.
R. Sí. Estaban las dos a la vez, estábamos en el peor momento posible. Vamos, en aquel momento, tú lo sabes, los sueldos de nuestro oficio se hundieron a la mitad, el porcentaje de compañeros en paro se quintuplicó, las condiciones de los colaboradores se hundieron todavía más, y hubo un montón de gente que abandonó para siempre el oficio porque no se lo podía permitir. El sector estaba hundido. Y además había otro problema, uno económico doble, coyuntural y estructural. Uno provocado por el cambio de internet y otro por la crisis económica. Al final se transformó en una crisis editorial. Porque cuando tu medio está en pérdidas pavorosas, manda el anunciante, o el alcalde, que es el anunciante también. Eso hizo que la crisis se agravará todavía más porque se convirtió en una crisis de credibilidad.
P. Según el CIS la credibilidad de los periodistas está quizás un poco por encima de la de los políticos, pero ahí hundida.
R. Gran parte de la sociedad nos considera como los palanganeros de los políticos y no le falta parte de razón. ¿Sabes cuál es el problema? En todos los periódicos hay periodistas que intentan hacerlo muy bien. Pero me refiero a los modelos industriales de periódicos. Conviven las cosas que son parecidas pero no son las mismas: uno, periódicos ruinosos que pierden dinero de manera sistemática, no puntualmente, y que siguen abiertos no por el negocio editorial, sino porque el negocio está basado en las relaciones públicas y la propaganda, con periódicos cuyo modelo económico es vivir del periodismo, no vivir del favor político que consigues gracias a que fabricas opinión pública, no tornillos. Si fabricásemos tornillos, todas las empresas que fuesen deficitarias habían cerrado. Pero como fabricamos la opinión pública hay decenas de periódicos nacionales, locales, autonómicos que siguen abiertos porque el negocio es otro. Y eso es muy importante, porque al final el lector que se cree que está pagando por el periódico, bien con su dinero, bien con su atención, en realidad no es un cliente, es la mercancía. ¿Cuántos constructores tienen periódicos en España? Empresarios que tienen otros negocios muy diferentes, que saben que la opinión pública es muy importante y que cambian esa opinión pública que es la deficitaria en su negocio de medios por algo muy rentable que puede ser una recalificación, una concesión, una agenda de contactos, una capacidad de acceso al poder que si no, no tendría. Si los lectores empezaran a discriminar la diferencia entre un modelo y el otro, creo que la opinión pública sobre los periodistas sería muy distinta.
P. No sé qué parte de culpa también tenemos nosotros ahí, con lo de perro no come perro. En ocasiones vamos con el freno de mano echado a la hora de hablar de nuestro sector.
R. Eso es cierto. En elDiario.es hemos intentado no cumplir con esa máxima. Ya lo hicimos en Público. Allí teníamos una sección de medios y un análisis diario que tenía bastante predicamento y que nos hizo muy impopulares. Al final te conviertes en el Pepito Grillo dando lecciones de moral a los demás. Y eso te genera problemas con tus propios compañeros y desde luego te genera enemigos. Pero sí que es verdad que a veces hay que contarlo y hay que explicar lo que está pasando.
P. Es democráticamente sano, incluso.
R. Sí que lo es. Pero tienes también el problema de que el lector lo pueda percibir como un ajuste de cuentas con tu competencia. Ya está una eléctrica hablando mal de la eléctrica de enfrente, ¿qué credibilidad tiene? Y que un periódico hable mal del de enfrente a veces tiene ese problema, que lo convierte en un pim pam pum donde se oculta algo. Y lo estás vendiendo como información independiente cuando tú eres parte interesada. Y tiene ese problema, es que si cuentas esto parece que lo haces porque es tu competidor.
¿Cuántos constructores tienen periódicos en España?
P. Es cierto. Pero en elDiario.es se habla bien de lo que escriben compañeros de otros medios. Acabo de suscribirme a la newsletter de Juanlu Sánchez y hoy mismo menciona varios temas de otros periódicos. Y creo que eso es muy sano.
R. Sí, es estupenda. Decía antes que el problema es de las empresas y no de los periodistas. No es que los periodistas seamos santos varones angelicales que todo lo hacemos bien. Pero sí que creo que en todas las redacciones, incluso en las más abyectas, hay periodistas estupendos. Mucha gente me pregunta, ¿por qué has fichado a zutanito o fulanita que ha trabajado no sé dónde? Bueno, él escribía su información, no la portada. Y si lees su información es buena. Escribía Enric González en un libro hablando de los años setenta, que una frase mítica en las redacciones era hacer de cada mesa un Vietnam, de resistirse desde la propia redacción a las presiones. Contar otras noticias de otros medios que están haciendo cosas interesantes me parece muy bueno. Al lector también le interesa que le cuentes este tema que ha dado menganito: míratelo que está muy bien.
P. Sobre esas presiones, en Madrid tenéis al Ibex 35, a los grandes poderes del Estado, pero en la prensa local esos vietnams son mucho más duros.
R. Mucho, mucho. Yo sé que es todavía más difícil que en Madrid. Madrid está más diversificado. Tienes poderes económicos que intentan influir en ti y desde luego que esto en tu cuenta de resultados depende de cómo estés. Nosotros ahora mismo tenemos una situación muy privilegiada porque estamos más o menos 50 por ciento 50 por ciento de los lectores frente a todo lo demás. Todo lo demás es todo lo demás. Desde los anuncios de Google hasta los grandes anunciantes. Todo. Y eso hace que la capacidad de presión sea mínima porque ningún anunciante individual maneja más de, tendría que hacer la cuenta, ¿el 5 o el 6% de los ingresos o así? Incluso menos. Es decir, que tiene muy poca capacidad de presión respecto a la que tienen los lectores, que son el 50. Pero si te vas a un periódico local y yo he trabajado en la prensa local también, lo que sabes allí es que la publicidad está en tres manos: la Diputación, el Ayuntamiento y la Comunidad. Y que esas tres manos tienen mucha tentación y mucha capacidad de presión.
P. Pero es que la publicidad institucional es dinero de todos los ciudadanos, no del político de turno.
R. Es terrible, eso en España está mal gestionado desde hace mucho tiempo. Porque al final hay quien se cree que el dinero es suyo y no de los ciudadanos. Y fíjate, yo sí que veo razonable que las instituciones se anuncien. El ejemplo más claro es las campañas de Ponte el cinturón de la DGT. Pues eso es muy necesario. Son campañas que salvan vidas. ¿Es necesario que se anuncie también Loterías? Pues por supuesto, porque es una manera de recaudar del Estado, que está muy bien y que está muy ligada a la publicidad. Pero hay otras campañas… estaba recordando la que hizo Luis de Guindos hace unos cuantos años sobre que se había evitado el rescate español. ¿Qué le anuncias al ciudadano? ¿Exactamente qué servicio le estás dando al ciudadano? No tiene ningún sentido. Que las administraciones anuncien que hay en marcha un nuevo servicio, que se ha abierto una nueva carretera, una campaña de prevención de la violencia machista, tiene todo el sentido del mundo, y tiene que repartirse por criterios objetivos, y no porque me llevo bien con este o me llevo mal con este.
En todas las redacciones, incluso en las más abyectas, hay periodistas estupendos
P. En 2012, elDiario.es fue de los primeros medios en intentar cambiar el modelo de negocio a nivel estatal, y romper el paso que se venía haciendo, que era de una manera bastante basura de regalar el contenido que elaboraban los periodistas y por el que antes los lectores sí que pagaban. Ahora parece que todo el mundo se ha subido a ese carro.
R. En aquella época parecíamos conductores suicidas que íbamos en dirección contraria y que todos los demás iban en la correcta. Creo que todo el mundo se ha dado cuenta de que la dirección buena era la nuestra. Han pasado muchas cosas en este camino. Primero, que los grandes periódicos han perdido el sueño de la televisión en abierto. Ellos cuando piensan en internet en un primer momento hacen la cuenta y dicen, bueno como no me cuesta publicar cada ejemplar mi modelo de negocio va a ser como la tele, basarse en audiencias masivas y millonarias que me darán la facturación de la tele. Y eso no ha sido así. Han llegado a audiencias millonarias, pero se han encontrado con que esto es muy poco rentable. Y además hay otro añadido que es el modelo publicitario en sí, ya incluso el papel, incluso en la tele dentro de unos años se ha quedado viejo, viejo en comparación con lo que están haciendo las plataformas, que son las que se han quedado con el negocio. Antes el negocio era pescar con dinamita. Lanzabas un anuncio a todo el que te leía y sabías que de un millón de lectores había 50 que estaban interesados en lo que le contabas. Como no sabías qué 50 eran, pues impactabas a todo el mundo. Pero con los sistemas de datos, de big data, que usan los Google, los Facebook, los Amazon, ellos saben exactamente a qué tipo impactar. Conocen tanto de nosotros por los sistemas de navegación que saben cuándo te has quedado embarazada, saben cuándo estás pensando comprarte una casa, saben cuándo estás pensando en contratar tus vacaciones, y eso hace que te ponga los anuncios que tú buscas. Esa publicidad es mucho más rentable. Contra eso me temo que no podemos competir los medios de comunicación. Podemos competir en otros factores: la capacidad de generar credibilidad en algunas marcas. Como el periódico es un medio creíble para una audiencia, si tú te pegas a esa credibilidad que emana el medio transmites algo que no te transmite otro anuncio. De credibilidad, a tu marca. Y también podemos ofrecer algo de valor en los eventos. Pero la publicidad de consumo puro y duro creo que cada vez va a ir a peor. Inevitablemente tenemos que volver al modelo clásico y más razonable, que es ¿quién consume los medios? Los lectores. Pues vamos con los lectores. Incluso es una garantía para los lectores, porque cuanto más pesen dentro de la tarta de ingresos de un medio los lectores, más libre será ese medio. Cuanto más importante sea el peso que tienen los lectores mejor servicio prestaremos los medios.
P. Este miércoles participé en una mesa sobre el periodismo local en los tiempos de pandemia organizado por la Asociación Española de Comunicación Científica. Un ponente, Michele Catanzaro, de El Periódico de Catalunya, recordaba cómo en Alemania cuando te mudas de ciudad lo primero que haces es suscribirte al periódico local.
R. Es una oportunidad perdida que tiene que ver con muchos factores. Hay un dato ahora, ahora habrá cambiado, pero hace diez años era así. Ahora habrá cambiado porque será menor. El dato terrible de la evolución de la prensa es que entre el año 36 y el año 2000 en España se vendían exactamente el mismo número de ejemplares. En tiempos de la República se vendían los mismos ejemplares que en el siglo XXI, en la democracia, con una España bastante más poblada. Aproximadamente en la República se vendían tres millones de ejemplares al día y en el siglo XXI en los años buenos sería más o menos eso, contando todo, locales, deportivos, generalistas… Ahora la cifra es mucho menor. ¿Cómo en 70 años no ha crecido la prensa? Pues hay una razón histórica que es que en las décadas en las que en el resto de Europa la prensa se desarrolla, aquí teníamos una dictadura. Y nadie paga por leer la noticia censurada o muy poca gente lo hace. Y eso hizo que el crecimiento que tuvo la prensa en Europa en los cincuenta, sesenta, setenta, que son los años dorados de la prensa en todo el mundo, aquí no se tuvo nunca. Es un eje norte sur clarísimo, incluso dentro de España. Ves el índice de lectores de prensa por cada 100.000 habitantes cómo es en España a cómo es en el resto de Europa y dan ganas de llorar. No te das cuenta de que aquí estamos realmente atrasados. Hay otro factor añadido que es que en España la prensa es tremendamente masculina. Es un indicador muy anómalo, en todos los indicadores culturales la mujer está por delante del hombre: va más al cine, lee más libros, lee más revistas. En todo, el interés de la mujer por la cultura, como se entiende a la prensa, es muy superior salvo en compra de periódicos. Y creo que esto tiene que ver con anomalías históricas. La primera es la dictadura. Pero la segunda es la Transición, que provoca que una generación muy joven de periodistas llegue al poder de la prensa en los años setenta y se mantengan en ese poder durante cuarenta años.
Ahora mismo, el peso de los lectores en elDiario frente a todo lo demás es del 50%
P. Aún siguen muchos de ellos.
R. Muchos de ellos, sí, no todos, pero muchos siguen. Algunos, ya por fin, empiezan a jubilarse. Y eso bloquea la transición generacional. Se congela en una determinada época un tipo de prensa muy masculina, entonces todos eran hombres, y que durante años siguen siendo esos hombres los que deciden. Cuando empiezan a pensar cómo llegar a las mujeres, se preguntan, ¿a estos entes extraños qué les interesa? Pues vamos a darles un suplemento de corazón. Pues claro, así es difícil llegar a más mujeres. Curiosamente, cuando hacíamos encuestas en Público para ver cómo llegar a las mujeres nos contestaban que les interesa la información científica. De alguna manera creo que hemos consolidado un modelo de prensa masculino que explica también el fracaso de la prensa en número de lectores en España.
P. No sé si otro factor puede fue tener que ver un poco, aunque creo que también ocurre en Europa, con la politización extrema de determinados medios.
R. Sí, eso yo creo que ha ocurrido en todo el mundo. No es un fenómeno típicamente español. Pero es verdad que ese modelo de prensa que se queda en hormigón armado nace en un momento político muy concreto, que es la Transición, con sus cosas buenas y con sus partes malas, pues otra de las cosas que se queda grabado en hormigón en el modelo de la prensa es el tabú real, por ejemplo. Y viene de lo mismo, que hasta lo puedes entender. Viene del pacto de la Transición, donde en un empate entre la correlación de fuerzas entre quien quería cambiar el régimen y quien quería mantenerlo, pues acaban en una Transición donde el rey se convierte en la figura que garantiza los intereses de las dos partes, de alguna manera. También de la parte que estaba en el búnker, no solamente de los que querían la democracia. Y en ese pacto se genera un modelo de prensa muy político, muy, muy político, con sus pros y sus contras también. Una parte que tú dices es la politización y otra es aquellos temas en los que no se entra. El ejemplo más claro es la Corona, pero no el único.
P. El gran elefante blanco.
R. Es así, es así. Creo que queda muy evidencia en esa famosa entrevista, que conocimos años después de Suárez, donde confesaba que no se hizo en ningún momento una consulta monarquía o república porque la monarquía perdía. Entonces, pues mejor no preguntar.
En España la prensa es tremendamente masculina. Es un indicador muy anómalo
P. Volviendo al tema de los datos y los datos que manejan los anunciantes sobre todos nosotros. El New York Times está empezando a cerrar la entrada de las plataformas a su web para ser ellos los que controlen los datos de sus lectores. No sé si el camino puede ir por ahí.
R. Ellos también han apostado por un modelo donde siendo suscriptor ves publicidad. Es un modelo distinto al de elDiario. Si eres socio y pagas la tarifa estándar no ves publicidad. Si eres un socio con una cuota bonificada porque no puedes pagar sí te ponemos publicidad, pero solo en esos casos. Y vamos a intentar desarrollar más adelante que esos socios con cuota bonificada vean todavía menos publicidad que los que no pagan nada. Pero sí, sí ,es algo a tener en cuenta. Al final es muy difícil para medios como Cordópolis o como elDiario imponernos en un mercado publicitario como el de la prensa. El New York Times debe ser el único periódico del mundo que lo puede intentar. No sé si lo va a conseguir, en ese pulso con con Google, Amazon, o las grandes plataformas. Pero si alguien puede ganarlo es un periódico como el New York Times, que tiene ahora mismo más de seis millones de suscriptores. Ya nos gustaría (risas).
P. Creo que tienen más lectores de pago en internet de los que nunca tuvieron en papel.
R. Sí, el New York Times ya tiene más ingresos con esos lectores que con la publicidad. Y eso es muy importante, porque es que el modelo anterior es el complejo: consigo mis ingresos, vendiéndole tu atención a un tercero y como tú me lees vas a ver cosas que no quieres leer, cosas que sí quieres leer, y las que no quieres leer las tomas. Pero el modelo económico simples es tú me lees, yo te cobro, y ayudas a mantener esto que tú lees. Nosotros lo hemos evolucionado porque lo que no queremos es que por esa transacción económica generemos un problema a la gente que no puede leer y que tiene derecho. Entonces hemos ido a un modelo también muy simple, pero que es tú me pagas solo si puedes pagar y si no no pagas, pero sí puedes pagar, tienes que pagar.
P. elDiario.es entiende el periodismo como un servicio público.
R. Es que lo es.
Hacer una alianza con Cordópolis está en nuestra manera de entender el oficio
P. Desde luego, pero claro, también se tiene que pagar por él.
R. Es un servicio público aunque se preste en una empresa privada, por una razón. Porque si los periódicos o la prensa aparecen en las constituciones democráticas del planeta Tierra, en todas, el derecho de información y la libertad de expresión, es porque generamos algo más que un servicio entretenimiento. Somos una pieza clave en algo clave las democracias, que es que exista un debate público, que exista una fiscalización desde la opinión pública sobre los poderes. Somos uno más en el sistema de contrapesos de un sistema democrático, uno más, que un sistema democrático no consiste solamente en elegir a un cargo cada cuatro años. Hay muchos más contrapesos, un sistema judicial independiente y, por supuesto, la prensa. En ese mecanismo de contrapesos, nosotros no podemos dejar fuera a la gente que no pueda pagar, porque al final el derecho es el derecho de información, no el derecho de información sobre si puedes pagar o no. De la misma manera que el derecho a la sanidad no puede estar restringido a quien pueda pagarlo. O el derecho a la educación. Y por esa razón creo que la buena noticia de los modelos de pago en la prensa es que los periódicos van a ser mejores. La mala noticia es que pueden dejar a muchísima gente fuera, porque es verdad que es barato, mucho más barato que el periódico en papel, pero para mucha gente es un dinero que no tiene. Es que siete, ocho euros al mes sencillamente no se lo pueden permitir con el salario que cobra muchísima gente, porque es algo que se quita de otras cosas que necesitan más. Y por eso nosotros hemos optado por este sistema en el que quien no puede pagar, pues que no pague. Es tan sencillo como decir yo no puedo, no puedo porque es que estoy estudiando, no puedo porque estoy en el paro, no puedo porque estoy en un ERE, porque mis ingresos son bajos, tengo un sueldo que no es el mínimo, pero tengo muchas personas que dependen de mí. Por lo que sea. Tú decides si puedes o no puedes parar. Creo que es la vía buena. Nos ha funcionado porque creo que la gente es honesta en general. Seguro que hay algún caradura que dice no puedo pagar, estoy en el paro, y gana más que la inmensa mayoría de nuestros periodistas. Pero la gran mayoría de la gente es honesta. Creo que nadie deja de pagar el café en el bar porque no le mire el camarero, sino porque lo consideran justo. Muchísima gente en nuestro caso lo ha visto igual. Lo justo es que, si yo leo un periódico todos los días, pues que la gente que lo hace pueda vivir de su trabajo.
P. La sociedad también ha cambiado. Antes nos descargábamos películas piratas y ahora nos suscribimos.
R. Porque no había oferta legal.
P. Cuando existe, tiene calidad y un precio razonable, la gente se vuelca en las plataformas de contenidos.
R. Sí. Eso era muy evidente. Cuando me dedicaba a la música siempre decía esas cosas. El problema de la piratería era de oferta. No había oferta legal. Tú ibas con el dinero por internet diciendo que querías ver películas y te pretendían cobrar lo mismo que te cobraban cuando te mandaban un DVD a casa. Yo quiero pagar, pero no puede ser el mismo precio porque a ti no te cuesta lo mismo. A ti te cuesta muchísimo más barato, con lo cual ya dame un precio más barato El momento en el que existe una oferta legal de calidad nadie se ha planteado no pagar. Creo que todo el mundo asume que hay que pagar porque si no esas cosas no existirían. El caso de la prensa es muy concreto. Si no tuviésemos más de 60.000 personas que pagan por elDiario.es pues no habría elDiario.es. Habría otro periódico más que tú no sabrías quién paga y que problamente pagaría contra tus intereses. Y donde tú serías, insisto, la mercancía, no el cliente. Serías la mercancía con la cual el periódico ganaría dinero por otro lado. La gente empieza a entender que es caro hacer un periódico y que no es sencillo. Al final hay gente que planteaba, bueno pues hagamos proyectos de voluntarios, de ciudadanos, vamos a creer en la gente y hacemos como con la Wikipedia, que es un momento estupendo, que hacen voluntarios. Pero es que yo no quiero vivir en un sitio donde los policías sean voluntarios, los maestros sean voluntarios, haya patrullas ciudadanas para proteger el barrio de voluntarios, ni tampoco que los periodistas sean voluntarios. Esto tiene que ser una profesión, no un hobby. Si es un hobby no funcionará igual de bien.
P. Madrid se está convirtiendo en una comunidad autónoma de voluntarios.
R. Es el discurso clásico de la derecha, que no cree en el servicio público, y además considera que el sueldo público es un gasto, no una inversión. Si te lo gastas en ladrillo, en el hospital Zendal, es una inversión, eso sí, pero si te lo gastas en médicos, no. ¿Qué hacen falta, médicos o ladrillos? La vacuna no te la pone un hospital, te la pone un sanitario. Y para eso te hace falta un sueldo público, gasto público. Eso de los voluntarios me parece un discurso que debería estar en absoluta decadencia con todo lo que nos ha pasado con este apocalipsis de pandemia. Esta idea de yo mismo, por mi mecanismo, me puedo salvar la vida se ha demostrado completamente falsa. No puedes, por mucho dinero que tengas, no te salvas de una pandemia solo. Necesitas un estado fuerte. Te podrás poner tú la vacuna, pero toda la gente que está al lado te transmitirá la enfermedad igual. Queda demostrado en los momentos de crisis, que si el ser humano ha llegado hasta donde ha llegado en términos de bienestar, de ciencia, de artes, de todo, es porque hemos construido estructuras sociales. Y el Estado es eso, una estructura social que supera al individuo. No es un papá, es alguien que te está evitando la muerte.
Este no debería ser un oficio de héroes
P. Entiendo por tanto que la alianza con Cordópolis se enmarca dentro de esa estrategia de elDiario.es de estar cerca de los ciudadanos.
R. Desde luego. Hacer una alianza con Cordópolis, en este caso concreto, está en nuestra manera de entender el oficio. Primero, porque no buscamos un empresario en Valencia o Murcia para que nos monte una edición local, no. Normalmente hablamos con periodistas, los que conocemos desde hace muchos años, como nos conocemos tú y yo, y que comparten nuestra manera de entender el oficio. En el momento en el que montas una redacción digital ya no necesitas una inversión pesada como la que hacía falta en papel. Con lo cual, con el ahorro y el trabajo de un grupo de periodistas, igual que hicimos en elDiario e hicisteis vosotros en Cordópolis, se desarrollan unos proyectos que son muy complementarios. Nuestra manera de entender el oficio es la misma. Quiero ser dueño de mi propio periódico. ¿Para qué? No solo para tener algo de qué comer, que evidentemente es un trabajo, sino sobre todo porque sé que de esa manera garantizo un modelo en el que las decisiones son periodísticas porque están en la redacción, no están por encima de la redacción. Las decisiones no se toman en un despacho de otra empresa. Y eso es algo que nos une mucho: la manera de entender los dos proyectos que prácticamente nacen casi a la vez, y que es parte de una premisa que es la misma. Esto no es una industria pesada, sino ligera, donde lo más valioso para un medio comunicación es ese viejo eslogan del PSUC en unas elecciones catalanas: Mis manos, mi capital.
P. Aparte de que es muy importante para hacer periodismo de calle tener esa calle a mano. Un ejemplo: es imposible cubrir los terremotos de Granada, lo que pasa en la ciudad y la provincia, si no hay periodistas allí.
R. Claro. Es que no puedes pretender contar España desde Madrid. Es un absoluto error. Es imposible contar España sin la prensa local. Parte de los problemas que tiene Madrid y que tiene España tiene que ver con la sobrerrepresentación del debate madrileño sobre todo lo demás. Y desde luego uno de los problemas que tiene la prensa nacional, que se llama así, es que no lo es. No tienen periodistas sobre el terreno. Cuando trabajaba en La Voz de Almería me di cuenta de lo que ya conocía por Burgos. Hasta qué punto existe una absoluta ignorancia en Madrid de lo que pasa fuera de Madrid. Cuando vivía en Almería había gente que me decía, oye, que voy a Sevilla a ver si nos vemos. Pues cuando vayas a Londres avísame, que me pilla más cerca. De Almería a Sevilla son cuatro horas largas de coche, que esto es muy grande.
P. Andalucía es tan grande como Portugal.
R. Ese es el tema. Que la gente se olvida.
P. ¿Estás ya oficialmente desimputado por el caso Cifuentes?
R. Sí, ya por fin. Soy del todo inocente. Después de dos años y medio.
Madrid es una ciudad donde es muy difícil que gobierne la izquierda por muchos motivos
P. Ese es otro déficit democrático, que acaben imputando a periodistas por contar un caso que ha acabado procesando a una presidenta de una comunidad autónoma, que ahora está sentada en un banquillo.
P. Aquello era tan evidente que es un poco lamentable, que haya tardado tanto. Hay cierta explicación de por qué: ha pasado por tres jueces. El primer juez se jubiló y lo dejó todo a medias. La segunda juez se inhibió porque había sido alto cargo de Cifuentes y no podía decidir una acusación de Cifuentes cuando ella había sido amiga. Y la tercera, al final, ha decidido archivarlo todo. Era un disparate. Primero porque toda la jurisprudencia del Supremo dice que un periodista no puede cometer un delito de revelación de secretos. Lo puede cometer un funcionario, pero un periodista no. Nuestra obligación no es que sea per se revelar secretos, pero sí es revelar información veraz y de interés general. Y vamos, en este caso, unas notas falsificadas de una presidenta autonómica, si eso no tiene relevancia pública, que venga alguien y me lo explique. Y la segunda razón por la cual era una barbaridad lo que pasó es que todo el interrogatorio que tuvimos en ese juzgado, como fuimos Ejerique y yo, fue para intentar averiguar nuestra fuente. ¿Usted conoce a menganito y se ha reunido con él? A cada pregunta nosotros siempre decíamos lo mismo: me acojo a mi derecho constitucional de no revelar mis fuentes, porque es básico en un periodista. Nosotros podríamos haber cometido un delito en esa investigación. Sí, si, por ejemplo, imagínate que nosotros robamos un ordenador para encontrar los datos o pinchamos los teléfonos de Cifuentes, como es lo que le ha pasado a la prensa británica en algunos casos que contrataban a detectives privados para pinchar teléfonos. Si hubiésemos hecho algo así, claro que hubiésemos cometido un delito. Lo que hicimos era una investigación periodística clásica de fuentes de investigación sin cometer ninguna ilegalidad. ¿Qué delito podríamos cometer por publicar esos datos? Además, considera que unas notas falsificadas son datos personales… Pues hombre, si fuesen las auténticas todavía, pero las falsificadas (risas). En fin, aquello fue terrible. ¿Pero sabes lo peor ya de ese tema? Lo que más rabia me da es que ha tenido el resultado que ha tenido porque porque teníamos razón, lo primero, pero sobre todo porque no cometimos ningún error y los otros sí lo hicieron. Lo contaba en otro artículo hace poco. Yo estoy convencido de que si las tres profesoras que falsifican el acta, que hay una que lo hace, pero las otras dos consienten en un primer momento, hablan por videollamada con la que falsifica y le dicen cómo es su firma para que la falsifique. Es decir, que consiente. Si en vez de ocurrir así esa falsificación, las tres firmas de verdad, y quedan un poco sindicadas en la falsificación, nunca hubiésemos sabido que esas notas eran falsas. Tengo dudas de si en un proceso penal no hubiésemos acabado con otra situación o incluso una condena. Tuvimos la suerte de que cuando el caso ha sido archivado ya es que no hay nadie, creo que ni el familiar de Cifuentes más cercano, se cree que es como lo contó la presidenta de Madrid.
P. Y cómo lo sigue contando.
R. Pero ya no tanto. Han cambiado muchas cosas. Solamente hay una cosa donde sigue enrocada, que es que ella se reunió con alguien de la universidad. Ya no sabemos si es el tribunal para presentar el trabajo de fin de Máster, pero ya admitió que no fue a clase, que no fue a los exámenes, que se matriculó fuera de plazo, que no conoció a sus profesores, todas las irregularidades que habíamos contado y que entonces negaba. Eso ya lo admitió ante el juez.
P. Ahí está la condena de Mongolia.
R. Es terrible, pero es que ahí estamos teniendo una regresión en toda España. Y que tiene que ver con la captura por parte de los sectores conservadores de la judicatura. A mí es un tema que me obsesiona. ¿Qué ha pasado en España con el Consejo General del Poder Judicial en los últimos años? Es un órgano bastante desconocido que se dedica a nombrar a todos los jueces importantes de España. Tú no llegas al Supremo por oposición. Llegas porque el CGPJ te nombra, y al CGPJ, a su vez, lo nombran las mayorías parlamentarias. Hasta ahí todo normal y democrático. El problema es que en los últimos veinte años las mayorías parlamentarias han sido diez de izquierdas y diez de derechas. Pero en el CGPJ han sido quince de derechas y cinco de izquierdas, por los bloqueos que hace el PP cada vez que pierde las elecciones, que esta es la tercera vez que lo hace. Si manejas los nombramientos el doble de lo que tocaría, pues, evidentemente, consolidas en el Supremo mayorías muy conservadoras. Cuando llegan estos juicios salen con sentencias como la de Mongolia, que me parece, con todo el respeto a la sentencia, que no tiene un pase democrático. Que de verdad se considere que un cartel paródico es un delito condenado con 60.000 euros… Ya nos ha pasado varias veces, que cuando llegue el recurso más arriba, a los tribunales europeos, puede que el Supremo se lleve una nueva reprimenda, como las muchas que ya tienen por estos temas, que no es la primera vez que pasa.
P. Pero no pasará nada.
R. Dará igual porque estas cosas llegan tarde. Afortunadamente, Mongolia ha tenido una ola de apoyo de sus lectores y de gente comprometida que ha puesto dinero para pagar lo que no tenía que pagar. Pero es que tampoco deberían rascarse el bolsillo los lectores por una cosa así. Además ni siquiera es el único caso, es que tenemos un montón de ejemplos de libertades democráticas que estaban más o menos consolidadas. Y es que si te miras los números de Hermano Lobo, y lo comparas con los procesos a tuiteros por hacer chistes, bromas de mal gusto, es que el mal gusto puede ser mal gusto, pero no un delito. Que tengamos este debate sobre los los delitos de opinión me parece nefasto. Esta misma gente que reivindica a Charlie Hebdó y que luego condena cuando se hacen chistes con la Iglesia. Me parece que estamos en una deriva reaccionaria y que está habiendo una involución sobre cómo era la doctrina judicial en el Supremo y en el Constitucional hace 15 ó 20 años y tiene que ver con lo que contaba antes con cómo desde el Partido Popular han capturado primero el CGPJ y después los tribunales más importantes de España.
Desde La Moncloa se ha fomentado que la existencia de Vox es un seguro de vida para la izquierda
P. Y eso provoca que vayamos muchas veces con el freno de mano antes de publicar determinados asuntos.
R. Es que es humano. Es que a mí esto de Cifuentes no es la primera vez que me ocurre. Sí la primera vez que me piden una condena penal, pero no la primera vez que me amenazan con presiones en los tribunales y que te encuentras al albur de a ver qué va a decir el el juez de turno, si le voy a caer simpático o antipático. Y es que aunque los ganes, la incomodidad del juicio. La primera vez que me pasó lo viví muy mal y fue con Ignacio González. En Público sacamos muchas de las primeras investigaciones periodísticas sobre lo que luego después hemos visto de Ignacio González, que está imputado por corrupción, con indicios muy serios y que ha estado en prisión preventiva. En el año 2007-2008 estábamos contando esos hechos. En Público, junto con Alicia Gutiérrez, publicamos el escándalo de Fundescam, que es una de las cosas que está ahora en los tribunales .Y bueno, pues ha pasado un poquito de tiempo. Y en aquel momento Ignacio González nos puso una demanda civil por injurias y calumnias donde nos pedía una barbaridad de dinero. Un dinero que yo no tengo ni tenía. La demanda era contra los que habíamos sido directores del periódico, Jesús Maraña, Félix Monteira y yo, contra Manolo Rico que había hecho muchas más informaciones y que era subdirector. Pues es que esa demanda siguió viva cuando el periódico en papel estaba ya cerrado y tuvimos que pagarnos un abogado y ver cómo lo solucionábamos. Y te quedas un poco desamparado, con esa sensación de quién me mandaría meterme en estos líos. En mi caso, que soy un poco suicida, pues seguí adelante, pero para muchísimos periodistas esto no puede ser jugarte la vida. Estoy exagerando, la vida te la juegas en otros países donde sí que hay problemas de amenazas de muerte y de asesinatos de periodistas, y aquí afortunadamente no. Una demanda de este tipo es más civilizado a que te manden un sicario, desde luego. Pero no deja de ser otra cosa que una presión para que el periodista se lo piense. Ojito, que es que voy a por ti y a por tu patrimonio. Y tendrás un periódico que te ampare pero yo voy a por ti.
P. La mayoría de las llamadas que recibimos los periodistas de gente a la que no le gusta lo que publicamos empieza con un te voy a poner una demanda. Hay que convivir con eso.
R. Sí, e insisto, son problemas del primer mundo. Porque yo, que conozco un poco América Latina, he trabajado allí, lo que pasa en México, en Colombia, en un montón de países con la prensa, eso sí que son problemas serios. Allí te estás jugando que te maten y que no aparezca tu cadáver, como ha ocurrido en muchísimas ocasiones, por publicar un artículo de sucesos. Por ejemplo, trabajé montando una cadena de periódicos en México. Y estuve en Culiacán, en Hermosillo, en Torreón, montando una redacción local en cada una de estas ciudades. En Hermosillo trabajé con la gente de El Imparcial, que es el periódico grande de allí, y el redactor de sucesos con el que estuve lo mataron poco después. Y no apareció el cadáver. Es evidente que era porque informaba del narcotráfico. Tanto es así que ese periódico y algunos otros más han decidido no publicar una sola línea sobre el narco porque saben que no pueden proteger a sus periodistas. Eso es un problema serio. Lo nuestro en el fondo son problemas del primer mundo. Pero aún así es un problema. No es tampoco una situación deseable lo que nos pasa en España.
P. Y muchos de esos periodistas siguen adelante sabiendo que un día los van a matar.
R. Es admirable y se la juegan, porque además el nivel de impunidad: te matan, es gratis y jamás encontrarán tu cadáver. No creo en los héroes. Este no debería ser un oficio de héroes. Ni este ni ninguno. Está muy bien eso de decir, fíjate, es corresponsal de guerra y se la juega. Que no se la juegue nadie, por favor. No debería haber héroes. Debería haber países que funcionen.
Como fabricamos la opinión pública hay decenas de periódicos nacionales, locales, autonómicos que siguen abiertos porque el negocio es otro
P. Volviendo al caso Cifuentes, dimitió pero a pesar de ese escándalo la ha sucedido otra presidenta.
R. Ayuso. Lo de Isabel Díaz Ayuso es muy anómalo. Ni en su propio partido se creen lo que está pasando. Madrid es una ciudad donde es muy difícil que gobierne la izquierda por muchos motivos. El fundamental es que es una sociedad conservadora. Hay una parte de la población que se cree que por tener un Audi a plazos ya es clase alta. No es verdad. Es clase endeudada, no clase alta. Y se ha instaurado un modelo económico social muy conservador. Al margen creo que hay otro motivo que tiene que ver con la paradoja que vive Madrid. Madrid históricamente nunca ha sido tan fuerte económicamente como hoy con respecto al resto de España. Y nunca ha sido tan débil políticamente respecto al resto de España. Esa paradoja lleva a gran parte de la sociedad madrileña a la contradicción y a un cabreo. ¿Estos catalanes y vascos qué se han creído? Cuando ahora es evidente que mandamos nosotros económicamente, que es verdad que la potencia de Madrid respecto a Cataluña y Barcelona se ha desequilibrado mucho en los últimos 30 años a favor de Madrid. Y luego hay otra razón, que es que una de las consecuencias del multipartidismo es que la derecha va a tener muy difícil gobernar España, porque el momento en que la derecha y la izquierda están fragmentadas, el peso que tiene en la periferia, catalanes, vascos, gallegos, es mucho mayor. Y hace que ni la izquierda ni derecha pueda llegar a la mayoría absoluta por sí misma. Y que la tercera España, la periférica, al menos mientras esté Vox en el lado conservador, jamás va a darle su apoyo. Esto para la izquierda es casi un seguro de vida electoral. Es muy difícil que la izquierda vaya a perder la mayoría mientras la derecha siga fragmentada aunque puedan tener un voto más en el Parlamento, el resto de la España periférica les dará la mayoría.
P. Es imposible gobernar España sin el País Vasco ni Cataluña.
R. Exacto, pero al mismo tiempo eso genera una consecuencia en Madrid, que es que mientras la izquierda se apoye en catalanes y vascos jamás gobernará Madrid. Una de dos: o les decimos que son independientes o les dejamos votar, pero las dos cosas no se pueden hacer. No puedes pretender que sigan en España y que no voten. Entonces, si les tienes dentro de la unidad de España, tendrás que dejarles con derechos democráticos, como cualquier ciudadano más. Pero claro, eso hace que se configure un Parlamento donde la izquierda tiene muy fácil gobernar España y tremendamente difícil gobernar Madrid.
P. En el resto de España se está creando una especie de agravio, que se ha notado mucho con la nevada, que parece que solo nevó en Madrid. De hecho, como todo lo que ocurre en Madrid se magnifica cada vez que habla la presidenta Ayuso lo que dice tiene más repercusión incluso que Pablo Casado. Y es la presidenta de un sitio que quizás está sobredimensionado mediáticamente.
R. Sin duda, porque todos los periódicos nacionales son de Madrid. Eso es una queja que nosotros también recibimos constantemente. Y eso que comparado con otros medios, nosotros somos el periódico nacional con más peso local fuera de Madrid. Antes te hablaba de que somos casi 200 personas, de esas solo 100 están en Madrid. Y esa diferencia entre lo local frente a lo nacional en nuestro caso está compensada más que en otros medios. Está el chiste de nieva en Madrid y nieva en toda España, que es algo que lamentablemente ocurre y que es cierto. El peso de la política madrileña en la política nacional es altísimo. Y es verdad que en la sobrerrepresentación de Ayuso en el debate político nacional pesa mucho que los micrófonos y las cámaras estén en Madrid. También es la estrategia que está siguiendo Ayuso, que ha visto muy bien esto que te comentaba antes, que su futuro pasa por ser la antítesis de la alianza bilduetarra de los socialistas. Evidentemente, aquí tú puedes explicar que los independentistas tienen derecho a voto, pero aquí popular no es. Esa polarización ella la está cabalgando muy bien. De hecho, la está acentuando. En Argentina a esta extrema polarización la llaman la grieta. Ella está cavando esa grieta.
En la publicidad institucional hay quien se cree que el dinero es suyo y no de los ciudadanos
P. Y siguiendo la estrategia de los que tanto critica.
R. Sin duda. Muchas de las cosas que ha hecho Ayuso no te voy a decir que son como las de Torra que le ha costado la inhabilitación pero casi. Ha habido algunas cosas casi de rebeldía ante las decisiones de un Gobierno central. Y desde luego la actitud política es la misma: España nos roba, sólo que desde Madrid.
P. Eso desde fuera de Madrid es muy evidente.
R. Aquí al mismo tiempo esa paradoja se entiende por eso que te decía antes. Influye mucho el mapa de medios. Influye mucho el desarrollo económico que ha llevado a ese ascensor social falso que es la deuda, la capacidad del crédito que hace mucha gente se crea que ya ha ascendido de clase social. No, tú no eres ni clase media en muchas ocasiones. Pero eso ha llevado a unos discursos muy individualistas que están calando aquí con todas las trampas del mundo, porque hay que acordarse que esto se construye sobre el tamayazo. Esta hegemonía conservadora se construye con las trampas, con el tamayazo. Y luego con las carambolas que han tenido, que les han salvado de casualidad muchas veces. Cifuentes gobernó no por la candidatura de Luis García Montero, exactamente, que tenía todo el derecho a presentarse, sino por cómo quedó el resultado y los votos que recibió esa candidatura de Izquierda Unida con Luis García Montero en Madrid que provocaron que la izquierda perdiera el escaño que le faltaba. Por muy poquitos votos más, habría obtenido el escaño. Y si esos votos no se hubieran repartido entre tres, sino entre dos, habría habido un gobierno de izquierdas en Madrid. O sea, que tampoco estaba tan lejos. Ahora es todavía más difícil, por lo que te decía de que mientras la izquierda nacional gobierna apoyándose en vascos y catalanes, es muy difícil que pueda recuperar el gobierno en Madrid.
P. El caso del Ayuntamiento fue similar también.
R. El Ayuntamiento fue todavía más carambola. Carmena gobernó de chiripa por los votos que perdió Aguirre en su campaña alocada que tuvo Cifuentes en Madrid. Si hubiese rascado Aguirre en Madrid ciudad los mismos votos que Cifuentes habría gobernado. Pero la ciudad es todavía más difícil de gobernar que la comunidad.
P. Y de lo que ya nadie se acuerda es de que Gabilondo fue el candidato más votado.
R. Esa es otra. Porque todo lo que hemos escuchado durante años del candidato más votado por parte de los líderes conservadores qué rápido se les olvida. Aunque yo sí que creo que lo del candidato más votado hay que asumir que es un argumento trampa, que lo era cuando lo decía Casado y el más votado era el PP y que lo sigue siendo hoy. En una democracia parlamentaria gana el que tiene la mayoría parlamentaria, no el que saca más votos per se. Y eso tiene que ser así.
Cuanto más pesen dentro de la tarta de ingresos de un medio los lectores, más libre será ese medio
P. Los franceses lo resolvieron con la segunda vuelta.
R. Hay modelos diferentes y seguramente tendría resultados diferentes. Probablemente en España, un modelo de segunda vuelta llevaría a mayorías sólidas de la izquierda casi con seguridad por lo que te decía de la España periférica. Durante mucho tiempo el modelo electoral que tenemos ha sido muy beneficioso para los partidos conservadores, en parte porque ellos lo diseñaron, tampoco es una sorpresa. La sobrerepresentación de determinadas provincias de las grandes ciudades ha generado históricamente ese modelo parlamentario. Con modelos distintos habría resultados distintos.
P. El éxito, por ejemplo, de Teruel existe puede alterar este sistema diseñado por los partidos conservadores, pero que se han asustado con los resultados que está provocando.
R. Bueno, es que lo que les está pasando ahora es que un modelo diseñado desde un punto de vista conservador y favorable al bipartidismo ha generado en el multipartidismo un beneficio para la izquierda. Todavía la derecha no se ha enterado. Bueno, algunos sí. Pero hay muchos que no son conscientes de cómo ha quedado el mapa y es muy sencillo de explicar. PP y Vox, Ciudadanos va a ir a una progresiva desaparición, juntos jamás tendrán 176 escaños. Como también es muy improbable que PSOE y Unidas Podemos juntos tengan 176. Y mientras estén dependiendo de todo lo demás, todo lo demás jamás va a pactar con Vox, nunca. Podría pactar con un PP más centrado. De hecho, lo hicieron. Rajoy sacó la mayoría absoluta de los presupuestos con el PNV. Mientras Vox esté al lado diciendo a este gente hay que ilegalizarla y a esta gente hay que dejarle sin derecho de voto, hay que acabar con las autonomías, lo siento pero no van a conseguir que les voten. Es imposible. El coste político para un PNV de votar a Vox en Madrid sería impensable, sería un suicidio. No va a ocurrir. Luego en política siempre ocurre lo que no va a ocurrir. Pero ahora mismo con el mapa actual lo veo muy improbable, tendría que haber un derrumbe tan descomunal de la izquierda y una consolidación tan rápida de la derecha que dudo que la coalición vaya a perder poder.
P. Y en estos tiempos de polarización tan salvaje también hay mucha gente que vota a la contra.
R. Si luego eso también tiene un riesgo, porque creo que muchas veces desde La Moncloa se ha fomentado, siendo conscientes los estrategas electorales de que la existencia de Vox es un seguro de vida para la izquierda. Eso sí, para la convivencia democrática es una mierda. Pero lamentablemente hay intereses de corto plazo político que han llevado a cebar a Vox.
El dato terrible de la evolución de la prensa es que entre el año 36 y el año 2000 en España se vendían exactamente el mismo número de ejemplares
P. Y el PP se arrima.
R. El PP tiene una situación imposible, tiene un montón de opciones, pero son todas malas. Si se pegan a Vox del todo, no va a gobernar jamás. Si sacude a Vox mucho, va a engordar a Vox. Si renuncia a Vox y pone un cordón sanitario tampoco va a gobernar jamás. Tiene varios problemas que a corto plazo tienen difícil solución. Yo creo que desde luego, con el liderato de Pablo Casado no se van a solucionar. No sé si cuando venga Feijoó, o quien venga, logrará otra estrategia, pero creo que Casado lo tiene imposible.
P. En Europa la democracia cristiana se ha tenido que transformar en otra cosa para gobernar.
R. Eso es. Y yo creo que llegará aquí también.
P. Es muy complicado entrevistar a un periodista. No sé si es tan difícil para un periodista ser entrevistado.
R. Sí. Supongo que nos pasa una cosa: siempre hablamos de nuestro oficio, de una manera crítica porque los dos compartimos la pasión. Pero creo que es importante que los lectores entiendan cómo funciona la cocina de este oficio. Si no lo entiendes, no sabes cuándo te están vendiendo una merluza estropeada. Por otro lado, creo que a veces los periodistas hablamos de nuestro oficio en unos términos que ignoramos que la visión que desde fuera hay no es como la nuestra. Por un lado está muy bien que los periodistas hablemos y expliquemos cómo está la cocina, que hablemos bien y mal, pero tenemos el riesgo de que desde fuera se nos vea como a marcianos. Esta gente, de qué cosas más raras habla (risas).
Si no tuviésemos más de 60.000 personas que pagan por elDiario.es pues no habría elDiario.es. Habría otro periódico más
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