El Arcángel brinda su última alegría del año
Las trampas se evitan con concentración y ganas, y, tal como avisó Germán Crespo en la previa, el Córdoba se encontraba ante un compromiso más peligroso de lo que pudiera parecer. El Panadería Pulido visitaba El Arcángel en una situación que podía generar dudas en el cuadro blanquiverde, principalmente por una posible mezcla entre fatiga física y exceso de confianza. Sin embargo, los cordobesistas tardaron poco en poner fin a ese contexto de incertidumbre, encarrilando un nuevo triunfo como local. Condición inexpugnable.
Todo ello pese a que los canarios entraron en el partido con una gran efervescencia, protagonizando, además, el primer acercamiento de peligro a los dos minutos, en un centro donde el balón llegó en el segundo palo a Óliver, aunque éste, sin oposición ante Felipe Ramos, no pudo empalar el balón con la fuerza necesaria. Buena puesta en escena, aunque desde ahí, el encuentro entró en un tramo de lucha de esfuerzos continuos, aunque sin ocasiones realmente peligrosas. Con todo, lo cierto es que eran los visitantes los que más merodeaban el área blanquiverde, pero sin acercarse ni tímidamente al gol.
Por el contrario, la primera clara del Córdoba sí se materializó. Efectividad pura. Una buena pared entre Luismi y Willy acabó con el balón en los pies del extremo plasentino, quien a placer hizo el 1-0. El tanto, sin duda, sirvió para que los locales se hicieran, desde ese momento, dueños y señores de la situación. Los de Germán Crespo comenzaron a hilvanar cómodamente por dentro, con un Javi Flores realmente inspirado. De hecho, el propio capitán se sacó de la chistera un pase por alto a la espalda de la defensa que Willy remató con la cabeza para batir (también por arriba) a Hormiga y establecer el 2-0. Media hora de partido y el mismo estaba más que encarrilado. Por resultado y sensaciones.
Y es que todo estaba abocado a una mañana para disfrutar. Así es como se dio la tercera alegría de la afición en el primer acto, pues pocos minutos después, un pase filtrado lo recogió Simo quien, con un toque sutil, establecía el tercero en el electrónico. Minutos para disfrutar sin perder la concentración. El Córdoba continuó sumando acercamientos, con la dupla Viedma-Flores como timón en el centro del campo, y Simo evidenciando pura verticalidad. No obstante, el marcador no volvió a moverse.
Hasta el reinicio. En efecto, apenas cuatro minutos tardó el Córdoba en volver a encontrarse con la portería. En esta ocasión, el protagonista fue el único que faltaba por marcar en la zona de arriba. Una galopada en solitario de Fuentes la culminó él mismo con un fuerte golpeo raso que se coló muy ajustado al palo. Con todo bajo control, los cordobesistas pudieron liberarse y jugar ya con todo a placer. Las rotaciones dieron aire fresco y, aunque las ocasiones siguieron sucediéndose (con especial relevancia para Omar Perdomo y Casas), el acierto no volvería a producir. Y es así como se confirmaba un 4-0 y otro reto cumplido en clave blanquiverde, pues el plantel cierra el curso en El Arcángel con tres puntos más que sumar a un botín más que ambicioso. Un feliz último brindis.
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