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El gran salto de Carrión

Carrión, en un duelo del Córdoba. | LOF

Rafael Ávalos

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Atraviesa uno de sus momentos más dulces en el plano deportivo. Mucho más en lo que se refiere a su trayectoria en los banquillos. No en vano, desde hace poco más de un mes da por cumplido uno de sus mayores deseos: dirigir al Córdoba. Al primer equipo, claro está. Luis Miguel Carrión vive el cambio de año cargado de expectativas de futuro tras un recorrido notable. El técnico es ya hombre de la casa, como suele decirse en el fútbol, un rol que le permitió tomar las riendas del conjunto blanquiverde a finales de noviembre. Entonces, la destitución de José Luis Oltra le abrió las puertas de una oportunidad que por el momento no desaprovecha. Su inicio no puede ser más positivo: hasta ahora el cuadro califal ganó cuatro encuentros y perdió uno, y además logró llegar a octavos tras eliminar a un Primera. El Málaga sufrió el efecto del relevo, que supone el gran salto para el barcelonés.

El preparador catalán fue parte y disfrutó del último ascenso a Segunda del Córdoba. Fue entonces cuando comenzó su relación con un club al que tardó en volver menos de una década, ya como entrenador. Su primera experiencia en los banquillos la tuvo en el Espanyol femenino, con el que consiguió una tercera y una quinta plaza en la máxima categoría y una Copa de la Reina entre 2011 y 2013. El verano de ese año recibió la llamada de un incombustible en la historia reciente de la entidad califal, Pablo Villa. El madrileño, tras una temporada memorable con el filial, tomó las riendas del equipo y decidió contar con el barcelonés como segundo. Pero la dupla se vio rota al ser destituido el ahora integrante del cuerpo técnico de Emery y Carrión gozó de una primera oportunidad al frente del conjunto blanquiverde. No salió bien: saldó con derrota por 3-0 en Soria su debut y debió ocupar después un segundo plano. Eso sí, fue junto a Albert Ferrer y Sánchez Jara del inolvidable retorno a Primera en Las Palmas.

La temporada 2014-15 fue la de su posicionamiento definitivo como hombre de club. La destitución de Djukic -que suplió a su vez a Ferrer- conllevó el salto al primer equipo de José Antonio Romero y la entrada de Carrión en el banquillo del filial. El catalán estuvo a punto de salvar al segundo cuadro califal, a pesar de que asumió el cargo en situación realmente adversa. Dado su buen papel, Carlos González apostó por darle continuidad en el que había de ser el proyecto de regreso a Segunda B del conjunto dependiente. Una vuelta a la categoría de bronce que materializó de manera brillante: se proclamó campeón del Grupo X de Tercera con unos números envidiables y superó al Lorca Atlético con una remontada espectacular en tierras murcianas. Esta campaña mantuvo al B fuera de la zona de descenso casi en la totalidad de las jornadas hasta que recibió el encargo de llevar las riendas del Córdoba grande.

Si bien en un primer momento el club anunció que Carrión se haría cargo del equipo de manera circunstancial, el técnico obtuvo la confianza de la dirección deportiva y del presidente y se hizo cargo definitivamente del primer conjunto. Comenzó entonces una trayectoria que espera sea duradera. Un inicio que es alentador vistos los números hasta la fecha. Cierto es que todavía le resta camino para definir el estilo del Córdoba, pero no menos que ha logrado revertir la situación del cuadro califal. Después de nueve jornadas sin vencer en Liga, los blanquiverdes se impusieron al Reus en feudo lejano tras hacer lo mismo ante el Málaga en Copa. La única derrota que sufrió el catalán fue, de tal forma, sólo un tropiezo, pues en Oviedo y en La Rosaleda consumó la reacción de la escuadra cordobesista. Un ascenso brillante a Segunda B con el filial, una promoción al primer equipo y un inicio de andadura plausible. El 2016 que acaba es sin duda el año del gran salto de Carrión.

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