Y la afición del Córdoba, ¿qué?
Harto de perder, el Córdoba está enfrascado en recuperar todo lo que pueda. El objetivo final será volver a la categoría profesional, pero antes ha de reconstruirse de manera absoluta para seducir a los que no cambian porque son los mismos que llevan ahí plantados unos cuantos años tragando frustraciones. Sí, se trata de ellos: los aficionados. La campaña de socios 19-20, que el club presentará este viernes, supondrá el gran test para medir los niveles de ilusión del cordobesismo después del cataclismo del descenso. El club salió del mapa profesional después de doce años y ahora aborda un curso de extrema dureza en el grupo IV de la Segunda División B. Tuvo en torno a catorce mil abonados en el último ejercicio futbolístico, pero nunca llegó a tener a ese número reunido en las gradas. La mayoría terminó desertando ante el pobre espectáculo que pudo presenciar. Está por ver si el señuelo emocional y las condiciones económicas -habrá rebaja en el premio- les resultan atractivos. De momento, León ya avanzó un regalito: habrá carné gratis para los que renueven en caso de ascenso a Segunda.
¿Qué argumento ha usado la entidad para enganchar a sus seguidores? Más que las llegadas, han emocionado las salidas. Prácticamente no queda nadie de quienes perpetraron la peor campaña en Segunda de todos los tiempos. Intervinieron 35 futbolistas y puede que finalmente no sean más de cinco los que defiendan la blanquiverde en la categoría de bronce. Una temporada tan desastrosa como la última no deja ídolos entre la hinchada. Si acaso, quedaron indultados los puntas Piovaccari y Andrés. El primero no parece tener sitio. Hizo los mejores números de su carrera (12 goles) al borde de los 35 años. Esta semana contó en el digital Cordobadeporte que ni siquiera le han llamado. El otro fue traspasado al Rayo Vallecano por 2'5 millones más extras, en lo que ha sido la operación salvadora de la economía del club que preside Jesús León.
El empresario montoreño, también inmerso en un proceso de rehabilitación de su imagen, permanece al frente de un proyecto que cambia de pilotos en zonas básicas. Llegaron un nuevo entrenador -el experto Enrique Martín Monreal-, un director deportivo -Alfonso Serrano-, un secretario técnico -Jorge De Cózar- y un puñado de fichajes con cierto rango: Raúl Cámara (Tenerife), Juanto Ortuño (Lleida), Víctor Ruiz (Atlético de Madrid B), Jesús Álvaro (Cartagena), Edu Frías (Espanyol B) y el internacional panameño Fidel Escobar, cedido por el Sporting Miguelito. Un portero, tres defensas, un medio y un delantero centro. La transformación será brutal para una formación en la que apenas quedarán vestigios del pasado.
“Una temporada como la que hemos sufrido deja marcados a los jugadores”, dijo Jesús León como argumento para justificar que se harían las mínimas renovaciones posibles. Con la afición sucede lo mismo, pero el plan no es que se vayan sino que se queden. El cordobesismo encajó muy mal la desastrosa campaña y dejó las gradas vacías. En los últimos partidos disputados, el aspecto de El Arcángel resultó desalentador. El fútbol siempre da una segunda oportunidad. ¿Cómo reaccionará la afición ante el nuevo proyecto? ¿Habrá conseguido Jesús León convencer a los seguidores de que todo puede ir a mejor? La campaña de abonados que se presenta esta viernes empezará a dar algunas respuestas.
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