Cambio de filosofía de la mano de Marrero
Cierto es que en los últimos años las pretensiones fueron altas. Pero no menos que la metodología era distinta. El Córdoba tiene trazado un plan para su filial. Una hoja de ruta que apenas varía con la diseñada por la anterior propiedad del club pero que tiene puntos diferenciadores. El más claro es el referido a la elección del entrenador para el segundo cuadro califal, cuyas riendas va a tomar por vez primera en más de un lustro, y de dos, un técnico sin relación con la entidad. Se trata del valenciano Juan Marrero, convertido desde el lunes en líder de otra filosofía. Él es el capitán de un nuevo barco como preparador del B, un navío que apunta como objetivo principal al ascenso, a su retorno a Segunda B.
“Es un entrenador de éxito. Viene con la filosofía del grupo León. Es una persona con siete ascensos y mucha experiencia en el banquillo”, ha explicado Luis Oliver en la presentación del técnico. El director general deportivo del Córdoba ha subrayado este martes que Marrero es “un chico joven, con ambición” y que “le gusta mucho trabajar con gente joven”. “Creo que reúne las características de las dos principales cosas que le hemos pedido: una, que forme jugadores para el primer equipo; y dos, que gane”, ha apuntado el navarro acerca del nuevo entrenador del filial blanquiverde. El segundo de los retos es, sin embargo, el esencial de la entidad para su segundo equipo. Más que nada, porque mientras más alto vuele más sencillo será el salto al primer plantel.
Con esa idea aterriza en El Arcángel Juan Marrero, quien afronta su primer desafío en los banquillos fuera de Extremadura. No en vano, su trayectoria como preparador se resume, no sin una significativa enumeración de logros, en un periplo por la provincia de Badajoz. Al club de dicha capital dirigió la pasada campaña en Segunda B, antes de regresar a Tercera. ¿Qué le motiva para bajar un escalón? “Creo que el proyecto del Córdoba es ahora uno de los más atractivos del panorama nacional. Estar en el filial me reporta una ilusión tremenda”, ha aseverado el valenciano, que ha querido “agradecer a los rectores del Córdoba esta oportunidad”. Lo importante, sus objetivos son compartidos con la entidad califal. “Primero, surtir al primer equipo en todo lo que necesite y luego, conseguir el ascenso, porque un proyecto como el del Córdoba tiene que tener un filial en la máxima categoría posible”, ha dicho.
El valenciano se lanza a la aventura sin temor y, por el contrario, con la voluntad por llegar a cotas elevadas. “Es la primera vez que salgo de Extremadura, pero me he enfrentado a muchos equipos andaluces en play off y he estado en Segunda B. Creo que el grupo va a ser fuerte pero también que el proyecto va a ser muy ambicioso. Ahora mismo sólo pienso en el ascenso”, ha expuesto Juan Marrero sobre su cambio de aires. Acerca de su idea de juego, el nuevo técnico del Córdoba B ha realizado una firme declaración de intenciones: seguir la línea marcada por el primer equipo. “Creo que me tengo que amoldar también al sistema del primer equipo, que tiene que ser la base. Me gusta presionar muy alto, poner mucha intensidad”, ha señalado al respecto. En todo ello, ha considerado básico que “los jugadores se den cuenta de dónde están” y reconozcan que tienen ante sí “un futuro prometedor”.
La filosofía del Córdoba en relación a su conjunto dependiente queda, por tanto, muy bien definida. El regreso a Segunda B es un deseo transformado casi en deber. Por este motivo el club ha elegido a un experto en ascensos. Entre otros, Juan Marrero ha logrado durante su breve pero intenso y meritorio recorrido por los banquillos los saltos a la categoría de bronce de Arroyo, Extremadura y Badajoz. A esta última escuadra la ha mantenido en el Grupo IV, del que se despide al igual que hizo su nuevo equipo. Y la meta primordial es recuperar el terreno perdido para ofrecer mayores garantías al conjunto blanquiverde de jugadores de futuro con valía en el presente. Sus guarismos son razón suficiente, además, para modificar la tradicional postura del club en relación a su filial: confiar el mando a un hombre ajeno a la casa blanquiverde.
En realidad no es desde hace una década sino que se trata de una costumbre desde que el Córdoba B existe como tal. El entrenador siempre ha tenido vinculación con la entidad, de una forma u otra. Desde Pepe Murcia, con el que el filial consiguiera su primer ascenso, hasta José María García, que ahora va a seguir como segundo. Con Carlos González esta filosofía no varió lo más mínimo, pues al frente de la escuadra dependiente estuvieron Alessandro Pierini, Rafa Berges, Pablo Villa, José Puche y Luis Carrión. Todos ellos fueron exjugadores del primer cuadro califal, y alguno ha sido después preparador del mismo. A ellos se les sumaron José Antonio Romero y Jorge Romero, además del ya mencionado García, hombres de club como se suele decir. Por vez primera, el rumbo cambia en este sentido.
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