La familia con la que se nace. Y luego, la que se elige. Con ambas se crece. Con ambas disfrutas, progresas, cumples objetivos. Un grupo unido, al fin y al cabo. Ese significado ha calado hondo en el Club Los Remedios de Villafranca de Córdoba, que en sus más de 30 de existencia ha logrado labrar una sólida trayectoria que lo sitúa actualmente como una auténtica referencia del taekwondo andaluz y nacional. Un proyecto edificado desde la humildad y la pasión, con ADN compartido o sin él, pero hilvanando siempre lazos ya prácticamente irrompibles. Eso es lo que denota la filosofía de la entidad y lo que se respira al poco que compartas un rato de tu tiempo en uno de sus entrenamientos. Un pequeño núcleo con ilusiones máximas.
Una andadura que nació allá por el año 1985 con la única ambición de difundir dicha disciplina entre los vecinos de la localidad cordobesa. Un proyecto que, en primer lugar, emergió desde la perspectiva institucional, y que poco a poco fue calando con fuerza en el terreno más popular. Y de ahí a lo que es hoy en día, uno de los clubes más destacados de todo el territorio estatal. “El entonces alcalde Villafranca quería difundir este deporte aquí entre los villafranqueños, y entonces contactaron conmigo y me vine para acá”. Son las palabras de Pepe Navarro, entrenador y principal impulsor del club Los Remedios.
Con cariño recuerda aquella llamada en la que se le presentó una interesante, aunque también arriesgada, oferta. Pero no lo dudó. Su pasión pesó por encima de todo y fue por lo que decidió entonces hacer maletas y dejar su Córdoba natal para iniciar una nueva vida personal y laboral a casi 30 kilómetros de distancia. Es por ello que el equipo es santo y seña de su filosofía, la cual, no obstante, ha ido adaptando poco a poco con el paso de los años, conforme avanzaba también su experiencia y el club iba creciendo a pasos agigantados.
Y es que pocos podrían pensar entonces que lo que surgía como una nueva oferta de ocio deportivo en el municipio, 36 años después iba a convertirte en una de las propuestas más exitosas de las artes marciales en la provincia. A buen seguro que el que más creyó en ello fue el propio Navarro. “La verdad que no lo cambiaría por otra cosa”, resalta con orgullo, aunque tampoco puede evitar reconocer que le ha costado “mucho” edificar lo que es hoy en día la entidad. Con todo, hay que subrayar igualmente que cada vez fueron más las personas que se fueron sumando al proyecto y fue entre todos cómo se logró ir alcanzando todos y cada uno de los éxitos. Un pequeño grupo de amantes del taekwondo. Una verdadera familia. La de sangre y la elegida.
“Yo creo que es el deporte más duradero que hay ahora mismo en Villafranca. Cuando llegué aquí solo existía el fútbol y hubo una temporada que ni hubo”, expone. Y es que se trata de una población de algo menos de 5.000 habitantes, por lo que el reto que se le presentó no era nada fácil. “La calidad viene de la cantidad. Si tengo diez, puedo sacar uno bueno. Pero si tengo tres, es mucho más difícil”, explica Pepe Navarro. El club se ha mantenido siempre entre las 40 y las 50 licencias, de las cuales han salido multitud de campeones provinciales, autonómicos y nacionales, destacando principalmente el equipo femenino.
Ahí, por encima de todas, sobresale la figura de Lourdes Navarro, hija de Pepe y quien ostenta en su currículum nada menos que once campeonatos de Andalucía, además de varios títulos de España. Ya en categoría senior, mantiene intacta su pasión y su hambre de seguir acumulando éxitos, aunque su tiempo cada vez está más dividido entre sus obligaciones académicas y profesionales. Y aun así no pierde la llama y ha querido continuar con la tradición familiar, siendo actualmente una de las entrenadoras. “El taekwondo es una forma de vida. Para mí son fundamentales la disciplina, el compañerismo y el respeto, con todo lo que te aporta, no solo dentro, sino también fuera del tapiz”, afirma Lourdes.
Así las cosas, el tiempo pasará y el taekwondo cordobés seguirá teniendo un enclave destacado en Villafranca de Córdoba. Algo menos de 5.000 habitantes, aunque entre ellos, un nutrido grupo de auténticos campeones que seguirán disfrutando de lo que más les gusta. Como se suele escuchar en sus entrenos. Chumbi sogui. Charyot. Kessok.
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