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Medina Azahara: el título de Patrimonio Mundial en el horizonte y el 90% por excavar

Iluminación del conjunto arqueológico Medina Azahara | MADERO CUBERO

Carmen Reina

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En julio de 2018, la Unesco decidirá si otorga a Medina Azahara el título de Patrimonio de la Humanidad. Será en la 42ª sesión del Comité de Patrimonio Mundial de este organismo internacional cuando se conozca si el conjunto arqueológico logra poner la guinda a la carrera de su candidatura. Una meta que llegaría 107 años después de que se excavara por primera vez la ciudad palatina que, sin embargo, aún se esconde bajo tierra en un 90% y que, quizás con el ansiado título, lograra un impulso para bucear en busca de nuevos hallazgos.

Porque, Medina Azahara, símbolo del poder que tuvo en el siglo X el califato de Córdoba en su máximo esplendor, tiene una historia paralela en la historia de sus excavaciones y los trabajos de conservación que allí se han llevado a cabo. Una historia que comenzó en 1911 y que, como axioma general, ha seguido una regla: si no se puede garantizar la conservación de lo ya excavado, no se debe ampliar el área de excavación. Y ese ha sido su devenir en estos 107 años, donde se ha debido conjugar la excavación de nuevas áreas con la restauración y conservación de las mismas. El resultado: el 90% del conjunto yace aún enterrado.

La cronología de las excavaciones que se llevaron a cabo en Medina Azahara se remonta a 1911 y prosiguieron hasta el inicio de la Guerra Civil con las primeras viviendas, el edificio basilical y varios patios, reanudándose los trabajos ya en 1944 con el descubrimiento progresivo del Salón Rico, la Mezquita Aljama, el pórtico y la Plaza de Armas, la Casa de Ya´far, la Vivienda de la Alberca y los jardines, todo ello hasta 1976. Es en esa fecha cuando las excavaciones sufrieron un gran parón casi definitivo, devenido por distintos motivos.

Falta de protección y expolios

De un lado, los cambios políticos en el país, que no desatascaron la continuidad en los trabajos de Medina Azahara hasta los años 80, con la transferencia de las competencias en materia de cultura del Estado a las comunidades autónomas. No es hasta 1985 cuando la Junta de Andalucía asume la gestión y la titularidad del conjunto arqueológico, crea un institución específica y la dota de una estructura administrativa para reiniciar el proceso de recuperación del yacimiento.

Pero, de otro lado, está el estado en el que para entonces se encontraban los restos hallados, sin apenas protección y siendo objeto de robos continuos. Ese hecho es clave para tomar la decisión de no ampliar el área excavada antes de conservar en condiciones lo que ya se había dejado al descubierto. Y se paralizan entonces las excavaciones.

De ahí en adelante, los trabajos que se han llevado a cabo en Medina Azahara se centran en la conservación y en la musealización de los diferentes espacios del área excavada, para llegar a ofrecer un recorrido de visitas públicas. De hecho, en los últimos años tan sólo ha habido una gran excavación más en el conjunto arqueológico. Fue la última, entre 2007 y 2008, para descubrir el tercio más oriental de la muralla sur de la ciudad palatina y donde afloró una mezquita y una gran calzada islámica.

Restauraciones desde 1924

El resto de las intervenciones han sido restauraciones y procesos de conservación que se han prolongado desde 1924 hasta la actualidad, con últimas actuaciones como la del acondicionamiento paisajístico de la Plaza de Armas (2014) o intervenciones que se iniciaron a mediados del siglo XX y aún deben continuar, como es el caso del Salón Rico, pendiente de obras de restauración.

Todo este trabajo a lo largo de más de un siglo -excavaciones y restauración- está pendiente ahora de la candidatura de Medina Azahara para ser distinguida como Patrimonio Mundial por la Unesco. Si ese galardón llegara finalmente, apuntalaría el compromiso de las administraciones y de la ciudadanía en la conservación de Medina Azahara, reforzando su valor histórico y patrimonial. Quizás, ese fuera el camino para dedicar más recursos al yacimiento y reiniciar el descubrimiento de la ciudad palatina que aún se esconde bajo tierra.

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