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Cuando el Marrubial cercaba la ciudad: el origen de Jesús del Calvario

Ntro. Padre Jesús del Calvario

Rafael Ávalos

25 de febrero de 2024 05:30 h

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Es una de las imágenes más antiguas de Córdoba. Al menos de cuantas conforman su Semana Santa. Tres siglos son los que cumplirá de bendición en abril. Una efeméride que celebrará su hermandad, también de extensa historia. Si bien refundada en 1918, la corporación del Calvario tiene su origen en 1722. Fue entonces cuando comenzó su andadura una cofradía cuya esencia era el ejercicio del Vía Crucis. De aquellos días surgió la talla de Nuestro Padre Jesús del Calvario. Ya dos años después.

En el origen de la efigie del Nazareno la ciudad era muy diferente a la actual, lo cual es lógico. La muralla del Marrubial cerraba Córdoba muy cerca de San Lorenzo. Tras ella, próximo a la desaparecida Puerta de Plasencia -donde hoy se abre la plaza Cristo de Gracia-, se situaba un Calvario. Dicho lugar fue fundamental para la creación de una hermandad en el fernandino templo. También para la actividad de la corporación, que el 20 de julio de 1722 recibió la aprobación del obispo, entonces Marcelino Siuri.

Las reglas presentaban como primordial la práctica del Vía Crucis todos los viernes del año, los domingos y días festivos -con excepciones-. El acto debía conducir al referido escenario extramuros. Poco más de un mes después, el 25 de agosto de 1722, se dio el primer acto dirigido al Campo del Marrubial. Así quedó documentado. Por cierto, fue erigida la hermandad bajo el título de la Sagrada Pasión y Vía Sacra de Nuestro Señor Jesucristo. Su nacimiento conllevó la hechura de Nuestro Padre Jesús del Calvario.

Auge pese a las adversidades

Para cada salida los penitentes debían vestir “túnicas de lienzo morado, nada fino, que serán telares y sin ninguna falda, con 12 capillos para cubrir los rostros, llanos y sin invención ninguna”. Lo recogían los estatutos, que también establecían que habían de portarse “12 cruces del tamaño proporcionado por flacos y fuertes, para que salgan en memoria de los 12 Apóstoles”. En cada ocasión se nombraban diferentes hermanos en turnos “o por ser su suerte”.

De aquellos primeros tiempos se mantiene el morado en el color del hábito nazareno de la hermandad para cada Miércoles Santo. Como dato significativo, que es reflejo de la sociedad en el siglo XVIII, la corporación estaba abierta tanto a hombres como a mujeres, pero a ellas se les prohibía salir como penitentes. Lo cierto es que la cofradía creció rápidamente y aumentó el interés entre los vecinos de San Lorenzo por el Vía Crucis hasta el Calvario del Campo del Marrubial.

Sin embargo, los contratiempos no se hicieron esperar. Ya en sus primeros tiempos, la hermandad tuvo que afrontar una cuita con el párroco de San Lorenzo, Pedro José de Luque. El sacerdote se opuso a las salidas porque tenían carácter de procesión. Logró el respaldo del obispo, al que hubo de dirigirse la propia corporación. Y el prelado dio razón, pero sólo en parte. En 1725 permitió el Vía Crucis, aunque no según lo previsto en la primera regla de la cofradía. Ya era con Nuestro Padre Jesús del Calvario.

Hechura de Nuestro Padre Jesús del Calvario

Fue en 1723 cuando tuvo lugar la hechura del Nazareno titular de la hermandad de la Sagrada Pasión y Vía Crucis de Nuestro Señor Jesucristo. Jesús camino del Calvario, con un pómulo amoratado y la Cruz sobre el hombro fue la obra que culminó entonces el trinitario fray Juan de la Concepción. La talla sustituyó en las salidas a una de Cristo Crucificado, que portado a hombros presidió los ejercicios del Vía Crucis con destino extramuros de la ciudad.

Con los años, y según el contexto, la cofradía cambió su acción. “Era sacada y llevada procesionalmente todos los años, en la tarde del Domingo de Pasión, al egido llamado el Marrubial, donde subiéndolo al Calvario, echaba la bendición al campo. Después le variaron la carrera por la población, y últimamente forma parte del Santo Entierro los años que éste se efectúa”, dejó escrito en Paseos por Córdoba Teodomiro Ramírez de Arellano. Refería a Nuestro Padre Jesús del Calvario, bendecido el 9 de abril de 1724.

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