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ENTREVISTA

Chano Domínguez, músico: “Vicente Amigo es un músico único e irrepetible”

Chano Domínguez

Juan Velasco

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La música de Chano Domínguez (Cádiz, 1960), Premio Nacional de Músicas en el año 2020, es un regalo contra la xenofobia y los nacionalismos. El suyo es un nombre que uno sitúa automáticamente junto al de Paco de Lucía, Jorge Pardo, Enrique Morente o Sabicas, artistas legendarios y canónicos que, además de ser pilares de la música española, son puentes desde la Península Ibérica al resto del mundo.

Tras vivir una buena etapa en Estados Unidos, Domínguez ha vuelto a vivir en España. El paréntesis le ha servido para ver con otros ojos la fuerza que tiene el arte jondo cuando se lleva a las partituras y los escenarios de todo el mundo. Su teoría es que el flamenco está a punto (si no lo ha logrado ya) de convertirse en un género jazzístico propio, como lo son desde hace décadas la bossanova o la samba.

Aprovechando su paso por Córdoba, donde ha tocado en el Gran Teatro acompañado de un grupo de jóvenes intérpretes salidos del Taller de Músics de Barcelona, Chano accede a charlar un rato con este periódico y para dejar por escrito su rendición ante la magia de otro ilustre puente flamenco (y cordobés) al mundo: Vicente Amigo.

Tocar con jóvenes me recuerda lo que yo he sido y lo que quiero seguir teniendo: la ilusión

PREGUNTA. ¿Qué te aporta tocar con jóvenes músicos? 

RESPUESTA. Es que son músicos jóvenes pero muy experimentados, porque han terminado todos su carrera en el Taller de Músics de Barcelona. Están recién salidos, pero he estado trabajando con ellos ya el año pasado y ya hicimos algunos conciertos. Y este año pensé que era buena idea seguir activando este grupo porque me permite tocar una música con una banda grande. Es algo perfecto, porque me permite recuperar el repertorio de un disco que hice ya hace más de una década y que se llamaba New flamenco sound (Universal, 2006). Y es una savia nueva pero que ya tiene la carrera terminada y ha estudiado mucho. Tocan muy bien y son muy conscientes. Para mí es una alegría tocar con ellos.

P. ¿Qué ha aprendido Chano Domínguez de ellos?

R. Bueno, tocar con jóvenes me recuerda lo que yo he sido y lo que quiero seguir teniendo: esa ilusión y esas ganas de hacer lo que se hace. O sea, hacer las cosas simplemente por una necesidad de sentir. De sentirte bien tú por un lado y de hacer sentir bien a la gente que lo oye por otro. Es algo muy bonito y agradable sentir esa frescura, esas ganas de trabajar y mostrar lo que estás haciendo.

P. Al mismo tiempo, sí que hay una diferencia con aquel joven que fue, porque usted fue autodidacta, a diferencia de ellos.

R. Bueno, indudablemente son bagajes diferentes. Yo no tuve la oportunidad de ir a un conservatorio cuando era pequeño y me formé de manera autodidacta. Ellos han tenido la gran suerte de criarse en otra época, con muchísima más información y esto facilita un poco las cosas. De todas maneras, si tú no tienes talento, si no tienes perseverancia… No sé. A mí los jóvenes me preguntan cuál es el secreto para ser músico y yo les digo: no cansarte. Hay que tener mucho amor por lo que haces, mucha ilusión y muchas ganas. Eso es lo que hace que los que nos dedicamos a crear estemos con esta ilusión siempre, de a ver qué va a pasar. 

P. Porque además ya está claro a estas alturas que saber leer una partitura no va a matar a ningún duende ni va a hacer quita pellizco.

R. Exacto. Hay mucha gente que se ha criado en la calle que tiene mucho pellizco y mucha gente que se ha criado en la calle y no lo tiene. Igual que hay mucha gente que ha estudiado en el conservatorio y no tiene ese feeling y hay otra que sí lo consigue. Creo que esto tiene más que ver con quién eres, con cómo te has formado y con la percepción del tiempo y del compás, y de la armonía y de la melodía.

P. Además, que las barras de una partitura nunca son los barrotes de una cárcel.

R. Por supuesto que no. Mira, yo soy autodidacta, pero al final terminé estudiándolo todo, incluso he escrito un concierto para orquesta sinfónica. El que tú hayas aprendido de una manera que no sea ortodoxa no significa que no hayas aprendido bien. Yo lo he hecho, además, de mayor y con mucha conciencia.

P. Y aprender de mayor es más difícil. Que no tiene uno la mente esponja de la infancia y la juventud.

R. Sí, totalmente. Mis hijos leen música perfectamente, mucho mejor que yo. Porque ellos se han criado desde pequeños leyendo música y lo tienen muy a mano. 

Escribir música para una orquesta es matemática y arquitectura

P. Lo que está claro es que en el flamenco y en el jazz, que son dos cosas que haces tú maravillosamente, lo importante es la libertad. Que haya campo pa correr. 

R. Como no. El sentir que te puedes expresar de la manera que tú quieres dentro de un contexto flamenco o jazzístico, que tú puedas encontrar tu libertad y tu mensaje, que en el fondo es encontrar lo que quieres decir. Eso es.

P. Es curioso, porque creo que fue Thelonious Monk el que decía que los músicos de jazz eran matemáticos inconscientes o involuntarios. 

R. Bueno, la música tiene mucho que ver con la matemática. De hecho, toda la armonía se rige por la matemática. Y los tiempos… Estamos todo el día hablando de números y de suma. Está claro que la matemática está ahí. Y la arquitectura también. Escribir música para una orquesta es matemática y arquitectura, tienes que construir unas sonoridades con toda esa paleta de colores de la orquesta.

P. En su trabajo con músicos de todo el mundo, ¿nota que a ellos les cuesta la matemática del flamenco, que digamos que es un tanto particular?

R. Bueno, en esto te tengo que decir que hay de todo. Hay músicos en el mundo que se identifican muy rápidamente con el acento flamenco y que parece que han nacido ya en un lugar donde eso pasaba a diario, y hay otros a los que les cuesta mucho más trabajo y que realmente no terminan de adecuarse a los acentos de los ritmos flamencos. Pero lo que no cabe duda es que el flamenco en los últimos años se ha abierto muchísimo al mundo y se ha universalizado muchísimo.

P. ¿Se ha estandarizado el flamenco de algún modo como género jazzístico?

R. Pues yo que he pasado varios años viviendo en Estados Unidos y he tenido la oportunidad de tocar con muchos músicos allí, te puedo decir que siempre encontraba a músicos que se preciaban de conocer lo que era un ritmo de bulerías o un ritmo de tanguillos. Eso es algo que ha cambiado muchísimo. Yo creo que hoy en día el flamenco ha llegado a meterse dentro de la música americana. De alguna manera, yo siempre lo comparo con los años 60, cuando comenzó a mezclarse la música brasileña con el jazz y se universalizó la música brasileña. Y, en cualquier lugar del planeta, uno sabía cómo era el ritmo de una bossanova o una samba. Pues algo así le ha pasado en los últimos años al flamenco y puedes oír ritmos flamencos por todo el mundo. Y todo el mundo que se precie de conocer diferentes estilos, incluye entre ellos esos.

P. ¿Y crees que ha tardado más en asimilarse por la complejidad del género?

R. Bueno, al flamenco se entra normalmente por algún sitio o por algún palo y eso es lo que te lleva a ir escarbando más padentro. A mí me pasó lo mismo con el jazz. Yo llegué al jazz a través del rock sinfónico y el jazz fusión. A la gente que se acerca al flamenco desde otras influencias y otras culturas, les pasa lo mismo. Les pilla una bulería y empiezan a buscar y a adquirir cultura de ese estilo.

P. Miles Davis decía que cuesta mucho sonar a uno mismo. ¿A qué suena Chano Domínguez?

R. Yo soy de Cádiz, tío. Y eso termina pasando factura. Y yo me siento que tengo quizá en mi mensaje ese color de la luz de Cádiz, o de la sal. Es algo que se refleja en mi música y no es algo que diga yo, sino que me lo ha dicho mucha gente a lo largo de mi carrera y a lo largo de los años.  

P. La última vez que estuviste en Córdoba fue en una peña flamenca, en El Almíbar, con Javier Colina.

R. Hostia, es verdad. Hará como tres o cuatro años de eso.

P. Sí. Luego también te he visto en La Noche Blanca, con Niño Josele. Lo que te quiero preguntar es qué cuerdas te toca a ti Córdoba. ¿En qué piensas cuando vienes a tocar a Córdoba?

R. Hombre yo lo primero de lo que me acuerdo cuando voy a Córdoba siempre es de Vicente (Amigo). Siempre digo: ¡Hostia, a ver si viene Vicente a vernos! Porque yo a Vicente lo admiro muchísimo, lo quiero mucho, porque nos conocemos desde que él tenía 15 años. Y, aunque no lo veo desde hace años, estoy deseando encontrarme con él. Y ya te digo, para mí Córdoba es Vicente Amigo, que es el estandarte de la música flamenca cordobesa. O sea, Vicente es un músico único, irrepetible, y creo que el legado que tiene es más que sobrado para ser considerado el artista más potente de Córdoba.

Yo llegué al jazz a través del rock sinfónico y el jazz fusión

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