A toda prisa para no llegar el último
Esta vez más que nunca no tiene tiempo que perder. Tampoco para lamentos. En sólo tres días vuelve a la acción. Y no quiere ceder más terreno a la desesperanza. De ahí que poco más de doce horas después de jugar, y perder, en Almería volvió al trabajo. El Córdoba recuperó energías en la jornada del domingo y ya este lunes se pone en marcha para su nueva cita liguera, que es la última del año. El conjunto blanquiverde despide 2017 el próximo miércoles (21:00) ante el Reus, un partido en el que desea al fin acabar con su negativa dinámica. Lo quiere con ansía para romper con la racha y al mismo tiempo para abandonar la posición de colista y evitar que la permanencia se aleje todavía más. Es así como el cuadro califal actúa a toda prisa para no llegar el último.
La antepenúltima jornada de la primera vuelta no deparó nada bueno al Córdoba, que no sólo la cerró como farolillo rojo -y van seis semanas-, sino que vio cómo se amplía la distancia con la salvación hasta los ocho puntos. Cada vez lo empieza a tener más complicado el equipo de Jorge Romero, que además cuenta con una segunda tarea: impedir que la desastrosa trayectoria de encuentros sin conocer la victoria del curso 2004-05 sea superada. Entonces, el cuadro califal encadenó un total de once jornadas sin ganar. Son tantas como en la actualidad. Aquel conjunto logró después dos triunfos en las otras tantas últimas contiendas de la primera vuelta del campeonato. Y aun así completó la segunda peor racha histórica del club en Segunda A.
Once jornadas sin sumar de tres. Eso es lo que estuvo el Córdoba en la campaña del Cincuentenariazo. Pero aquel no fue el período más extenso, dentro de una misma temporada, sin ganar del conjunto blanquiverde en Segunda A. La más dura etapa la vivió la entidad en la campaña 1982-83, cuando acumuló la friolera de hasta catorce partidos de Liga sin vencer. Tal y como recuerda el compañero de @laligaennumeros, Álvaro Vega, ésa fue la peor dinámica de todos los tiempos de los califales en la categoría de plata. Aquel curso terminó con descenso a Segunda B y el comienzo de una tenebrosa época: una temporada después, la entidad cayó a Tercera.
Sea como fuere, el actual Córdoba no quiere entrar aún más en los anales de su propia historia. Como tampoco desea, y eso mucho menos si cabe, continuar de capa caída. Porque una victoria puede permitir a los de Jorge Romero respirar ligeramente y despedir el año con una leve alegría. E incluso sin cerrar la clasificación -aunque para ello habrá de esperar también a que el Sevilla Atlético no gane en Soria el jueves-. En efecto, el cuadro califal tiene en sus manos cerrar 2017 sin ser colista y, con mucha probabilidad, con una diferencia menor a la presente respecto de la permanencia. Eso es motivo más que suficiente para que desde este lunes eleve su carga de trabajo con hasta tres entrenamientos. El último, el miércoles por la mañana, horas antes de que el Reus trate de no pagar los platos rotos en El Arcángel.
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