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Carmen Reina

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"Aquí, lo invisible, es visible". Los invisibles, son visibles. Quien recuerda esta frase de El Principito es Juan Luis, una persona sorda, que a través de la lengua de signos explica la experiencia que él y otros 11 alumnos más están viviendo en la recién estrenada Escuela de Teatro Inclusivo y Accesible 'Gloria Ramos', en Córdoba. Ese es el nombre con el que en octubre ha arrancado un proyecto muy especial, que persigue ser un espacio para la formación teatral de todo tipo de personas, con todo tipo de capacidades, y hacer, a la vez, obras teatrales también para todo tipo de público, con la accesibilidad universal por bandera.

Como Juan Luis con su falta de audición, Sergio -una persona con sordoceguera-, David, con síndrome de Down, Manu, Ana María, María Salud, Guadalupe o Marta, personas con diversidad funcional física, sensorial e intelectual, con capacidades diversas en definitiva, se dan la mano cada tarde de jueves, durante cuatro horas, en este primer curso de la Escuela de Teatro Inclusivo.

Ante ellos, como artífices de este proyecto, Laura López, especialista en formación teatral de personas con diversidad funcional; Cheli Guijarro, experta en lengua de signos y en interpretación para personas sordo-ciegas; y Talía Blanco, creadora de material audiovisual inclusivo. Ellas y sus alumnos componen las piezas del engranaje perfecto para que la formación inclusiva en teatro lo sea realmente, adaptando la enseñanza a las capacidades de cada alumno y aprendiendo todos de esa diversidad.

“Esto no es solo una escuela de teatro, aquí no solo aprendemos teatro. Esto es una escuela de desarrollo personal y profesional”. Es el sentir de todos, que verbalizan unos y otros, cuando Cordópolis comparte una tarde de formación en el aula, en el edificio de la Escuela de Participación Ciudadana de Córdoba. “No es solo lo que buscaba al apuntarme, sino lo que he encontrado. Esta espontaneidad, donde cada uno es como es”, explica Ana María, una de las alumnas más mayores, que peina canas, al lado de David, el benjamín, con 18 años.

Adaptación a las capacidades de cada alumno

Ellos y sus compañeros, trabajan -por ejemplo- dinámicas de grupo para conocerse mejor al inicio de este curso, para pasar después a aprender técnicas de concentración, de expresión corporal, de libertad de movimientos o ahondar en su imaginación. Aprenden a emplear la voz, a proyectarla, a tomar conciencia de la respiración y todo lo que conlleva para la expresión encima de un escenario. Y todas y cada una de estas actividades, se adaptan a las capacidades de los alumnos, con un lenguaje sencillo, con lengua de signos o con interpretación para personas ciegas.

“Se trata de romper las barreras de la comunicación” que puede haber entre personas tan distintas. Y eso incluye, también, que todos tengan unas nociones de la lengua de signos para poder comunicarse con el compañero que se expresa a través de ella. O que todos tengan muy presente cómo adaptar su actividad a las personas con ceguera. Todas estas prácticas, sobre el proceso de aprendizaje en esta escuela, se verá reflejado en un documental que se realiza a lo largo del curso y que servirá como herramienta de investigación acerca de cómo trabajar en este ámbito y para la sensibilización y concienciación social acerca de la inclusión real.

Futuros actores y actrices

Entretanto, preguntados sobre el motivo de inscribirse en la Escuela de Teatro Inclusivo, algunos lo tienen claro y abiertamente declaran que les gustaría ser actores y actrices: “Me encanta subirme al escenario”, dice Manu, que ya ha tenido experiencias anteriores en actividades similares. “A mí me gusta el teatro, el baile, las artes escénicas, la música.... todo eso”, cuenta María Salud.

Para otros, el sentido último de esta escuela lo han encontrado en la verdadera inclusión: “Participo y siento que todas las personas estamos integradas, que es una inclusión real. No hay prejuicios”, expone Juan Luis, con el apoyo de la traducción de lengua de signos. “En la sociedad, en determinadas situaciones, te sientes como un mueble. Aquí, no”. Un sentimiento que también comparte Sergio, que se acompaña en la clase de su bastón para moverse con seguridad ante la falta de visión: “Me encanta el ambiente que tenemos en clase y los compañeros”.

Crecimiento profesional y personal

Cuentan que sus referentes en la interpretación van desde Penélope Cruz a Johnny Depp, El Langui o Gloria Ramos -la actriz de la película 'Campeones', primera con diversidad funcional en ser nominada a los premios Goya y que da nombre a esta escuela-, y juntos han conseguido echar a andar “una experiencia muy enriquecedora, a través del teatro, para seguir creciendo a nivel profesional y personal”, explica una de las docentes, Cheli Guijarro.

“Tenemos ante nosotros los retos de adaptar a las necesidades específicas de cada uno la formación que impartimos”, valora, mientras pone el foco en “la cohesión fantástica que hay en el grupo, el ambiente sin prejuicios. A pesar de las diferencias, nos vemos todos como iguales”.

Una obra de teatro como final de curso

En el horizonte, el mayor reto que será, a la vez, la guinda del pastel de este curso de interpretación: cerrar el primer año de la escuela con la puesta en escena de una obra de teatro, entre todos y para todos, con accesibilidad universal.

Un autor cordobés, Miguel Marchal, es el encargado de escribir esta obra, original y adaptada al grupo de alumnos que conforman la escuela. Y, con ella, en junio de 2022, verán hecho realidad el sueño de llevar a escena todas sus capacidades.

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