Amor a raudales en lo que haces. De un primer vistazo, uno puede darse cuenta de que ese es el sentimiento compartido y el que, sin lugar a dudas, hace posible que el Club Wushu Kung Fu de Fernán Núñez siga latiendo con fuerza tras tres décadas existencia. La única pócima útil en casos de disciplinas minoritarias, o peor aún en lo relativa a dicha modalidad, casi desconocida para el gran público en España. En determinados casos, la pasión infinita es la única vía de subsistencia en el tiempo. Eso sí, más reseñable aún es el hecho de, pese a esa posición minoritaria, se consiga obrar un hueco de referencia, del que brotan infinidad de campeones, a su vez que se van construyendo buenas personas. Un caso más en ese sentido se produce en la localidad cordobesa, donde desde finales de los 80 se viene practicando un arte que ya se ha convertido en santo y seña del municipio.
Y es que Fernán Núñez posee un profundo arraigo dentro del kung fu, es decir, en el ámbito de las artes marciales. Todo comenzó en 1982, cuando un profesor de Montilla comenzó a dar las primeras enseñanzas de una disciplina todavía muy desconocida, ya que las fronteras de China, por aquel entonces, eran inaccesibles, por lo que todo lo que se conocía llegaba a través de películas o de contactos cercanos a la zona de Hong Kong. En esos primeros pasos se activó un chip en la mente de Gonzalo Pintor, principal impulsor del club de la Campiña Sur, y quien lo constituyó en 1988, una vez que él mismo logró hacerse profesor. Pasión edificada a través de los años y el esfuerzo, pues desde ahí, en Fernán Núñez se empezó a tomar contacto con diversos maestros alemanes y posteriormente chinos, lo que otorgó a la entidad a conseguir el salto de calidad y de sabiduría definitivo.
El propio término Wushu, la terminología correcta para referirse a lo que en occidente se ha conocido tradicionalmente como Kung Fu, significa 'arte marcial', e implica un compendio de todos los estilos de lucha tradicionales. Es decir, el origen de todo en lo que a las artes marciales se refiere. Desde la tradición asiática, a un gimnasio enclavado en una población de menos de 10.000 habitantes. “El Wushu es el origen de las artes marciales en el mundo”, ya que “prácticamente todas las artes marciales provienen de una derivación de China”, afirma Pintor, que admite que dicha disciplina recoge cerca de un millar de estilos diferentes de lucha.
Una amplia variedad que puede reconocerse en un primer vistazo al contemplar un entrenamiento del club, donde la práctica está cargada de valores y formas diferentes, sustentadas todas en una filosofía marcial, estilística y de hábitos saludables de vida. Todo por una pasión, donde se conjugan la utilización de multitud de armas, desde sables a palos, pasando por cuchillos, espadas o lanzas. “Nosotros, en un principio, tratamos de dotar a los niños de habilidades, y luego, lo que hay que hacer es llevarlo hacia donde quieres. Los niños suelen llevarlo más hacia las habilidades deportivas técnicas, como son los taolu, y luego ya empiezan con sistemas de lucha, pero donde no hay golpes”, explica el profesor del Club Wushu Kung Fu de Fernán Núñez.
De la entidad fernannuñense han salido campeones de Europa recientes, obteniendo en su historial un medallero impresionante, lo cual “creo que no ha conseguido nunca nadie aquí en España”. El propio Gonzalo Pintor reconoce orgulloso que, pese a todos los cambios de estilos y formas de entrenamiento que han sufrido a lo largo de los años, lo que nunca ha cambiado “es el espíritu de trabajo. A veces vemos vídeos de los 80 o los 90, y nos sorprende gratamente el trabajo que se hacía”.
Precisamente de ese método salió Israel Armenteros, quien pasó de alumno a ser actualmente otro de los profesores del centro. Él mismo admite que “el nivel que estamos trabajando es bastante alto”, y de ahí esclarece un pequeño secreto en la forma de trabajar, y es que “nosotros no adaptamos a los niños, cuando son pequeños, al Wushu, sino que vemos y estudiamos sus habilidades y adaptamos el Wushu a ellos. Cada niño tiene unas habilidades y lo adaptamos a ellos”. Es por todo ello que en Fernán Núñez se ha generado una familia, en la que, generación tras generación, los niños que un día pisaron por primera vez el gimnasio, ahora son adultos que intentan transmitir esa misma pasión a los futuros luchadores. Humildad al servicio del Wushu Kung Fu.
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