Larissa Niemiz y María Vallejo son dos abogadas que este mismo miércoles han acudido a un Instituto de Enseñanza Secundaria de Córdoba para impartir una charla y taller en prevención de violencia de género. Trabajan con adolescentes en las aulas el desarrollo de relaciones en igualdad entre chicos y chicas, haciéndoles identificar conductas machistas y abordando situaciones normalizadas por los jóvenes en su día a día que luego pueden desembocar en los casos que ven en su trabajo en los juzgados de violencia de género.
En paralelo, la abogada Inés Serrano imparte charlas a asociaciones y colectivos de mujeres, donde entre la oferta de talleres también se trabaja en prevenir y detectar violencia de género en adolescentes y jóvenes en su entorno. Las tres abogadas forman parte del servicio de asesoría jurídica gratuita que ofrece el Colegio de Abogados de Córdoba gracias a un convenio con el Ayuntamiento de la capital, que tiene una vertiente fundamental en la atención a las víctimas de violencia de género y otra vertiente en la prevención, trabajando con organismos, colectivos y, especialmente, con estudiantes en Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos. Tratan, así, de utilizar la herramienta de la prevención para desmontar el germen de las violencias machistas.
En los institutos se encuentran a chicos y chicas de 13 a 19 años, habitualmente, que se ven interpelados por estas abogadas que tratan de adaptar sus charlas a la edad de cada curso y buscar la manera de encontrar la atención y la respuesta del alumnado. Y, con ello, se encuentran como respuesta la realidad que muchas veces viven los adolescentes, con conductas machistas interiorizadas y “normalizadas” en sus relaciones.
“En nuestra charla comenzamos desmontando los mitos del amor romántico, donde los roles del chico y la chica son claramente desiguales, donde está el príncipe azul y la princesa salvada o frases aceptadas como 'quien bien te quiere te hará llorar'”, explican las abogadas. “Les ayudamos a ver la desigualdad, a identificar situaciones que viven como normales cuando no lo son, a ver qué puede llegar a ser la violencia de género”. Y, en ese sentido, les plantean a los jóvenes “que esas situaciones de desigualdad pueden desencadenar en un futuro en violencia de género”. Porque, recuerdan, “toda la violencia que nos encontramos viene por una desigualdad asumida”.
¿Qué se encuentran cuando ahondan con los adolescentes en este ámbito? “Bufff...De todo”. Cuentan estas abogadas especialistas en violencia de género que es satisfactorio ver grupos de chavales que “están muy concienciados, ellos y ellas, que identifican claramente la desigualdad, que no aceptan estereotipos y son críticos con ello. Saben lo que no quieren ni aceptarían”. En el otro extremo están los chicos y chicas que ven con normalidad conductas discriminatorias entre ellos y ellas, aprendidas en su entorno familiar. Y, en medio, la mayoría de adolescentes que se dan cuenta en estas charlas que tienen interiorizadas conductas sexistas.
“Establecen relaciones de control, sobre todo en las redes sociales: controlar con quién estás, dónde has ido, controlar contraseñas, evidenciar celos, exigir que se borren fotos en determinadas situaciones..... Y conductas que, les explicamos, pueden constituir un delito, como puede ser la difusión no consentida de imágenes de la pareja o el control y acoso”. Conductas “normalizadas” en muchas ocasiones y que despiertan el interés de los alumnos cuando, dos abogadas, les cuentan que pueden estar cometiendo delitos.
Esa es la base, el germen, que tratan de prevenir como antesala de futuros episodios de violencia de género. “Intentamos, sobre todo, escuchar a los chicos y chicas, que participen, fomentando siempre la igualdad entre ellos y ellas. Y es a partir de ahí cuando, viendo situaciones que viven, pueden identificar y darse cuenta de que no es normal tener control sobre la pareja, no es normal determinadas conductas”.
“Piensan que el control es algo normal y las redes sociales son una herramienta de ese control: poder saber con quién va su pareja, dónde está, a qué hora, qué ha hecho. Las redes sociales son un arma de doble filo. Están más expuestos, en unas edades sin la madurez necesaria”.
Y, junto a ello, se les enseña también a que “pueden ser menores, pero no impunes”. Las abogadas les desgranan los delitos más comunes a esas edades y les ponen como ejemplos casos reales que llevan en los juzgados. “Empiezan a preguntarnos qué les puede pasar si hacen determinadas cosas, aun siendo menores....” Se enciende en ellos la idea y ven que las conductas que normalizan están catalogadas como delitos en el mundo de adultos, que no son impunes, que se persigue y se penaliza determinadas actuaciones.
El hilo conductor de este aterrizaje sobre el terreno de la realidad de la desigualdad y la violencia machista es la experiencia propia: la de los estudiantes y la de las abogadas en los juzgados. Incluso, en una rápida encuesta, ponen sobre el papel si ejercen o han sido objeto de determinadas conductas sexistas o violentas. Y estas profesionales tienen claro que “la prevención, la educación en la igualdad, es fundamental” para atajar futuros casos de violencia de género.
La respuesta a estas charlas, así lo demuestra. Cuentan estas abogadas que, en ocasiones, en el desarrollo de los talleres o una vez finalizados, muchas chicas se acercan a realizar consultas y exponer problemas personalizados. La memoria de este servicio del año pasado así lo expone, apuntando que hay jóvenes que solicitan información sobre las posibles vías de protección y actuación de las que disponen. “Esto nos hace ser conscientes de lo necesario que resulta un servicio como el que hemos puesto a disposición en los centros educativos, porque les proporciona un apoyo directo en situaciones de violencia de género”.
Ese trabajo directo de prevención con los adolescentes en los institutos tiene otra vertiente que se realiza, de manera paralela, con asociaciones y colectivos de mujeres. En muchas ocasiones, solicitan que el taller impartido por abogadas como Inés Serrano se centre en la actuación con los jóvenes. “Trabajamos con ellas para que no se reproduzcan en la familia determinados comportamientos y conductas”, basados en la desigualdad y machistas, que los menores puedan aprender y reproducir.
Por eso, con las personas adultas, también se incide en la prevención e identificación, además de dar a conocer “cómo actuar y el procedimiento a seguir” si en el entorno hay un menor o joven con este tipo de conductas.
“Se hace una especial incidencia en el uso de las redes sociales, en la comisión de violencia de género a través de ellas, para que las familias sean conscientes de esas conductas. Y de que, puede que sean menores, pero a partir de los 14 años, son responsables penalmente”.
En la última charla que esta misma semana ha impartido Inés Serrano a una asociación se ha hecho evidente que la prevención y la concienciación siguen siendo necesarias para erradicar la violencia de género. “Me contaban cómo tuvieron que llamar a la Policía porque un chico muy joven estaba dándole una paliza a una muchacha. Se sorprenden, nos sorprendemos, de que en el momento actual con tanta concienciación contra la violencia de género y por la igualdad, sigan reproduciendo estas conductas. Pero es así. Y debemos incidir mucho más en la educación en igualdad, para superar y desterrar las causas de la violencia de género”; para erradicar, en definitiva, el germen de la violencia de género.
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