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La Unesco recomienda limitar el uso de velas en monumentos para evitar incendios

Nazarenos portando velas encendidas en el interior de la Mezquita Catedral

Juan Velasco

13 de agosto de 2025 20:02 h

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La Guía para la gestión del riesgo de incendios de la Unesco, publicada en 2024, recomienda limitar el uso de velas en el interior de los monumentos que son Patrimonio de la Humanidad, como es el caso de la Mezquita-Catedral de Córdoba, un templo que, por su uso litúrgico y festivo (especialmente en Semana Santa), permite habitualmente el encendido de este tipo de decoración.

El documento, dirigido a todos los gestores de lugares que son Patrimonio de la Humanidad, se editó en 2024, y ya alertaba del riesgo de almacenar aparatos eléctricos junto a mobiliario, una combinación que, según la principal hipótesis, podría haber provocado el incendio del pasado viernes en las naves de Almanzor de la Mezquita de Córdoba.

En el caso del uso de velas e inciensos, habituales durante todo el año en el interior de la Mezquita, la guía no los prohíbe, aunque sí que apunta a que son un factor de riesgo a tener muy en cuenta.

“Numerosos sitios y estructuras patrimoniales utilizan llamas abiertas (por ejemplo, velas, lámparas de mantequilla, incienso, etc.) como parte de las ceremonias religiosas. No se trata de impedir su uso, sino de reducir su potencial para encender objetos y provocar incendios incontrolados y no deseados”, dice textualmente.

Procesiones en el interior de la Mezquita Catedral con las velas encendidas

Controlar, limitar y vigilar

Así, pide a los gestores y la comunidad local que considere “varios métodos locales y tradicionales para ayudar a reducir la ignición manteniendo la funcionalidad y las prácticas tradicionales”. Entre ellos, habla de “controlar, limitar y vigilar lo que se introduce en cada espacio”, así como el tamaño de las velas y lámparas de mantequilla, y “dónde las colocan los visitantes, turistas y feligreses, manteniéndolas alejadas de materiales combustibles”.

En este ámbito, los expertos hablan abiertamente de regular el uso de este tipo de ornamentación. Concretamente, habla del “uso de velas solo en lugares específicos” o “concesión de permisos de trabajo en caliente”.

Además, recomienda gestionar cuidadosamente los eventos especiales, como exposiciones, espectáculos, filmaciones y ceremonias, controlando tanto los aforos, como, cuando a ello va asociado al uso de velas y llamas abiertas.

El Ministerio de Cultura abogó por la eliminación de velas

No solo la Unesco advierte del riesgo asociado a las velas. En 2023 ya lo hizo el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) , que pedía, literalmente, la “eliminación de las velas convencionales” en una de las ponencias, recogidas posteriormente en un documento, subido a la web del Ministerio de Cultura.

Lo cierto es que suprimir el uso de velas es una práctica que ya se ha llevado en muchos lugares patrimoniales. Uno de los primeros templos que lo prohibió fue la Catedral del Pilar, en Zaragoza. Lo hizo en el año 2008. Ese mismo año las prohibió la Catedral de Barcelona, después de que ardiera el Cristo de Lepanto, una talla policromada del siglo XV, a causa de la combustión de las velas que había bajo sus pies.

Dos años después, la catedral de Santiago de Compostela anunció que sustituía las velas de cera que se encienden manualmente por un sistema de lampadarios digitales que se iluminan a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas e Internet, previo pago con tarjeta de crédito.

No obstante, la mayoría de catedrales españolas que son Patrimonio Mundial de la Unesco, como la Mezquita de Córdoba, lo permiten.

Nazarenos portando velas en el interior de la Mezquita Catedral
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