La noticia de que Cervantes era cordobés ya fue portada en la prensa hace 110 años
Más que fake news, el redescubrimiento de un documento judicial en el que Miguel de Cervantes y Saavedra juró que era “natural de la ciudad de Córdoba”, sería lo que la prensa anglosajona considera yesterday's news (noticias caducadas). Y es que la investigación que ha llevado a cabo en Sevilla el abogado José de Contreras, y que ha provocado un enorme debate sobre el origen del autor de El Quijote, en realidad, ya fue portada de los periódicos de Córdoba hace más de un siglo.
Concretamente, el domingo 7 de junio de 1914, el periódico Diario de Córdoba (no confundir con Diario Córdoba) publicó en su portada un artículo titulado Cervantes y la ciudad de Córdoba, que firmaba el escritor, folclorista y académico Francisco Rodríguez Marín (Osuna, Sevilla, 1855-Madrid, 1943) en el que, haciéndose eco del mismo documento judicial que ha vuelto a ser noticia nacional, vinculaba el nacimiento de Cervantes con la ciudad de la Mezquita.
Como ha ocurrido este jueves pasado, la noticia del hallazgo del documento partía de Sevilla y se difundía por toda España (a otra velocidad, claro está). En aquel momento, sí se trató de un descubrimiento, el que hizo el abogado y político Adolfo Rodríguez Jurado (1865-1933), que fue quien habló por primera vez del contenido de aquel auto de un tribunal eclesiástico que recogía las actas del testimonio de Miguel de Cervantes y Saavedra a favor de Tomás Gutiérrez, otro ciudadano cordobés, en un litigio que este último mantuvo para ser reconocido como hermano de una prestigiosa cofradía sevillana.
Decía Rodríguez Marín en Diario de Córdoba: “Un eximio cervantista hispalense, don Adolfo Rodríguez Jurado, en su elocuente discurso de recepción en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, proclamó, no la oriundez cordobesa de Cervantes, sino su propio nacimiento en Córdoba, asentando su aserto en base, al parecer, tan sólida como la misma afirmación del escritor inmortal, quien, al prestar declaración, a 4 y 10 de junio de 1593, en cierto pleito que su amigo, el excomediante Tomás Gutiérrez, seguía ante el provisor y vicario de Sevilla, manifestó ser vecino de la villa de Madrid y natural de la villa de Córdoba”.
Un estudio sobre el tema del año 1914
En realidad, el artículo que publicó Diario de Córdoba era una pieza de autopromoción de Rodríguez Marín, pues lo que hacía era guardarse el to be continue para la publicación de su estudio Cervantes y la ciudad de Córdoba, que salió ese mismo año tras resultar premiado en los Juegos Florales de Córdoba.
Rodríguez Marín no era un cualquiera. Dirigió durante muchos años la Biblioteca Nacional de Madrid y fue académico de la Historia y de la Real Academia Española, que llegó a dirigir, además de un consumado cervantista. Y aquel estudio se centró en buena medida en los hilos familiares de Cervantes en Córdoba, pero sin atreverse a afirmar rotundamente que el autor de El quijote había nacido en la ciudad de la Mezquita.
En la obra, Rodríguez Marín reconoce que el documento judicial hallado en Sevilla pugna contra otra serie de documentos que Miguel de Cervantes firmó en su vida y en los que afirmó ser “natural de Alcalá de Henares”, especialmente todos los que selló para recobrar su estatus de hombre libre tras su cautiverio en Argel, y que tuvieron lugar veinte años del juicio en el que prestó declaración como testigo.
En este sentido, lanza la misma hipótesis de la homonimia, que ya se planteó también hace más de un siglo: la de la existencia de dos Miguel de Cervantes (aunque de otro modo, advirtiendo de la posibilidad de que un primer Miguel naciera en Alcalá de Henares y muriera al poco tiempo, y un segundo Miguel lo hiciera poco después en Córdoba). Del mismo modo, también plantea la posibilidad de que, al decir Cervantes en el juicio que era “natural de la ciudad de Córdoba”, en realidad se refiriera “a la tierra o pueblo de donde era oriundo”.
En cualquier caso, en sus conclusiones, el escritor deja claro que “siendo Miguel de Cervantes, como lo fue, nieto y bisnieto de hijos de Córdoba, corrió por sus venas sangre cordobesa”, y lanzaba un último mensaje amistoso para el que “se considera auténtico lugar de nacimiento del escritor”, que además eran las líneas finales de su estudio.
“Quede Alcalá de Henares, como es de justicia, en quieta y pacífica posesión de su legítimo título de madre del escritor incomparable que llena el mundo con su gloriosa fama; pero sépase desde hoy que, si el gran Cervantes fue castellano y alcalaíno por el hecho fortuito y momentáneo del nacer, por toda su ascendencia paterna no fue sino andaluza y cordobesa la sangre que regó aquel nobilísimo corazón y dio robusta vida e ideas luminosas a aquel portentoso cerebro, a quien debe la cultura universal joya de tanto precio y tan justamente admirada y famosa como El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.
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