Plantean la probable localización de una nueva mezquita andalusí en Córdoba
En la historia de Al Andalus de Al Maqqari, escrita en el siglo XVII, este argelino señala que en pleno esplendor del califato omeya de Qurtuba la ciudad llegó a tener 490 con el primer emir, Abderramán I. Pero que con Al Haken II, en pleno esplendor del califato de Córdoba en el siglo X, hubo más de 3.000. Las cifras, según todos los historiadores, son muy exageradas. Pero sí que coinciden en señalar en que la Qurtuba del siglo X tuvo un número indeterminado de mezquitas y que éste era muy importante.
A día hoy sobreviven, fosilizadas, varias. Aparte de la gran Mezquita de Córdoba, hay testimonios de alminares dentro de iglesias como el de Santiago. O epigrafías que confirman que San Lorenzo antes que iglesia fue mezquita. O investigaciones en el convento de Santa Clara, que demuestran su uso anterior como mezquita. O el famoso alminar restaurado en San Juan de los Caballeros. Pero son pocas las que están oficialmente identificadas. En las últimas décadas, en las que el urbanismo cordobés se ha expandido hacia Poniente y donde se han arrasado gran parte de los arrabales islámicos, se han descubierto restos de antiguas mezquitas bajo la actual estación de autobuses o en las obras de la Ronda Oeste de Córdoba.
Ahora, una tesis de la Universidad de Córdoba, escrita por Inmaculada Villafranca Jiménez, acaba de plantear la más que probable localización de una antigua mezquita andalusí en Córdoba que era desconocida. Y lo ha hecho basándose en los restos de un ataurique hallado durante una excavación arqueológica durante unas obras en la calle Virrey Caballero Góngora, junto al Paseo de La Victoria. Parte de esta tesis ha sido divulgada como un artículo científico a través de la revista arqueológica Antiquitas, de Priego de Córdoba, donde Villafranca plantea su hipótesis.
Los restos del ataurique, hasta ahora desconocidos, tienen grabados la conocida como sura del trono, muy importante en el islam. La aleya completa dice: “Su Trono se extiende sobre los cielos y la tierra y su conservación no le resulta onerosa. Él es el Altísimo, el Grandioso”. La autora explica que “se recita cuando alguien muere, antes de emprender un viaje o de irse a dormir y otorga protección espiritual y física a los creyentes que la pronuncian”. A día de hoy, esta sura sigue apareciendo en inscripciones de mezquitas del norte de África, señala.
Pero su propuesta va más allá del ataurique, que con esta sura se colocaría en un templo islámico del que no habrían aparecido más restos. Así, la investigadora se centra en el resultado de la excavación en el solar, en el que se realizaron dos catas y donde se llegó a profundizar hasta la época romana. En una de las catas se halló un edificio del siglo XI. La excavación localizó tres muros. Uno de ellos se vincularía a un edificio público y los otros dos protegerían un supuesto canal que encauzaría un arroyo de aguas limpias, algo muy importante para la tesis. En los alrededores ya se identificó previamente lo que podría ser una necrópolis andalusí.
Así, la autora señala que “sin pruebas que permitan confirmar ninguna hipótesis, es interesante plantear, al menos, qué diferentes tipos de construcciones podrían hallarse en las inmediaciones de una necrópolis qurtubí del siglo X”. Aunque podría tratarse de una vivienda cercana a la necrópolis en la que estuviese el ataurique, la investigadora se inclina por pensar que podría tratarse de una mezquita por varios motivos. El primero, que “no es extraño encontrar una mezquita cerca de una zona de necrópolis. Esta vinculación entre zona de culto y de enterramiento aparece repetidamente en el urbanismo islámico”.
“Las mezquitas cercanas a cementerios son comunes en la Córdoba andalusí”, señala la autora antes de anunciar un segundo motivo: “es característico de la topografía encontrar necrópolis vinculadas a cursos de agua, no solamente en Córdoba sino en todo al-Andalus”. “Tanto en la necrópolis vinculada a la mezquita de la Estación de Autobuses, la probable mezquita de Santa Rosa (junto a la necrópolis de Umm Salama), como en el caso de calle Virrey Caballero Góngora, vamos a encontrar ejemplos de arroyos canalizados cercanos a necrópolis y estructuras interpretables como edificios de culto”, señala.
Todo esto, le lleva a concluir que “el epígrafe y los dos fragmentos de ataurique nos marcan el carácter oficial de su construcción y el canal de aguas limpias, la orientación del edificio hacia el sureste”. De esta forma, aunque no se ha excavado el solar más allá de las catas arqueológicas, la autora “propone la identificación de estos restos como los de una mezquita situada en las inmediaciones de la necrópolis; una posible mezquita de ‘Ȃmir al-Qurašȋ”.
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