“Enganchados” a ayudar o cómo el ser voluntario te transforma

“Esta labor te da una satisfacción personal al ver cómo puedes ayudar a las personas. Y te va enganchando. Te engancha”. Así define Maribel García su dedicación como voluntaria a ayudar a otras personas, una labor que acaba por sumar al beneficio que presta a quien ayuda, un sentimiento de bienestar personal. Ella, una mujer ya jubilada de Córdoba, cuenta una experiencia que también comparten otros perfiles de personas voluntarias, como María José Cantero, una joven estudiante de Lucena, o Alexander Pabon, un trabajador venezolano que vive en Córdoba y que saca tiempo de su día a día para colaborar.

Los tres prestan su colaboración en Cruz Roja. Los tres contactaron con esta organización por diferentes motivos. Y los tres han acabado haciendo de su voluntariado algo muy especial en sus vidas.

Cuenta Maribel García que se inició en el voluntariado en 2017, después de que la prejubilaran de su empresa. “¿Qué más puedo hacer ahora?, dije. Y entré a probar, a ver si me gustaba”. Entró en Cruz Roja, donde dedica una media de tres días en semana a su labor de voluntariado. Aunque ha colaborado en distintos ámbitos, su principal tarea está en el servicio de Acogida, hasta donde llegan por primera vez las personas que recurren a esta organización en busca de ayuda.

“Ahí vemos sus necesidades, su situación económico-social, todo lo que nos cuenta. Y la derivamos al servicio que se ajuste a lo que esa persona necesita”. Ahí, puede pasar por ejemplo a los servicios de empleo, de inmigración, juventud, infancia o personas en máxima vulnerabilidad, entre otras.

“Te das de bruces con la realidad”

“Te das de bruces con la realidad. Empiezas a ver las necesidades de personas que están en tu mismo entorno, de tus propios vecinos de los barrios de Córdoba, que están verdaderamente necesitados”, relata Maribel sobre su experiencia. Y eso, acaba por dejar huella en los voluntarios, hasta transformar su percepción y ver la realidad desde otras perspectivas. “Impresiona la cantidad de gente que necesita ayuda y apoyo. Es lo que más te impacta”.

Y, ante ello, ven que con su labor realmente ayudan a otras personas. “A veces, los recursos son limitados, pero, cuando tú tienes una respuesta para esa persona, la satisfacción es inmensa”. “Yo, me tengo que poner mala para dejarlo. He dejado otras cosas para dedicarme a esto”, dice sobre cómo entre sus prioridades en la vida se ha colado la colaboración como voluntaria.

Joven, estudiante y voluntaria

Tiempo para prestar ayuda es lo que también saca de sus estudios María José Cantero, una joven de Lucena, que cursa Educación y Trabajo Social en Sevilla, pero que, de manera online entre semana y presencialmente durante los periodos vacacionales y días que pasa en su pueblo, colabora como voluntaria en Cruz Roja.

A sus 21 años, lleva ya más de dos colaborando con esta institución, a la que se acercó por introducirse en el ámbito asociativo de Lucena “ver qué estaban realizando y cómo funciona en mi pueblo el tema social”, explica. Al llegar, recuerda, “empecé a hacer un poco de todo, porque al ser una asamblea local todos los voluntarios acabamos pasando por todos los departamentos y distintas actividades. Eso me dio la oportunidad de conocer a fondo la dinámica”.

María José trabajó, por ejemplo, en distintos talleres para personas mayores y el seguimiento telefónico de estas, también en el reparto de alimentos a familias en situación de vulnerabilidad, o en el acompañamiento a personas sin hogar con la unidad nocturna y en actividades con juventud. Pero, entre todo eso, acabó quedándose con lo que ella misma vio al principio: cómo acoger y formar a las personas voluntarias que quieren sumarse a esa ayuda en Cruz Roja. “Actualmente, soy referente de voluntariado, junto a otra compañera, coordinando la acogida de nuevos voluntarios y las actividades, haciendo seguimiento y registrando su labor”, desgrana.

Esa tarea tiene una contraprestación personal, señala. “Creas un sentimiento de pertenencia con distintos voluntarios, haces amistades y aprendes mucho. Es como un apoyo más en tu vida y tú un apoyo para ellos”.

Dice esta joven que ser voluntaria también le hace “estar inmersa en algo, no sentirte aislada. Te refuerza a nivel personal, a nivel de trabajo y a nivel sentimental”. Porque al final, sintetiza, “ayudar a las personas, ser útil, te hace sentir que tienes algo que aportar”.

Migrante y voluntario

“Definitivamente, lo que te llena es la sonrisa y el amor que las personas te demuestran cuando tú les das ese poquito de tiempo para ayudarles”. Es el testimonio de otro voluntario, Alexander Pabon, venezolano de origen que llegó a Córdoba hace poco más de un año. Informático de profesión, colabora en Cruz Roja en actividades para reducir la brecha digital, entre otras actividades, para las que busca tiempo de su día a día de trabajo.

Recuerda Alexander que, desde su país, llegó primero a Montilla y allí fue donde contactó con Cruz Roja, primero como una manera en la que socializar e “insertarme en una sociedad donde no conocía a nadie”. Pero, enseguida, “vi el cartel del programa Clica, que tiene que ver con reducir la brecha digital” y ahí, con su profesión, vio que podía ser útil.

“Yo soy graduado en Informática, ingeniero de sistemas y es un mundo que me apasiona. Y vi la oportunidad de compartir, apoyar esa área y conocer gente. Y la calidez y la forma tan agradable en la que recibieron me hizo sentir ese deseo por compartir mi ayuda”.

Una ayuda que realiza, sobre todo, con personas que no han tenido la oportunidad de desarrollarse en el mundo digital, personas mayores sobre todo, pero también orientar a familias con niños para saber qué peligros puede tener internet para los menores. “Hay personas que no saben ni cómo acceder a una página web, cómo obtener el certificado digital o cómo hacer cualquier gestión online”.

“No te haces una idea de la cara de alguien, por no saber hacer eso, se ve en el olvido”, dice gráficamente. “Y el agradecimiento de estas personas es maravilloso”. “Te da muchísima alegría y también esperanza saber que sí se puede hacer algo para cambiar esta sociedad, por ayudar y mejorar este mundo”.