La antigua mezquita y posterior convento de Córdoba que se convertirá en museo de las cofradías

El próximo jueves 13 de febrero arrancan las obras para rehabilitar el alminar del antiguo convento de Santa Clara de Córdoba, un inmueble de gran valor histórico que, tras siglos de cambios y abandono, albergará el futuro museo de las cofradías, un proyecto para el que el alcalde, José María Bellido, ha dado incluso un plazo: dos años y medio.

Ese es el tiempo que cree que queda para que abra el futuro museo cofrade de la ciudad, algo que el hoy regidor prometió en campaña electoral. Bellido no es muy dado a dar plazos, si bien este martes, en la presentación del inicio de los trabajos, se ha aventurado a vislumbrar la apertura de este espacio una vez reconvertido.

Antes, eso sí, queda por delante como mínimo un año de trabajos para restaurar su torre alminar, una obra que será financiada con fondos europeos y tendrá una inversión superior al medio millón. Una obra, además, que viene a “saldar una deuda histórica” en palabras del alcalde, que ha destacado la importancia de esta rehabilitación.

“La ciudad de Córdoba tiene una deuda con este edificio, que ha estado en uso durante quince siglos. Ha sido casa, mezquita, convento y, actualmente, es el que está en peor estado de toda la ciudad”, ha afirmado. Según Bellido, el objetivo es devolver el inmueble a la ciudad, primero para su conocimiento y visita, y luego como sede del museo de las cofradías.

Un edificio con quince siglos de historia

El convento de Santa Clara es uno de los edificios más desconocidos y a la vez más significativos de la ciudad. Ubicado a unos metros de la Mezquita-Catedral, su historia se remonta a la posible existencia de una basílica paleocristiana en los siglos V y VI, aunque estudios recientes apuntan a una edificación de uso doméstico, una domus romana anterior. Posteriormente, en el siglo X, se construyó una mezquita, de la que aún se conserva su alminar, uno de los mejor preservados de la ciudad.

Con la conquista cristiana de 1236, el templo islámico fue convertido en iglesia, y en 1265 se fundó el convento de Santa Clara, el primero femenino de Córdoba tras la reconquista. La iglesia sufrió varias reformas, destacando la monumentalización por la portada barroca del siglo XVIII. Tras la exclaustración del siglo XIX, el inmueble tuvo diversos usos, incluyendo su función como cuartel, antes de volver a ser convento hasta mediados del siglo XX. Desde los años sesenta, el edificio ha permanecido cerrado y en estado de abandono.

El arqueólogo de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Juan Murillo, ha explicado que la primera fase de la reforma se centrará en la restauración del alminar, así como aprovechar para extraer nuevos datos sobre el edificio. 

El antiguo proyecto de museo de la ciudad

“Debemos determinar si la mezquita es anterior al siglo X y seguir explorando la hipótesis de la existencia de una iglesia tardoantigua”, ha señalado Murillo, recordando que las excavaciones anteriores, dirigidas por Pedro Marfil, han sido clave para entender la secuencia histórica del edificio, aunque aún existen dudas sobre su origen primigenio, ya que unos trabajos posteriores realizados por Caja Madrid apuntaron la hipótesis de domus romana, debido a la aparición de mosaicos romanos.

De hecho, pocos edificios de la ciudad atesoran tanta historia como éste, con huellas romanas, visigodas, romanas, andalusíes y cristianas. Y por ello, durante muchos años, se proyectó convertir Santa Clara en el museo de la ciudad, del que Córdoba carece -tampoco tiene, por extraño que parezca, un museo de Al Ándalus-.

Inversión y plazos

La primera intervención, con un presupuesto de 550.000 euros, restaurará la torre alminar y mejorará su accesibilidad. Este proceso durará doce meses. Posteriormente, la rehabilitación integral del convento superará los dos millones de euros, financiados a través del Plan de Resiliencia.

El alcalde ha manifestado su compromiso con este proyecto, que lleva décadas intentándose sin éxito. Las obras comenzarán este jueves, garantizando así que el edificio, protegido por la UNESCO, recupere su esplendor y acoja en el futuro el esperado museo de las cofradías.