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REPORTAJE

Terrazas llenas y neveras vacías en bares y restaurantes: “Estamos haciendo malabares con la carta”

Gente sentada en las terrazas de los bares de las Tendillas

Juan Velasco

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“Me está costando encontrar hasta tomates de los buenos”. Lo cuenta un hostelero de Córdoba, pero probablemente su relato no se mueva demasiado del mismo que te puede hacer cualquier otro. El fin de semana está al caer, viene con sol tras una semana en la que ha llovido hasta barro del cielo, y la predicción en Córdoba para las próximas 72 horas apunta a las terrazas llenas y las neveras vacías.

Mala combinación para un sector que, como toda la sociedad, acaba de superar los rigores de una pandemia para entrar de lleno en la espiral de los efectos de la economía en tiempos de guerra. Un sector que afronta ahora una huelga de transporte que comienza a poner en aprietos de abastecimiento a las empresas hosteleras, atrapadas entre los piquetes, los distribuidores y los clientes. “Te lo digo con sinceridad: no esperaba que todo esto de Ucrania fuera a repercutir tanto”, reconoce con una sorprendente calma uno de los hosteleros con los que ha podido hablar este periódico antes del fin de semana, y mientras nos muestra mensajes de proveedores en su móvil.

Mensajes que son poco tranquilizadores. “Hoy he estado en el merca (Mercacórdoba) y se nota desabastecimiento importante. Podemos tener problemas con pimiento, berenjena y tomate principalmente (...) En el merca por lo que he visto y oído, de estos productos habrá para 2 días, si no ocurre locura”, se lee en uno. La cosa no se queda ahí, señala este empresario, que indica que le está costando “la misma vida” encontrar tomate bueno (a unos kilómetros de Alcolea), y que sus proveedores de harina le están diciendo que compre ahora.

Mirar la carta con lupa

Al otro lado del teléfono, otro hostelero, Rafa, cuenta que este fin de semana no podrá ofrecer el pescado fresco que habitualmente tiene “fuera de carta”. “Ni boquerones ni berberechos, de eso no está entrando nada. Pero es que hay camiones de pescado fresco pudriéndose en la carretera”, lamenta el empresario, que señala que, en su caso, puede mantener la carta de forma prácticamente íntegra porque tiene reservas congeladas.

El primer hostelero, sin embargo, apunta que tiene por delante un fin de semana en el que hará “malabares con las cartas” de sus restaurantes -tiene varios-. Afortunadamente, explica, todas sus cartas son a través de Código QR, por lo que puede modificarlas a diario a golpe de click, evitando dar la sensación de que el restaurante está falto de oferta.

“El problema, señala, es que lleva toda la semana lloviendo y va a salir el sol el fin de semana, y se va a echar todo el mundo a la calle”, advierte este empresario, que critica que, desde hace meses, ante la tendencia alcista de los precios, ha empezado a mirar “las cartas con lupa” y a poner los mismos productos en todos sus negocios para así poder comprar más barato.

Solidaridad “entre nosotros”

El presidente de la patronal Hostecor, Fran de la Torre, también atiende a este periódico limpiando las mesas del barro de la semana en su negocio. Con la vista puesta en el fin de semana, reconoce que los problemas de abastecimiento ya afectan a productos como la pasta, las frutas y hortalizas y, según se está hablando, se espera que también a la leche. De la torre se muestra muy respetuoso con la huelga de transportes, si bien afirma que, su juicio, “no es el momento”. “Estamos en plena crisis económica y en una guerra. No creemos que sea el momento de generar un desabastecimiento como el que, después de dos años de pandemia y tras una crisis económica, vamos a sufrir nosotros”, afirma.

“Es momento empujar todos juntos y no de poner piedras en el camino”, añade el presidente de Hostecor, que cree que, en un momento como el actual, en el que hay una “ola de solidaridad” hacia Ucrania, conviene también “ser responsables y solidarios” entre nosotros. A los consumidores les pide que no abusen del acopio de productos, mientras que, a las distribuidoras y productoras, les reclama que no entren “en el tema de la especulación”. “Nos ha sorprendido a todos que, desde el minuto uno que empezó la guerra, se empezaran a subir los precios”, reconoce.

En este ámbito, Rafa, uno de los hosteleros consultados, ponía los datos sobre la mesa: “Hace una semana compré una garrafa de aceite de girasol por 46 euros. Ayer la compré por 68 euros. Son 22 euros más. Me están vendiendo el aceite de girasol a un euro el litro. Pero es que la semana pasada había una botella de diez litros a cuarenta euros en Macro”, se sorprende. Fran de la Torre lo extiende más allá de este producto: “No es sólo el aceite. Son todos los derivados, las patatas fritas y las salsas como la mayonesa ya están carísimas”.

La hostelería cordobesa está a falta de medio mes, prácticamente, para que llegue su particular agosto (que tiene lugar entre abril y mayo). Tras dos años sufriendo las restricciones del Covid, los restaurantes esperaban una primavera que se desarrollara con algo de normalidad. Y todo apuntaba a ello antes de que, el pasado 24 de febrero, la nueva normalidad post covid se convirtiera en una pesadilla económica.

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