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Lucena adquirirá la finca que acoge al yacimiento íbero-romano de Morana

Restos en el yacimiento de Morana en Lucena.

Europa Press

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La Comisión Provincial de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía en Córdoba ha dado su visto bueno a la solicitud que, en su momento, hizo el Ayuntamiento de Lucena (Córdoba), para que se permita la segregación de la finca donde se ubica el yacimiento íbero-romano de Morana, cuya compra pretende cerrar este mismo año, previa tasación de la finca ya segregada y tras alcanzar el correspondiente acuerdo con el propietario, dada la “buena disposición” para ello entre ambas partes.

Así lo han confirmado a Europa Press, en primer término y respecto al acuerdo de la Comisión Provincial de Cultura, fuentes de la Administración autonómica, mientras que este mismo lunes y en rueda de prensa, el alcalde de Lucena, Juan Pérez, ha avanzado la intención del Ayuntamiento de que, aunque no haya partida presupuestaria prevista para ello este año, se pueda cerrar en este 2022 un acuerdo con el propietario del olivar donde se encuentra el yacimiento, para comprarle la parte correspondiente de la finca.

Ello requiere, según ha precisado el alcalde, que, una vez que el dueño del olivar solicite y registre la segregación de la parte de la finca donde se sitúa el yacimiento, el Ayuntamiento encargará una nueva tasación del terreno, para actualizar la ya realizada años atrás y, en base a la misma, negociará con el dueño del olivar para cerrar su compra antes de que acabe 2022, con la previsión de pagar en años posteriores.

El alcalde ha venido mostrando interés desde hace tiempo por la compra de los terrenos de Morana y en 2017, según ha publicado 'Diario Córdoba', los quiso adquirir con fondos provenientes de la compensación por la ocupación de la Autovía del Olivar. Entonces ya hubo un avance de valoración que rondaba los 200.000 euros para unos terrenos que ocupan alrededor de 15 hectáreas, de poco interés para el cultivo.

Los constantes expolios han estado poniendo en peligro el yacimiento, declarado el 6 de marzo de 2000 Bien de Interés Cultural (BIC). Además, desde el descubrimiento del yacimiento se han producido cambios en la propiedad de estos terrenos, lo cual ha dificultado que fructifiquen las negociaciones para su compra por el Ayuntamiento, teniendo en cuenta, además, que la Ley obliga a los propietarios de este tipo de bienes culturales a custodiar, mantener y conservar los mismos.

Recinto fortificado

Morana es un yacimiento arqueológico de enorme interés y uno de los más importantes de su tiempo en la zona Sur de la provincia. Sin embargo, con el paso de los siglos, el pillaje y los expolios han dejado sus nefastas huellas en lo que en su momento fuera un importante recinto fortificado. Prueba de ello es que se tiene constancia de que en las laderas de Morana hubo un asentamiento humano en el siglo IX antes de Jesucristo.

En este área había, junto al núcleo urbano de la época de los íberos, otra zona dedicada a necrópolis. El yacimiento de Morana se encuentra en un área apartada del término municipal de Lucena, camino de la aldea de Jauja y a escasa distancia del paraje natural de la Laguna Amarga.

En la memoria de su declaración como BIC se destaca que el yacimiento arqueológico Laderas de Morana constituye un claro ejemplo de cerro fortificado íbero (oppidum), tan característicos del valle del Genil en ese periodo. Aunque no han quedado restos arquitectónicos de sus primeros pobladores, los restos cerámicos recogidos en superficie demuestran la ocupación del cerro desde época tartésica, continuada hasta, al menos, hasta los últimos siglos de la dominación romana.

Del período íbero quedan restos de la muralla y de un baluarte defensivo. De época romana destacan las cisternas de 'opus caementicium' y tal vez las tumbas hipogeas con 'dromos', cuya datación no ha sido claramente determinada. El yacimiento conserva restos constructivos importantes que hacen del mismo un lugar clave para el conocimiento del poblamiento antiguo de esta comarca cordobesa.

Presenta abundante material de épocas ibérica, romana y algunos y dispersos restos musulmanes. Entre los vestigios arquitectónicos más interesantes destaca una doble línea de muralla: la primera rodea la cima del monte, mientras que la segunda se localiza en la zona más accesible, la ladera sur. En este segundo recinto destaca una atalaya íbera situada sobre una meseta de altura menor que avanza sobre el terreno circundante.

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