De patios entre Regina y El Realejo (VII): Conde de Arenales, 4
Hasta este punto es posible llegar desde la intimidad de Pedro Fernández, calleja que nace en su otro extremo en Hermanos López Diéguez. También se puede alcanzar tras dejar atrás la plaza de la Fuenseca, recorridos unos cuantos metros más de Juan Rufo. O bien por San Pablo. En cualquier caso, la vivienda se erige ante el muro que rodea uno de los espacios con más encanto y probablemente más desconocidos de la ciudad en tiempos recientes. El convento de Santa Marta actúa de acompañante del número 4, como de los demás, de la calle Conde de Arenales. Esta casa es una de las que participa cada año en el Festival de Patios. Lo hace ya con veteranía gracias a la labor de su propietaria y cuidadora, Conchi López, que es una de las encargadas en dar vida a dos intensas semanas del Mayo Festivo -guía-.
En efecto, cerca de Santa Marta, y también de San Pablo, se ubica un inmueble que tiene su origen a comienzos del siglo XX. Entonces lo habitaban dos familias, como ocurrió también a lo largo del tiempo. Fue ya con posterioridad, mucho más avanzada la centuria pasada, cuando Conchi López y su marido adquirieron el edificio. Su patio, intimista por sus dimensiones, acoge numerosas plantas y tiene entre otros rasgos diferenciales su fuente. El sonido del agua caer desde sus dos caños relaja mientras el visitante contempla las macetas. La vivienda se encuadra en la ruta Regina-Realejo, dentro de la modalidad de Arquitectura Moderna, desde 1998. De esta forma, aparece con veteranía en el plano del Festival. Sucede aun cuando su dueña considera que el certamen “está perdiendo su esencia” en la actualidad.
PREGUNTA. ¿Qué significa el patio para usted?
RESPUESTA. Para mí, es una ilusión muy grande tener el patio y poderlo mostrar a los visitantes. Me encantan las flores y es una manera de tenerlo adornado. Un patio sin flores, no es nada.
P. ¿Por qué decide participar en el Festival?
R. Vimos que era una fiesta popular de aquí de Córdoba, cuando compramos la casa en 1982. Poco a poco fuimos poniéndolo y decidimos abrirlo para mostrarlo al resto de los cordobeses en principio. Ahora ya hay más extranjeros que cordobeses, pero bueno.
P. ¿Qué opinión le merece el Festival de Patios hoy por hoy?
R. Veo que se está masificando, que lo de Patrimonio Inmaterial (de la Humanidad) no ha beneficiado mucho, que digamos. Pero bueno, aquí estamos un año más. Yo todos los años acabo diciendo éste es el último, pero luego cuando ves las caras de los turistas, sientes una gran satisfacción.
P. ¿Qué considera necesario mejorar?
R. Habría que mejorar tantas cosas… Las ayudas y que los premios se vayan repartiendo para que la gente (visitantes) también se reparta… Una serie de cosas que se podría mejorar. Pero esto es muy fácil, o lo tomas o lo dejas, y yo todos los años digo que es el último y ya llevo 20.
P. ¿Qué futuro cree que aguarda al Festival de Patios?
R. Desde que está el euro por medio, lo veo un poquito negro. Cuando ya se va perdiendo la esencia de lo que es el patio… Le veo un futuro negro en ese sentido. El patio está perdiendo su esencia, eso de que abrías y venían los cordobeses, les sacabas la copita de vino y charlabas… Eso se ha perdido.
P. ¿Cuál es su recomendación para disfrutar de los patios?
R. Que vengan (los visitantes) con tranquilidad, que no vengan bebiendo, que no me cambien las cosas de sitio para hacerse las fotos. Las fotos y los selfies nos perjudican mucho, porque no tienen cuidado. Vienen y como estés aquí pendiente, la maceta te la ponen allí para hacerse la foto, la mecedora la quitan…
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