Córdoba Futsal
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Crónica
La salvación deberá esperar
Duelos de los que dan vida. Y también de los que quitan alguna que otra. El Córdoba Patrimonio de la Humanidad se citó de nuevo con el Palacio Municipal de Deportes de Vista Alegre para una contienda que podía ser decisiva. Eso era al menos lo que querían los cordobeses, en un choque ante un Ribera Navarra que también se jugaba la vida en Primera División. Eso sí, más necesitado aún estaba el equipo navarro. Ya desde los prolegómenos del partido se palpó la emoción, en primer término con los homenajes tanto a Jesús Rodríguez por sus 150 partidos con la blanquiverde, así como a Pablo del Moral y Zequi, que cumplían 100. Eso sí, ahora tocaba lo realmente importante, y ahí el acierto jugó a favor de los navarros.
El choque arrancó con la intensidad que se esperaba. A la altura de lo mucho que había en el botín del ganador. Y es que el primer aviso lo dio el Ribera a los pocos segundos, en un error en la salida de Pablo del Moral, aunque el mismo lo detuvo bien Fabio. Sin embargo, la primera ocasión clara de verdad llegaría poco después en una acción individual endiablada de Lucas Perin que, tras dejar atrás a dos defensores, estrelló en la madera un potente disparo. Vista Alegre, gracias a eso, se vino pronto arriba. Volvía a rugir como en las grandes tardes. Hoy era una de ellas.
Pero Ribera Navarra también tenía cosas que decir, y pronto entró en ritmo de partido, poniendo a prueba la solidez califa, ya que se produjeron hasta tres intervenciones seguidas por parte de Fabio para evitar que se desnivelara el marcador. Eso sí, por continuidad en esos momentos, la intensidad cordobesa era superior, lo que obligó a Diego Ríos a variar muy pronto su cuarteto al completo.
Las ocasiones seguían sucediéndose en clave blanquiverde. Ahora fue Jesulito el que la protagonizó, en un uno para uno, tras el que se topó con el cuerpo de Adrián Pereira y éste evitó el 1-0. Igualmente, Saura, ya de vuelta tras su sanció, se revolvió bien de espaldas, aunque su disparo no encontró portería. Sin duda, estaba siendo un choque de idas y vueltas, y en el que Ribera también comenzó a coger sensaciones, conscientes de lo mucho que también había en juego para ellos.
No había tregua. No había piedad. De una ocasión clara, a otra, en un abrir y cerrar dejos. De una parada sobresaliente de Fabio, a un contragolpe en el que Lucas Bolo rozó el gol. Sin embargo, el premio les llegó primero a los visitantes, que aprovecharon un nuevo rechace del meta califa para hacer el gol a los diez minutos de partido. El tanto noqueó un poco a los cordobeses, que vivieron sus peores minutos. Solo Fabio evitó un desastre mayor, con una nueva parada milagrosa con el pie. Los de Josan evidenciaban ahora mayores dificultades en la circulación y en la salida de balón, en gran medida por la alta presión del Ribera.
Pero había que resurgir, y cuando no funciona el plan en juego, hay que recurrir al balón parado. Y si no que se lo pregunten a Miguelín, que impactó un potente disparo de falta directa que limpió cualquier posible telaraña presente en las mallas visitantes. Volvía a despertar el Córdoba Patrimonio, ya que, acto seguido, Pablo del Moral acarició la remontada con un potente chut que tocó en el travesaño después de que el meta desviara la trayectoria del mismo.
Ahora sí, volvía la mejor versión de los cordobeses, que acumularon otras dos oportunidades de gol antes del descanso, primero con un fuerte disparo de falta de Lucas Bolo, y luego con una contra de Zequi. En ambos casos, los reflejos del portero fueron salvadores para los visitantes. Y la primera mitad murió con el 1-1 en el luminoso.
El segundo acto comenzó exactamente igual que el primero, con un fallo en la salida del Córdoba Patrimonio, que generó un aviso rápido de Terry. No había sentado nada bien la pausa a los blanquiverdes, con muchas imprecisiones con balón, lo que propiciaba un continuo peligro por parte de los de Diego Ríos. Con las rotaciones comenzó a despertar el Córdoba Patrimonio, aunque sin poco peligro de cara a puerta, más allá de una internada individual de Zequi, que atajó otra vez el portero. La tensión comenzaba a aumentar cada vez más conforme el tiempo pasaba. Cada balón disputado ocasionaba un mar de nervios. La emoción palpitaba a flor de piel, aunque eran las mejores las sensaciones para los visitantes, que tenían más la soga al cuello que los cordobeses. Eso sí, el triunfo era necesario para los dos.
El juego en colectivo lo tenían los navarros, aunque la chispa del talento brotaba, y mucho, en los locales. Y de ahí, Miguelín hizo levantarse de su asiento a más de uno, en una ocasión en la que, tras driblar a su rival con un caño, no acertó a dirigir bien el disparo en el mano a mano. Más clara quizá fue la siguiente de Pablo del Moral, que remató un balón muerto tras córner, pero éste encontró el cuerpo de un defensor cuando ya se cantaba gol.
Pero de ese intento fallido se pasó, otra vez, a la frustración. Una contra de Carlos Bartolomé la completó el propio jugador con un certero disparo ajustado al palo, que no pudo detener Fabio. Restaban ocho minutos y había que remontar de nuevo. Sin duda, no se iban a rendir los de Josan, enfocados ahora mucho más en labores ofensivas. Viana lo intentó con un disparo lejano que rechazó Pereira, mientras que Jesulito insistía con su desborde en banda.
El empate valía para la permanencia matemática, y esa era la principal motivación de los cordobeses, que otra vez estuvieron muy cerca de empatar a través de un rechace rematado por Bolo tras un disparo de falta de Saura. Y de nuevo jugó la mala fortuna, ya que esa jugada generó una contra que aprovechó Ribera para ampliar su ventaja. Otra losa que soportar. Pero la herida ya manaba con mucha fuerza, y la inercia de los visitantes propició, con el juego de cinco califa, una contra en la que Pintinho hizo el 1-4. Al final, la remontada fue imposible, pero los de Josan cayeron con la cabeza alta y Viana, ya en el último minuto, maquilló el resultado con el 2-4. La salvación deberá esperar, al menos, una semana más.
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