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María José Villegas: “Es una pena retirarte así teniendo tan buena trayectoria”

María José Villegas, árbitra

Jesús Ventura

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Cuando una puerta se cierra, se abren diferentes ventanas. Eso al menos dice el refranero español y, aunque a veces cuesta ver las salidas en un sendero que se oscurece conforme se vaya caminando, algo de razón tiene. Y es que la vida de María José Villegas cambió radicalmente tras su debut en Segunda División B como linier. La árbitra cordobesa se lesionó en el momento más importante de su carrera deportiva y no ha podido recuperarse como ella hubiera querido, dejando su carrera dentro de esta disciplina un año y medio después de aquella acción. En la actualidad, Villegas se encuentra trabajando como maestra en Madrid, aunque a partir de septiembre quiere volver a estar vinculada con su mayor hobbie y no es otro que el arbitraje. Por ello, CORDÓPOLIS ha contactado con dicha profesional y admite que decidió que era el momento de dejar esta profesión debido a lo que había pasado físicamente en el pasado y a las oportunidades laborales que le había generado sus estudios. Una oportunidad única que aprovechó tiempo atrás y que recuerda con una alegría inmensa.

PREGUNTA. ¿Cómo es la vida después de colgar el silbato?

RESPUESTA. Antes de arbitrar, me había sacado la Licenciatura de Actividades Físicas y Deporte y antes Magisterio de Educación Física, por lo que sí que es verdad que la actividad física y el deporte siempre me habían llamado la atención. De alguna manera cuando me vinculé al arbitraje, pues fue lo que me llamó la atención. El estar en contacto con niños, porque al final es la docencia lo que me llama, y vinculado también a la actividad física y de alguna manera entrenarme.

P. ¿Por qué fútbol y no otra disciplina?

R. El fútbol es el deporte que más he dominado a nivel de reglas de juego. Siempre me han gustado todos los deportes y he jugado al pádel, ping pong, baloncesto..., pero a raíz de que me enganchara más a través de la televisión con Eurocopas o Mundiales, yo me acuerdo que me enganché bastante y de hecho lo practiqué aquí en el barrio de El Naranjo. Jugué hace mucho tiempo y siempre me ha llamado la atención. No era muy buena (entre risas) lo que es técnicamente y cuando vi el tema del arbitraje fue como una mezcla de como no destacaba a nivel de jugadora era una manera de estar vinculada a este deporte.

P. ¿Cómo empezaste en el mundillo del arbitraje?

R. Fue una decisión que nunca me había planteado. Fue a raíz de hablar con una amiga del Colegio Calasancio y me comentó que otra compañera se había metido a arbitrar. Tal y como me lo dijo pues yo dije: “voy a probar”. Fue una decisión que tomé con 24 años. Ahora los chavales se meten con 13 o 14 años. Después de decirme eso, le puse un correo al delegado de árbitros, el cual lo tengo ahí todavía guardado, y me dijo que claro, que el arbitraje femenino iba en aumento y que era un momento muy bueno. Yo probé sin pensar ni mucho menos en lo que llegaría luego, claro.

P. Has pasado por Tercera División, Segunda B, Liga Iberdrola y fútbol playa. Una trayectoria muy extensa.

R. No me puedo quejar. Parece que estuve en el momento justo. Llevaba dos temporadas arbitrando y se ideó la femenina únicamente para chicas porque antes arbitraban también hombres. Ahí me monté en el tren y la verdad eso también es de agradecer porque hay muchas veces que me lamento de por qué pasó ese día la lesión, pero hay otras que pienso que estuve en el momento justo para montarme en el tren.

P. De hecho, fuiste la primera andaluza en pitar en Tercera División.

R. Sí. En la actualidad, el rango más alto donde hay una mujer arbitrando es División de Honor. He sido la primera andaluza con silbato en el campo arbitrando.

P. ¿Piensas que si hubieses empezado un poco antes, hubieras llegado a más nivel?

R. En el ámbito femenino era el momento, por lo que era imposible llegar a más, pero en el masculino, sí. El tema de la edad siempre está ahí porque tienes como una especie de criba, por lo que si hubiera llegado antes y sin la lesión, pues a lo mejor podía haber llegado a un nivel más, pero como cada temporada es una evaluación constante, pues no terminas de saber. Aunque sí, la proyección con menos edad hubiera sido más larga.

P. ¿Cómo fue el momento de la lesión?

R. El error está en que yo no paré. Al final una lesión se queda menos grave cuando tu sientes que te has roto y te tiras al suelo. A partir de ahí, hay una lesión seca y ya está. Mi problema fue que yo me llevé la carga de que estoy en Madrid, era mi debut en Segunda B, te plantas el día de antes allí... se te hace una carga de responsabilidad mayor que si pitases en un partido por Córdoba, aunque finalmente la lesión será la misma. Yo me eché más sobre mi y continué corriendo a pesar de que la rodilla me sonaba. Yo pensaba que era grave, pero a la vez no quería pensarlo y por eso seguí. Yo noté cómo se rompía algo.

P. ¿Cómo se afronta el tramo desde que te lesionas hasta que finalmente dejas el arbitraje porque no te recuperas plenamente?

R. Han habido muchos momentos y todos ellos, distintos. La lesión se produjo en noviembre del año 2019, antes incluso de la pandemia. Al principio lo pasé mal porque es una lesión dura, duele muchísimo, consigues grados de flexión poco a poco, ves cómo tus compañeras siguen arbitrando, tú te quedas en una cama los fin de semanas... Cuando va avanzando, te viene el subidón porque le pasa a mucha gente como a Carolina Marín. Te consuela ver cómo a los deportistas también les pasa estas cosas. Me vi documentales de Canales, Asenjo y Llull. Me vi todo esto y creía que salía, pero todo cambió cuando llegó la pandemia. Veía que estaba en el quinto mes y tenía sensaciones de que roce. Tenía derrames, molestias... y me pegó un bajón psicológico porque no cumplía con los plazos establecidos. Luego me volvieron a operar en noviembre porque se me quedó tejido sobrante dentro de la herida al no cicatrizarme bien. Ahí me vino otra vez el subidón enérgico, pero después seguía con un edema óseo. Tenía 29 años y la recuperación del tejido ya no es igual. Total, que tenía muchas molestias y volvía a quejarse. Llega un momento en el que lo intentas y salía un derrame. Por ello, decidí que era el momento de dejarlo porque no estaba en mi mano pasar unas pruebas físicas para una categoría donde el nivel es muy alto. También he estado trabajando en Madrid como profesora y todo eso se juntó para saber que era el momento. Mi rodilla es la que es y para la alta competición no iba a poder como quisiera. Es una pena retirarte así teniendo tan buena trayectoria y no es la mejor manera de acabar con cuartos árbitros yendo a sustituirte.

P. ¿Vas a seguir vinculada al mundo del fútbol?

R. A mi este mundillo me flipa. En octubre estuve como organizadora de las árbitras que vinieron al femenino de España. Me encanta estar a pie de campo ayudando a la organización. Ahora mismo está todo un poco en el aire y en septiembre me iré a Madrid y hasta que no me estabilice, no puedo ofrecer mucho. Me gustaría estar vinculada con el arbitraje, pero ya se verá.

P. Después de todo lo que está pasando con el machismo, ¿qué le dirías a esas chicas que quieren entrar en el arbitraje, pero no lo hacen por miedo?

R. Que se evadan de todos los comentarios que salen desde fuera. En el fútbol ocurre más porque creen que tienen la libertad de decir todo lo que se les pase por la cabeza en un espacio público. En otros deportes también habrá ese tipo de personas. Yo tenía claro que nada me iba a afectar a nivel personal porque al final se meten con la árbitro, pero también con el tema de ser mujer. Que piensen que la lucha es de ellas para conseguir sus objetivos. Tienen que disfrutar de lo que hacen y que lo que sucede fuera, es meramente ruido. Que no escuchen y vayan a sus objetivos.

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