Hay pequeños deseos que se convierten en enormes realidades. Ideas humildes que acaban siendo el modelo de vida de muchas personas, o al menos, en contextos que influirán de forma decisiva en su crecimiento personal. Ese camino existe desde mucho tiempo atrás en el terreno deportivo, con multitud de proyectos que nacen casi de la nada y acaban haciéndose gigantes. Los hay en todas las disciplinas y de todos los tamaños e historias. Eso sí, hay algunos con peculiaridades más significativas que otros. Es precisamente el caso del Club Estudiantes 87 de Puente Genil, que cumple ya más de 30 años de historia como una de las entidades de referencia del hockey andaluz y cuna de grandes talentos internacionales. Su singularidad, además, es que fue creciendo a contracorriente, en un deporte minoritario y prácticamente desconocido, pero que acabó ganándose el amor de toda una localidad.
Nacer con educación. La entidad pontana llevó esa filosofía a su máxima expresión, pues fue precisamente en las aulas donde surgió la primera llama de lo que acabaría siendo el club. En efecto, fue un profesor del IES Manuel Reina el que decidió un día poner en marcha la práctica del hockey en el municipio pontano, con el único propósito de hacer algo diferente a los deportes habituales. Sin embargo, la pasión fue arraigando y la ilusión traspasó las paredes del centro hasta contagiar a casi toda la población. Y es que, como bien cuentan los propios miembros del Estudiantes 87, hubo un tiempo en el que toda la localidad practicaba dicho deporte. Solo así puede desarrollarse el enorme talento que estaba por explotar.
“Fue un boom. Además, conseguimos muchos méritos y premios tanto a nivel provincial, que a día de hoy solo existimos nosotros, como andaluz”, cuenta a CORDÓPOLIS Eva López, presidenta y entrenadora del club, quien recuerda que “antes había unas pequeñas ligas, pero nunca se ha llegado a conseguir que en otros sitios de Córdoba se dé el hockey”. Asimismo, la dirigente de la entidad explica que “hubo una época en la que todo el pueblo jugábamos, porque, además, era muy divertido, ya que siempre tenías que viajar fuera de Andalucía”.
Con el paso de los años, y ya plenamente independizado de las aulas que le vieron brotar, el Estudiantes 87 fue progresivamente ganando peso en el panorama andaluz, hasta convertirse en una verdadera referencia. Fue a principios de siglo cuando la entidad vivió su época de mayor expansión, con el surgimiento de talentos que traspasaron todas las fronteras imaginables. “El primero que se fue para Madrid fue Eduardo Aguilar y, en ese entonces, nosotros entrenábamos para hierba en un campo de fútbol de albero. No tenía nada que ver con el hockey que se jugaba”, explica Eva.
De este modo, Aguilar pertenece a esa dupla selecta que destaca en el imaginario común, al ser uno de los componentes de la selección nacional que compitió en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Su salto a la capital de España abrió la puerta para otros talentos destacados del club, como es el caso de Víctor Sojo, el otro gran exponente, en su caso con participación, no solo en Atenas 2004, sino también en Pekín 2008, donde, además, se colgó la plata olímpica. El hockey pontano tocó ahí su gran techo histórico. Eso sí, suyos son los nombres más mediáticos, aunque otros también llamaron la atención de la Federación, como es el caso de Antonio Gálvez.
Esa época dorada a su máxima expresión ya pasó y, como es lógico, el avance de los años ha traído consigo generaciones talentosas, aunque ya no a esos niveles. Aún así, Puente Genil sigue siendo una referencia, con multitud de jugadores componiendo las selecciones andaluzas, y equipos compitiendo a nivel nacional, como es el caso del juvenil masculino, que en las próximas semanas iniciará su participación en las semifinales del Campeonato de España. Con todo, “podríamos decir que el club está en un momento álgido, con equipos que están consiguiendo estar siempre de terceros para arriba”, subraya la presidenta.
Precisamente Álvaro Martín, capitán de dicho equipo juvenil y canterano del club desde pequeño, resalta que “el club ha mejorado un montón”, pues cuando él era pequeño “tan solo había un equipo como mucho por categoría, incluso no había equipos femeninos, y ahora está creciendo mucho”. Palabra de un jugador forjado en el Estudiantes 87. Una familia unida por el stick y que, a base de esfuerzo, ha pasado de las paredes del IES Manuel Reina a ser una de las canteras más prolíficas del hockey autonómico. Un pequeño núcleo capaz de crear leyendas.
0