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La noche de los pétalos caídos

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Rafael Ávalos

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Es una noche extraña. Difícil como no se recordaba en la avenida del Aeropuerto. El PSOE logró de nuevo la victoria en las elecciones al Parlamento de Andalucía, tanto en Andalucía como en Córdoba. Sin embargo, lo hizo con sus peores resultados de la historia de estos comicios. De ahí que el aroma a derrota se percibiera por momentos en la sede de la formación en la capital, donde las caras fueron largas casi en todo momento. Era normal, parecía la noche de los pétalos caídos.

La calma en la sede del PSOE era absoluta sobre las 20:30. El salón de actos seguía en soledad. Pero la tranquilidad en el ambiente no existía tanto entre los militantes del partido a esa hora. Ya se conocía un sondeo de GAD3 para ABC que dejaba con entre 36 y 38 diputados a los socialistas, lo cual venía a confirmar las negativas sensaciones de la tarde por la baja participación. Seriedad, ésa es la palabra definitoria del instante. En las entrañas del local, el presidente de la formación en Córdoba y de la Diputación, Antonio Ruiz, o la alcaldesa de la ciudad, Isabel Ambrosio, revisaban sus móviles y conversaban. Ambos, como otros, compañeros de militancia mantenían caras largas, como suele decirse. La situación varió conforme avanzaron las manecillas del reloj.

Otras informaciones apuntaban en torno a las 21:00 que el PSOE podría alcanzar los 39 o 40 escaños. Quizá fue este hecho el que destensó a todos cuantos llegaron a la sede de los socialistas en la capital, entre ellos el diputado nacional Antonio Hurtado. Lo que no cambiaba era el deseo de manejar los primeros datos oficiales de recuento, que no empezaron a publicarse hasta cerca de las 22:00. Fue precisamente entonces cuando era posible percibir los sentimientos reales de los presentes en el local de la avenida del Aeropuerto. El primer conteo aparecía con el 80% de escrutinio superado y el sondeo de GAD3 se quedó corto para el partido en el Gobierno andaluz. Eran 33 los representantes que obtenía la formación en toda la comunidad. El peor resultado de su historia de las elecciones autonómicas -nunca había bajado de los 45-, que se mantuvo hasta ser definitivo.

El varapalo era mayúsculo para los socialistas. Sobre todo porque la irrupción de VOX y el ascenso de Ciudadanos abría la puerta a un posible pacto de derechas. El triunfo podía ser doloroso en esta ocasión para el PSOE, que además iba camino también de su resultado más bajo en Córdoba. Jamás estuvo por debajo de los cinco diputados en la provincia y este domingo se perfilaba en los cuatro. Al menos permanecía como la fuerza política más votada. Aunque en este caso, al igual que en el plano regional, la victoria se antojaba consuelo escaso. Del número uno cordobés, Juan Pablo Durán -actual presidente del Parlamento de Andalucía-, nada se sabía todavía en torno a las 22:30. Entonces se encontraba en los despachos de la sede de la formación, mientras militantes aguardaban con discursos de los candidatos desde Sevilla.

“Ya sale”, se pudo escuchar a las 23:00. Alguien anunciaba la intervención de Susana Díaz, por la televisión claro. Las caras se mantenían serias. Más que antes, como era lógico. Aun a pesar de que la presidenta de la Junta afirmaba que abrirá diálogo con el resto de fuerzas políticas para evitar la participación de VOX -“la extrema derecha”- en la configuración del Gobierno autonómico. Diez minutos después, el silencio se hacía en el salón de actos. Todos esperaban a Juan Pablo Durán, quien apareció junto con Isabel Ambrosio, Antonio Hurtado o Antonio Ruiz, entre otros, y miembros de la lista que encabezaba. Pero el número uno no fue el que tomó la palabra. En su lugar lo hizo el presidente del partido en Córdoba y de la Diputación.

“El PSOE ha vuelto a tener el respaldo mayoritario de los cordobeses, aunque no es el que nos hubiera gustado”, afirmó de entrada Antonio Ruiz. Acto seguido lamentó “la pérdida de 3,5 punto de participación, que marca la bajada de la izquierda”. El silencio reinaba en la sala, esta vez para escuchar con atención un discurso que después fue similar al ofrecido por Susana Díaz en Sevilla. “Asumimos la responsabilidad de ser la primera fuerza política y de abrir un proceso para no dar paso a la extrema derecha”, indicó antes de aseverar que la irrupción de VOX en el panorama político español -en este caso andaluz- “supone una involución en derechos sociales y modernidad para este país”. “Apelamos al resto de partidos políticos para que digan claramente si están dispuestos a que se pacte con la ultra derecha o buscar otra solución”, insistió. “Quiero dar las gracias a los cordobeses y cordobesas que nos han apoyado”, concluyó el presidente del PSOE en la provincia y de la Diputación. Los aplausos cerraron en un salón de actos con presencia baja de militantes.

La jornada acababa con una victoria amarga o una derrota dulce, como se quiera ver. Aunque poco podía edulcorarse la realidad para el PSOE tras obtener su peor dato a nivel autonómico y también en la provincia, por mucho que se hiciera con el triunfo en ambos casos. Los cargos desfilaron, sin que Juan Pablo Durán dijera una sola palabra tras la intervención de Ruiz, y los compañeros de la formación se fueron poco a poco y sin hacer demasiado ruido. En el ambiente se percibía que ésta era la noche de los pétalos caídos, de la mano abierta por dolorida.

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