La historia crece en blanco y verde
La historia evoluciona y va recogiendo a nuevos actores protagonistas de las hazañas contemporáneas. Hay registros para el recuerdo, momentos que no escapan de la memoria de los aficionados, aunque las estadísticas y los precursores siempre dejan paso a los encargados de batir con las hazañas previas. En este sentido, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad está logrando escribir a base de éxito su propia leyenda, y por ende, la de todo el fútbol sala cordobés. Y es que dicha disciplina, que tanto arraigo ha tenido en la provincia desde décadas atrás, está viviendo ahora un absoluto momento de esplendor, potenciado por el cuadro blanquiverde. En efecto, son varios los colores que ha defendido la escuadra de José García Román desde su fundación hace menos de una década, aunque lo cierto es que de blanco y verde es cuando ha llegado su etapa de mayor crecimiento deportivo, económico y social.
En este sentido, el pasado 1 de junio de 2019 se cumplió el hito más importante de la historia de la entidad, pues fue en la localidad jienense de Mengíbar donde se certificó el ascenso a la Primera División de la Liga Nacional de Fútbol Sala. Un logro inesperado -aunque totalmente merecido- para todos y cada uno de los actores de la promoción, y que volvió a situar a Córdoba en la élite nacional. Una ciudad que es cuna de grandes talentos, pero que desde hace tiempo vivía huérfana de un club de referencia. Y el Córdoba Futsal, a base de éxitos imprevistos, ha llegado para ser el faro de guía. De este modo, la provincia volvía a contar con un equipo en la máxima categoría después de casi tres décadas. Concretamente, 27 años habían pasado desde que el Aquasierra Villafranca militara por última vez en Primera en la campaña 1991-92, según los datos proporcionados por el especialista en dicha disciplina Serafín Ordoño.
Eso sí, cabe resaltar que por aquel entonces aún no existía la LNFS, sino que era la extinta Federación Española de Fútbol Sala la organizadora de las competiciones domésticas. Por tanto, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad puede presumir de ser el primer club cordobés de fútbol sala en alcanzar la máxima división en tiempos de la Liga Nacional de Fútbol Sala, organismo que ha conseguido profesionalizar el torneo todo lo posible, pese a que la Real Federación Española de Fútbol les siga denominando como no profesionales.
Esa es la historia que está escribiendo el club blanquiverde, que se ha hecho además con el hito de prolongar su legado, como mínimo, un curso más, después de alcanzar la permanencia. Un ciclo que arranca y que supone erigirse como el tercer vértice de la historia del fútbol sala provincial en Primera División, pues solo hubo dos precedentes. Así las cosas, el mencionado Aquasierra Villafranca -denominado Autoescuela Séneca el año de su estreno y nacido en la capital- militó en la élite desde la temporada 1987-88 hasta la 1991-92. Un club que en sus orígenes coincidió con el otro baluarte histórico, este caso sí con inicio y final en la ciudad. Se trata del Córdoba Futsal Sala, que alcanzó la máxima categoría en la campaña 1985-86, y allí permaneció -a partir de entones bajo la denominación de Cajasur Córdoba- hasta la 1988-89, precisamente el año de creación de la actual LNFS. Dos entidades que establecieron un punto de partida que ahora pretende prolongar el Córdoba Futsal.
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