El regadío vuelve a dejar a los embalses cordobeses por debajo del 30%
Los desembalses de este verano, regulados y autorizados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) para los regadíos, han vuelto a dejar la reserva de los embalses de la provincia de Córdoba por debajo del 30%. Aún así la situación no es dramática, como el año pasado a estas alturas, aunque no deja de ser preocupante.
Los regadíos autorizados son derechos adquiridos por los agricultores, que disponen de este agua extraordinaria para salvar sus cultivos leñosos, especialmente los cítricos de la Vega del Guadalquivir, y también para garantizar cosechas de verano, como en el canal Genil Cabra, con hortalizas y variedades hasta de flores. Pero también para regar extensiones de olivar, que gracias a este agua obtendrán producciones óptimas en la próxima campaña.
Aunque todo está calculado, en términos absolutos la reserva de agua en la provincia de Córdoba ha vuelto a descender del 30%. A estas alturas del año, lo normal es que los pantanos de la provincia estén al 40%. El año pasado, por ejemplo, no pasaban del 15%, lo que evidenciaba la grave situación de sequía que se atravesaba.
Los embalses de la mayor parte de la cuenca del Guadalquivir se han construido precisamente para el regadío. Algunos conviven con el abastecimiento a las ciudades, los menos. Otros simplemente regulan el río grande de Andalucía para evitar grandes avenidas e inundaciones en periodos muy húmedos. Por eso es normal que a estas alturas del verano los embalses estén en mínimos, con la previsión de que su reserva vuelva a aumentar con las esperadas lluvias de otoño.
En Córdoba, actualmente hay 967 hectómetros cúbicos de agua en los embalses. El año pasado apenas había 500 hectómetros cúbicos. Entonces había embalses secos, como Sierra Boyera, y otros en niveles de emergencia.
Ahora mismo, hay agua garantizada para abastecer a las ciudades al menos durante dos años en toda la zona norte y en el Valle del Guadalquivir. El embalse que sigue preocupando es Iznájar, a pesar de su enorme tamaño. En Iznájar quedan 194 hectómetros, lo que supone algo más del 21%. Su nivel es bajo pero su tamaño es tan grande que con esa reserva hay agua suficiente como para abastecer a todo el sur de la provincia. Eso sí, apenas tendría margen para seguir aportando al canal de regadío del Genil-Cabra.
El embalse que peor está sigue siendo La Breña II, con menos del 15%. Este pantano se construyó exclusivamente para el regadío y es la función que ha cumplido este verano, con pequeños desembalses autorizados para llenar el canal del Bajo Guadalquivir.
En cambio, el Guadalmellato afronta el final del verano en muy buenas condiciones, con el 80% de su capacidad. Este es el embalse del que bebe la ciudad de Córdoba. Aguas abajo está San Rafael de Navallana, al 50%. De su interior ha salido la mayor parte del agua para el canal de riego del Guadalmellato, que atraviesa la ciudad de este a oeste, y que ha ido lleno prácticamente durante todo el verano.
En septiembre se volverán a acabar los riegos, a no ser que haya una nueva autorización extraordinaria para salvar determinados cultivos y en parcelas que no hayan agotado su cuota. A partir de entonces, la cuenca volverá a esperar la lluvia, deseando que regrese un periodo húmedo para llenar de nuevo los embalses y garantizar así el suministro a las ciudades y la producción agrícola en verano.
0