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ENTREVISTA

Arte y antropología contra la crisis ecosocial: “Somos refugiados climáticos y eso va a ser lo normal”

Courtney D. Morris y Martín Perna

Juan Velasco

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La abuela de la artista y antropóloga afroamericana Courtney D. Morris falleció en 2019 poco antes de decirle que iba a ser madre. Ella y su pareja, el músico y líder del grupo Antibalas Martín Perna ya habían tenido un embarazo fallido y se tomaron a broma el presagio. Pero ocurrió. En plena pandemia, Courtney se quedó embarazada y, lo que debía ser un momento de felicidad y celebración, se convirtió en una etapa de miedo, azuzada por la muerte televisada de George Floyd, que murió llamando a su madre bajo la rodilla de un policía que se supone que debía protegerlo.

Esa mezcla de sensaciones está en la obra que la Thyssen-Bornemisza Art Contemporary (TBA21) expone en el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), en Córdoba, la ciudad en la que Morris y Perna están planeando mudarse porque, desde febrero de este año, no tienen hogar, ya que una inundación arrasó su casa. “Ahora somos refugiados climáticos, pero eso va a ser lo más normal”, señala la artista y antropóloga en una entrevista con Cordópolis

Así que aquí está, en una ciudad desconocida, tratando de levantar un nuevo hogar. No es algo que le sea ajeno. Como hija de la diáspora africana, Morris lleva toda su carrera artística y académica explorando cuestiones como la raza, la memoria, las políticas medioambientales y la búsqueda constante de un “hogar”. A esa ecuación le ha sumado en las obras que exhibe en Córdoba el análisis de lo que significa ser madre, madre negra, en tiempos de crisis climática y violencia estatal televisada.

Ser madre en un entorno de explosiva violencia policial

“Hay aspectos de la maternidad que son universales, que todos los que tienen hijos comparten, pero también hay aspectos que son muy propios de las mujeres negras, sobre cómo es su experiencia criando a niños en este mundo. Porque no todas las mujeres tienen que afrontar los mismos retos que una madre negra que cría a sus hijos. Nosotras nos tenemos que preocupar por la violencia del Estado”, reflexiona la artista, que expone en Córdoba dos obras que hizo por encargo de la TBA21 durante la pandemia, mientras su hija pequeña crecía en su vientre y afrontaba los miedos y paranoias que fueron tan comunes en aquellos días de 2020.

De hecho, su impulso inicial fue sencillamente hacer una serie de retratos que hablaran de la maternidad y sobre cómo iba cambiando mi cuerpo y lo que suponía convertirse en madre. Pero esa idea cambió cuando George Floyd fue asesinado por la policía en Minneapolis. “Cuando George Floyd murió no podía ni mirar el vídeo. Pero recuerdo haber leído que, en sus últimos momentos con vida, él había llamado a su madre. Eso me afectó tan profundamente, que cuando hice esta obra, la pensé como una manera en la que la madre pudiera responder a aquella llamada de ayuda”, detalla.

Así, una de sus piezas, titulada Sopera de Yemaya, muestra a una mujer leyendo la canción número 35, un salmo cristiano que es una oración sobre la venganza, la justicia y la protección mientras, de fondo, suenan una serie de tambores con ritmo orisha -la tradición Yoruba cubana-, de los que se ha encargado Perna, un músico nominado al Grammy, que ha formado parte de la banda de Sharon Jones y que ha colaborado con músicos como Ed Sheeran, Gregory Porter, Khruangbin, Mark Ronson o The Roots.

La pareja lleva años colaborando juntos, puesto que ambos están muy interesados en la intersección cultural entre lo africano -él es líder de Antibalas-, lo norteamericano y lo anglosajón. Ser padres en un mundo en crisis, sin embargo, fue algo que les pilló sin partitura a la que aferrarse.

“La cosa es que cuando Courtney se quedó embarazada, debía haber sido un momento muy feliz, y sin embargo fue algo un poco aterrador porque, al menos en EE.UU., las mujeres negras embarazadas tienen una tasa de mortalidad durante el embarazo mucho más alta que el resto. Yo tenía que sentarme en el coche esperando mientras a ella la veían los doctores, pensando en si estaba recibiendo la atención que necesitaba. No sabíamos si íbamos a sobrevivir a esta situación y, lo que debería ser una celebración de la vida, se convirtió en una etapa de mucha precariedad. Todo eso hasta que la niña llegó y todo cambió”, explica Perna, mientras Courtney apunta que la maternidad habitualmente está abordada socialmente “de forma muy reduccionista”, sin tener en cuenta cuestiones que sobrepasan las meras habilidades para ser madre.

Morris se planteó desde el principio qué significa ser madre en un momento como el actual. “¿Qué hace falta para criar niños que puedan sobrevivir en estas condiciones?”, se preguntaba entonces y sigue haciéndolo todavía. Porque en febrero de 2023, en la misma California que lleva años viviendo una plaga de incendios que ha asolado el estado, una inundación los dejó sin hogar.

La inundación

Y comenzó una nueva búsqueda, esta vez real, en la que están viviendo parte de los temas que habían abordado artísticamente. “Allí donde vamos, la pregunta siempre es: ¿Cómo está el agua aquí? ¿Cómo de secas están las reservas? ¿Cómo estamos lidiando como los cambios que ya están ocurriendo aquí y ahora? Y el arte es muy importante, porque cuando hablas de estas cuestiones de forma académica, puede que sea demasiado abstracto, pero cuando haces arte, lo puedes sentir en el cuerpo, puedes verlo, puedes sentirlo de una forma tangible”, detalla la artista y antropóloga, que se aferra hoy a la práctica artística de la misma manera que lo hizo cuando se enteró de que iba a ser madre: como un bálsamo para poder enfrentarse al miedo y superarlo.

Perna reconoce que, en este momento, ni siquiera saben dónde van a vivir y que esto es un condicionante brutal para sus vidas. La cuestión es que no es algo que sólo les pase a ellos, es algo que está ocurriendo en todo el mundo y contra lo que no vale plantarse. “ No se puede aceptar la dirección a la que va este mundo sin luchar contra ello”, afirma el músico.

“El arte debe ser político. El arte habla del mundo en el que vivimos y no creo que, haciendo esto, se pueda evitar la política. Si quieres hacer arte que trate del medio ambiente, no puedes evitar la idea de que el mundo está en crisis y que nuestro sistema está en un momento de colapso. La humanidad ha cambiado las condiciones de vida de este planeta de forma que algunas especies no van a poder sobrevivir. Eso es un fundamento político y un dilema ético. Así que no, no se puede huir de la política. Pero, al mismo tiempo, la política no puede ser la única respuesta”, reflexiona Morris, que reconoce que su obra está marcada por su “sensibilidad etnográfica”. 

En ese sentido, apunta que, haga lo que haga, nunca pierde de vista que su objeto de estudio son las personas. Aunque también los territorios. “Las personas y lugares se constituyen mutuamente. Es muy difícil separar donde termina el ser humano y donde empieza la tierra. Para mí, que he podido viajar a los lugares de donde proviene mi familia y ancestros, he podido comprobar cómo los paisajes conforman la relación con el entorno y cómo nosotros también cambiamos el paisaje. Es casi como el símbolo del infinito. No hay forma de separar ambos”, concluye.

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