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Cuatro guitarras para Paco de Lucía

Concierto de Eos Guitar Quartet en el Festival de la Guitarra

María Villatoro

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Si por algo persiste en el vivo recuerdo el genio Paco de Lucía, no es sino por la hazaña de revolucionar y cambiar la percepción de la guitarra flamenca, hecho que le valió para internacionalizar este noble arte. Prueba de ello es el EOS Guitar Quartet, un cuarteto suizo de guitarras conformado por Marcel Ege, Julio Azcano, David Sautter y Michael Winkler, en palabras de Leo Brouwer: “uno de los mejores cuartetos de guitarras del mundo”. 

El teatro Góngora fue el escenario idóneo para plasmar precisamente cómo los genios se nutren de otras genialidades, y es que este cuarteto inició su repertorio con algunas piezas de “Paco de Lucía interpreta a Manuel de Falla”, el duodécimo álbum del guitarrista, donde homenajea y adapta algunas de las obras de este otro genio como Danza de la molinera, Danza de los vecinos o La vida breve

Prosiguieron con una pieza compuesta expresamente para el cuarteto por Leo Brouwer que se articuló en tres movimientos; Fandango de las Cositas Buenas, Quejío del Poeta Duende y El Trébol de Cuatro Hojas. Fluctuaron entre fandangos y rondeñas, sin embargo y a mi gusto, no con mucho acierto. Cierto toque minimalista y una afinación poco usual, hicieron en su conjunto una composición poco armoniosa con momentos muy tensos cargados de sonidos estridentes. 

La gran sorpresa de la noche fueron las composiciones del integrante Marcel Ege, realizadas expresamente para el cuarteto, para su interpretación contaron con la participación del percusionista Ricardo Espinosa, quien contó con el cajón y con una vasija o botijo para mecerse en el compás. Seguiriyas y bulerías fueron los palos que interpretaron, creando de esta manera un ambiente disruptivo a los anteriores, un ambiente puramente flamenco. Aunque alejado de las paletas de sonidos asociados a estos palos, conservó los cierres típicos de dichas falsetas, haciendo genuina la interpretación de un extranjero sobre la Andalucía más profunda y castiza. 

Tras una hora de concierto se dispuso un breve descanso que dio pie a lo que muchos de los asistentes esperaban, la interpretación de “El alma de Paco” la obra que compuso el cordobés José Antonio Rodríguez para el cuarteto. Una pieza muy en la línea del maestro; sonidos que nos evocan la añoranza de la tierra desde la perspectiva de la lejanía y en cierta medida, la soledad, sin dejar atrás la frescura y el soniquete al más puro sello Rodríguez. 

La siguiente aportación vino de la mano de John McLaughlin, en conmemoración a una amistad que surge a partir de la música. “Soñando con el sonido” fue una creación pensada para tocarla con el maestro Paco, y dado que este hecho nunca llegó a producirse McLaughlin la cedió para este homenaje el cual “estaría incompleto sin esta presencia”, aclaró el argentino Julio Azcano. 

El fin de fiestas fue protagonizado por los trabajos de dos de los integrantes del cuarteto; David Sautter con “Axa, Fátima y Marién” y Marcel Ege con “Paquiro”, ambos inspirados en dos poemas de Federico García Lorca, Las morillas de Jaén y el Café de Chinitas respectivamente. Una excelente muestra de la originalidad y creatividad compositiva que levantó por completo a los asistentes.  

En definitiva, este homenaje fue un repaso del reguero de amistades e influencias musicales que sembró en vida Paco de Lucía, pese a que su huella no estuvo del todo clara en algunas ocasiones, como diría Rodríguez, siempre permanecerá eterna “El alma de Paco”.

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