Un luchador en toda regla. El Covid-19 ha hecho que la sociedad en su totalidad -o gran parte de ella- se plantee la vida de una forma muy diferente. Los ciudadanos han vivido, en poco más de un año, como una pandemia cambiaba su rutina radicalmente gracias al confinamiento ocurrido durante tres meses o incluso al conocido como toque de queda en las últimas semanas. Debido a esto, las personas han optado por vivir de forma más inmediata y sin pensar en demasía en el futuro más lejano, aunque aún no ha pasado la pesadilla. A pesar de que la situación esta mejorando y la vacuna traiga un rayo de esperanza, hay vidas que se siguen yendo con el paso de las horas. Aun así, hay gente que, luchando y con entrega, se cura del coronavirus, aunque más tarde tengan secuelas importantes de cara a su día a día. Entrando en el mundo del deporte, Paco Bustos, entrenador del Ángel Ximénez de Puente Genil, conoce esta enfermedad muy a fondo. El cordobés dio positivo por Covid-19 el pasado mes de octubre y pasó unos largos días en la UCI del Hospital Reina Sofía. Tras poder decir con la boca llena que ha vencido al virus, Bustos admite en una entrevista concedida a CORDÓPOLIS que el coronavirus hace plantearse muchas cosas en la vida.
Y es que el técnico cordobés es una gran figura dentro del balonmano nacional. Paco Bustos conocía previamente y a la perfección la Liga Sacyr Asobal antes de colocarse a dirigir plantillas, ya que, después de comenzar en el Córdoba de Balonmano, pudo tocar la élite de este deporte de la mano del BM Gáldar. Más tarde, Bustos pasó por el Cangas, Alcobendas, Algeciras, Antequera, Palma del Río, Barcelona o Pozoblanco, localidad cordobesa donde terminó su carrera deportiva para empezar la del banquillo. Y es que el actual entrenador del Ángel Ximénez de Puente Genil empezó su andadura en las categorías de formación de La Salle para justo después dar el salto al Balonmano Adesal en sustitución de Isa Moreno. Un Paco Bustos que atendió a CORDÓPOLIS con la serenidad que le caracteriza, incluso horas después de conseguir el pase a la fase final de la Copa del Rey.
PREGUNTA. Me alegra empezar esta entrevista dándote la enhorabuena por la clasificación a la Copa del Rey.
RESPUESTA. Muchas gracias. Es una alegría y lo pensé cuando hablamos porque no sabía cómo iría, si contento o triste. Fue una alegría muy grande y no solo por la Copa del Rey porque también son 22 puntos y más cerca la permanencia.
P. Antes de tratar el Ángel Ximénez, quiero ir a tus inicios como jugador. ¿Cómo empezaste?
R. Pues yo empiezo en el Fray Albino, colegio del Campo de la Verdad. Empiezo con Mario y en el Polideportivo de la Juventud empezamos los niños a jugar. Ahí me ven y me llaman para el Córdoba de Balonmano. Pues desde ahí con 8 años, paso por benjamines, alevines, infantiles, cadetes, juveniles, junior de primero y luego salí para Gáldar.
P. Imagino que le tendrás un cariño especial al Córdoba de Balonmano.
R. La verdad es que sí. Es mi club y del que salgo. Hay gente que desgraciadamente no está porque han dejado el balonmano. Te marca una forma de vida y te da un deporte que no empecé amándolo, pero al final se fue metiendo dentro de mí hasta ser una forma de vida.
P. Te voy a decir algunos equipos en los que has estado: Cangas, Alcobendas, Algeciras, Antequera, Palma del Río, Pozoblanco y Barcelona.
R. Falta el Gáldar. Estaba jugando en Córdoba y a los 17 años ya había tenido ofertas de Asobal, pero por temas de derechos formativos no pude salir. Al final pude ir al Gáldar con Jordi Ribera, actual seleccionador español.
P. Curioso que no has dudado ni un segundo en Gáldar.
R. Igual que digo que el Córdoba Balonmano a los ocho años marcó mi vida, fichar por Gáldar marcó mi trayectoria. En aquella época estaba estudiando en la facultad, tenía proyección para salir y finalmente no pude. De hecho, ha habido momentos en los que me planteaba tomarme el balonmano de otra forma porque veía que había jugadores que salían y yo por circunstancias no lo hacía. Fue una oportunidad. Pasó ese tren, lo cogí y aquí estoy.
P. ¿Qué es más difícil: llegar a la élite o mantenerse?
R. Es muy difícil llegar, pero por la forma que hay ahora es más fácil. La liga Asobal, con todo el respeto del mundo, ha bajado algunos escalones de nivel. Antes éramos la primera liga a nivel europeo y creo que ahora no. Era muy difícil llegar porque no había tanta comunicación y ahora los entrenadores vemos a jugadores jóvenes muy fácil. Antes era bastante más complicado. Tuve esa pizca de fortuna de salir, pero después es muy difícil mantenerse. Estar muchos años en la élite es complicado por la exigencia personal, por las decisiones que tomes y por tu trabajo. El deporte de élite consiste en mucho trabajo.
P. ¿Fue en Barcelona tu etapa más dorada como jugador?
R. Por títulos sí. Estuve dos temporadas y después renové por una más, pero por disfrute del balonmano para mí no fue el máximo. Donde mejor estuve físicamente fue en Cangas, Algeciras o Antequera. El Barcelona marca y es el mejor club de balonmano, pero como jugador mi mejor momento fue en esos tres sitios.
P. Y finalmente todo acabó en Pozoblanco, pero se abrió una nueva puerta en La Salle.
R. Yo no iba a jugar en Pozoblanco, pero por circunstancias de la vida me piden que si puedo echar una mano con la edad que tenía y me embarco en esa aventura. Llevaba tiempo pensando la forma en la que debía retirarme y entrar en el mercado laboral, pero La Salle fue el que apuesta por mí para entrenar y empiezo ahí. Empiezo con la perspectiva de entrar también como profesor en el cole, que es lo que soy, pero tampoco se puede. Después de entrenar un cuanto tiempo se me presenta la oportunidad de Adesal y después de Puente Genil.
P. ¿Tenías pensado entrenar una vez acabase tu etapa como jugador?
R. No, no lo tenía pensado. Disfruto mucho con el balonmano, pero como entrenador no lo tenía pensado. Hice un curso de entrenador nacional con Raúl Bartolomé que, por circunstancias personales, se queda un año tirado. Yo estaba terminando un año de magisterio y finalmente lo hice. La retirada de un jugador profesional es muy dura y yo creo que muchos de los que componemos la élite lo sabemos. Al final la vida te lleva por ese camino. Yo disfruto muchísimo entrenando, pero quería una vida mucho más normal por mi familia.
P. Aunque muy normal ahora mismo no es.
R. Yo sé cómo es esta vida y cuando te pilla más joven, era más una aventura de vivir el momento, pero ahora con dos hijos la cosa cambia. Se presenta así y tienes que trabajar. Van saliendo cosas y me encanta. Disfruto muchísimo haciéndolo, pero la verdad que es una vida muy complicada.
P. ¿Qué recuerdas de tu etapa en el Adesal?
R. Me meto en la aventura por Rafa Moreno porque nunca había entrenado a un equipo femenino. Cuando llego, me encuentro a unas locas que aman al balonmano. Conseguimos en cuatro años meternos dos veces en fases. Hicimos temporadas muy bonitas y me dejó amistades que aún perduran como Alba, Espe, Amanda o Ángela. Hablo aún con ellas y es raro que un ex entrenador siga hablando con jugadoras. Son muchos recuerdos. He venido aquí a La Fuensanta y me he parado con mucha gente. Vengo menos de lo que me gustaría, pero sí es verdad que es una pena que no podamos venir a ver los partidos.
P. Ahora en Puente Genil puede ser el culmen en tu carrera como entrenador.
R. El ciclo con Adesal se acababa. Yo se lo comuniqué a Rafa Moreno sin saber muy bien qué iba a hacer. Intentaba buscar algo de lo mío, pero no salía. De buenas a primeras, Mariano me llama y me dice que quiere hablar conmigo. A partir de ahí sale esto y yo encantado. Nunca sabes lo que puede pasar y últimamente más por todo lo que me ha pasado. La vida te puede dar sorpresas y esta fue una muy agradable.
P. Te refieres al Covid-19.
R. Sí. Te pone las cosas en su sitio y te demuestra que no puedes hacer planes a largo plazo.
P. ¿Cómo viviste desde que te comunicaron el positivo hasta que finalmente te metieron en la UCI?
R. Creo que llegamos un martes o un miércoles, un jugador se siente mal, suspendemos el entrenamiento y da positivo en las pruebas. En las pruebas ya empezamos a dar más positivos, pero yo estaba bien. Empecé a tener un poco de fiebre y me sentía un poco mal, pero iba bien. Hablaba con la doctora por teléfono. Mi familia también se queda confinada y acaban pasándolo. La fiebre va a más y durante el día 13, cuando todo parece que va a mejor, de buenas a primeras pues me sube muchísimo la fiebre y paso esa noche francamente mal, por lo que me cuenta mi mujer porque yo no me acuerdo mucho. Me costaba mucho respirar y esa mañana decidimos llamar a urgencias para ir al hospital. Una vez que llegas allí pues te hacen las pruebas, placas, neumonía y para dentro.
P. ¿Cómo lo vive tu familia?
R. Muy mal. Ha sido lo peor con diferencia que hemos vivido. Mi hija la pequeña no se ha dado mucha cuenta de lo que ha sucedido, pero Carlota (la hija mayor) sí y lo ha pasado con jaquecas y fiebre. Encarni (su esposa) todavía no ha recuperado el gusto ni el olfato, además de los dolores musculares y también ese mes fue muy intenso. Ha sido muy complicado.
P. Imagino que el apoyo de tu familia habrá sido fundamental en tu recuperación.
R. Te dejan el móvil en la UCI porque gracias a Dios no llegaron a intubarme y podía hablar con Encarni. No era capaz de mandar audios porque no tenía mucha voz y mi mujer tampoco quería. Encarni fue un apoyo para mi impresionante. Ha sido lo peor que hemos vivido.
P. Un punto y a parte en tu vida.
R. Sí. Te dicen que te cambia la vida, pero realmente no es así porque quince días después de darme el alta ya estaba en Guadalajara en el banquillo porque tenía que seguir trabajando y la vida sigue afortunadamente, pero sí que te hace pensar porque tienes que seguir con un ritmo alto de vida. Te hace pensar a dónde quieres llegar, de lo que estás haciendo, a dónde vas... Te hace reflexionar mucho.
P. ¿Qué le dirías a todas aquellas personas que afirman a viva voz que el Covid-19 no existe?
R. Yo respeto que opinen, pero no respeto su opinión. Es un poco absurdo. Yo lo he vivido y por ejemplo en las noticias aparecen muchas imágenes y procuro no verlas porque me hacen recordar lo ocurrido. Que miren eso porque es verdad. Hay gente que fallece, que lo pasa realmente mal o personas que tienen secuelas. Yo a veces me canso mucho y tengo curiosamente más agujetas musculares de lo normal, pero he quedado bien. Hay gente que, aún saliendo, se quedan muy mal. Que se paren a mirarlo porque existe y de verdad.
P. Obviando ya el tema Covid-19 y después de todo lo ocurrido, ¿vas a intentar sacar una sonrisa en las fotos post victoria?
R. Eso es una cosa que es mía. No es por ser mediático porque lo primero es que no me gustan las fotos, pero después yo pienso que la victoria es muy efímera. Hay que disfrutar el momento, pero hay que pensar que un día se está arriba y al otro abajo. El objetivo es salvarnos y hasta que no llegue no estaré tranquilo y contento. Soy así y diez minutos después de la victoria ya estoy pensando en el siguiente encuentro.
P. Pero antes hay que disfrutar la Copa.
R. Cuando llegué a casa me pensé en toda esta situación. Es una pena que nadie de mi familia o los propios aficionados estén disfrutando del gran momento que atraviesa el equipo, Dios quiera que siga así. Va a ser un poco descafeinada porque para la afición de Puente Genil es muy bonito y sé que se animaría gente a ir. De todas formas hay que disfrutarla, ofrecérsela a todos los que no puedan estar y dar la mejor imagen posible, intentando que no nos toque el Barcelona en primera ronda.
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