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¿Por qué no baila la gente en El Arcángel con los 50?

Xisco, tras no llegar a un remate en el partido ante el Mirandés,. FOTO: ÁLVARO CARMONA

Paco Merino

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El Córdoba ofrece una respuesta frustrante ante el Mirandés y da un pasito para sellar la permanencia en una Liga loca

Por mucho menos a la gente se le disparaban los pulsos hace años. Cincuenta puntos sumados a falta de seis jornadas eran sinónimo de éxito brutal. Pero no era la liga del “play off”, en la que hasta el sexto puede aspirar a subir a Primera División. Y tampoco era, ni de lejos, esta liga del “low cost” en la que cualquiera puede transformarse en aspirante a poco que tenga unos niveles aceptables de orden y suerte. El Córdoba tuvo orden, pero su discurso futbolístico fue monótono y previsible. Y suerte... depende de cómo se mire. La tuvo porque los postes evitaron que el Mirandés, una formación apañada y metida en una rachita aparente, se llevara los tres puntos de un Arcángel que vivió la tarde con cierto desapego. Había más gente en la grada, pero una absoluta crisis de fe a pesar de la cadena de triunfos enlazados por el Córdoba. El equipo hace lo que puede y lo que puede es esto. Empatar con el Mirandés en casa y terminar pidiendo la hora. No quedan fuerzas y parece que casi ni ganas. El Córdoba ya tiene sus 50 puntos, pero nadie hizo la ola.

Se ha vuelto a comprobar que en el particular diccionario de “Chapi” Ferrer el término continuidad no tiene nada que ver con la repetición sistemática de un once. Es cierto que por lesiones y sanciones no ha podido hacerlo, pero también lo es que el catalán ha removido la olla buscando darle el toque de autor a un Córdoba que se ha transformado en una sorpresa ambulante. Para los adversarios, lo que le convierte en una formación difícilmente defendible -cuantos equipos técnicos estarán comiéndose los informes...- e incluso para sí mismo, algo que le ha reportado un toque efervescente que le ha funcionado. Esta vez salieron del equipo el veterano Juanlu y el mexicano Uli Dávila, dos tipos que parecían haber echado raíces. Pero aquí nada es lo que parece. Por el punta sudamericano entró López Silva, un talento imprescindible siempre y cuando esté activada su motivación. El onubense, que en El Ärcángel suele ofrecer su mejor versión, estuvo intermitente. Sus botas fueron escala obligada para la mayor parte de las acciones de ataque del Córdoba en un duro primer tiempo. También entró Abel en el lugar de López Garai, aunque el sorpresón de la tarde fue la inclusión del canterano Dani Ëspejo en el flanco izquierdo. Ésa es la continuidad de Ferrer.

Nadie se quiso desmelenar en un primer tiempo gobernado por el equilibrio. Obsesionados con mantener la posición, los jugadores cumplían su papel con sobria eficiencia. Metiendo la pierna sin miramientos, más atentos a impedir los movimientos del adversario que de inventar nada, desgranaban los minutos sin que nada de que lo sucedíera en el césped llegara a emocionar a un graderío expectante. Había llegadas, escarceos, pero las situaciones de riesgo en las porterías escaseaban. Los anfitriones tenían más la pelota, pero no se detectaba entusiasmo. Tres triunfos seguidos, un estadio con las gradas bien pobladas, un público predispuesto... Buenos ingredientes para salir con ambición. El escenario invitaba. Los blanquiverdes buscaron imponer su ritmo. Un tiro de Dani Espejo que rebotó en un defensa, otro latigazo de Xisco que acabó en córner tras tocar un rival, una falta con intención de López Silva... Los burgaleses, bien parapetados, dieron pocas muestras de vida en ataque. Pablo Infante y Flaño lo intentaron con disparos poco certeros y Díaz de Cerio no llegó a una pelota suelta tras una falta. El Córdoba coleccionó saques de esquina en su asedio antes del descanso y tras uno de ellos saltó la chispa. Pedro cogió el balón dentro del área, de espaldas a la portería, burló a dos defensores y golpeó el balón en parábola para sorprender a Bernardo y hacer estallar la grada. El de Aspe está siendo un elemento referencial en este tramo final del campeonato. Tiene ganas de demostrar cosas y el Córdoba se está beneficiando de ello. Su gol fue lo mejor de un Córdoba correcto en las formas, pero sin pasión ni lucidez a la hora de crear en ataque.

Era de esperar una reactivación del Mirandés tras el paso por los vestuarios. Carlos Terrazas, un perro viejo de los banquillos, metió a Goiria en lugar de Díaz de Cerio para alborotar la retaguardia del Córdoba, una línea que ha sido reformada por completo en la etapa de Ferrer. Lo empezó a pasar mal Juan Carlos, que vio cómo el larguero rechazó un trallazo de Iriome. Los burgaleses se fueron arriba y al Córdoba se le nublaron las ideas. Esperó alguna contra, alguna acción a balón parado, pero el Mirandés se agigantaba. A falta de diecisiete minutos, un envío de Iriome lo cazó Goiria para lanzar una media volea que sorprendió a Juan Carlos. A los locales les afectó el golpe. Goria generaba situaciones inquietantes en el área local junto a Pablo Infante, que disfrutó de una magnífica ocasión solo ante Juan Carlos que terminó abortando el meta local. Ferrer metió en el campo a Uli Dávila, pero el mexicano no está para muchas alegrías. En el minuto 87, el poste repelió un tiro de Iriome y el suspiro de alivio hizo bajar varios grados la temperatura en El Arcángel, donde el público de dividía entre los que se marchaban prematuramente y los que pedían la hora entre tímidos silbidos de desaprobación. Fue un final raro. El Córdoba ya tiene sus cincuenta puntos, pero esta película no tiene nada que ver con lo que un día contaron -y muchos creyeron- quienes construyeron este equipo. Faltan seis jornadas. ¿Y saben qué es lo mejor de todo? Que el Córdoba todavía puede subir a Primera.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 1: Juan Carlos, Gunino, Bernardo Cruz, Raúl Bravo, Dani Pinillos, Luso, Abel, Pedro, Dani Espejo (Juanlu, 59'), López Silva (Uli Dávila, 81') y Xisco.

MIRANDÉS, 1: Bernardo, Javi Flaño, César Caneda, Álvaro Corral, Borja Docal (Koikili, 40'), Iriome, Iván Agustín, Garmendia (Igor Martínez, 68'), Ríos Reina, Pablo Infante y Díaz de Cerio (Goiria, 46').

ÁRBITRO: Sagués Oscoz (Comité Vasco). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Luso y Pinillos y a los visitantes Iriome, César Caneda, Álvaro Corral y Koikili.

GOLES: 1-0 (44') Pedro. 1-1 (73') Goiria.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo sexta jornada de la Liga Adelante, disputado en El Arcángel ante 9.003 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los once aficionados cordobesistas fallecidos hace 50 años en un accidente de autobús cuando se dirigían al estadio a presenciar un Córdoba-Levante, además de por la muerte de Tito Vilanova, exentrenador del FC Barcelona.

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