REPORTAJE
Carreras científicas sin apenas presencia femenina: el reto de darle la vuelta a las cifras tras la Pevau
Miles de estudiantes cordobeses, chicos y chicas, se enfrentarán desde este martes 13 de junio a la Prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso y la Admisión a la Universidad (Pevau). Quienes aprueben, tendrán que elegir qué carrera universitaria estudiarán para dedicarse luego profesionalmente a ello. Y, en el momento de acceder a los distintos grados, un reto pesa en forma de estadística contra el equilibrio de la presencia de alumnas y alumnos en las aulas: las carreras que apenas cuentan con presencia femenina en sus pupitres y, por tanto, en el desarrollo profesional posterior en estos ámbitos.
Son las llamadas carreras STEM -de acrónimo en inglés que suma Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas-, las que cuentan con un desequilibrio absoluto entrepresencia de alumnas y alumnos, con grados que tienen una media de una chica de cada diez estudiantes.
En la Universidad de Córdoba, en el curso ahora, hay cinco grados con menos del 20% de chicas entre el alumnado. Son las carreras de Ingeniería Eléctrica (11,4% de mujeres), Ingeniería Mecánica (11,9%), Ingeniería Informática (11,9%), Ingeniería Electrónica Industrial (15%) e Ingeniería Forestal (17,5%).
En otras cinco carreras más, ellas no llegan a tres de cada diez estudiantes y en otros cuatro grados o dobles grados más, las chicas no llegan a cuatro de cada diez alumnos. Son Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural más Ingeniería Forestal (25,6% de alumnas), Física (26,7%), Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural (27,2%), Historia (29,2%), Ingeniería Civil (31,6%), Ingeniería de la Energía y Recursos Minerales (33,3%), Ingeniería de la Energía y Recursos Minerales más Ingeniería Eléctrica (37,5%) e Ingeniería de la Energía y Recursos Minerales más Ingeniería Civil (39,1%). Todas, salvo Historia, son estudios del ámbito STEM.
¿Qué ocurre para que haya este desequilibrio entre chicas y chicos en estas carreras?
La Universidad de Córdoba trata de dar respuesta a esta cuestión y llevar a cabo iniciativas que ayuden a darle la vuelta a estas cifras, a hacer atractivas las puertas de las aulas científicas también para ellas.
“Hay que ver qué está pasando porque estamos delante de una contradicción aparente. Se prevé que para 2030 más del 80% de los empleos estén vinculados a carreras STEM. Hay datos que dicen que, justamente hasta ese año, será necesario cubrir 1,5 millones de empleos relacionados con las TIC (tecnologías de las comunicaciones y las informaciones). Estamos hablando de carreras con altísima empleabilidad. Y, a pesar de eso, tenemos una participación prevalente de varones y una muy baja participación de mujeres, que no va mejorando con los años”, analiza con Cordópolis la vicerrectora de Igualdad, Inclusión y Compromiso Social de la UCO, Sara Pinzi.
Ella, como doctora en Ingeniería y Tecnología, y profesora titular de Química Física y Termodinámica Aplicada, en el área de Máquinas y Motores Térmicos, sabe bien qué es la masculinización de las carreras STEM. Apunta que, en los últimos años, sí se ha visto un aumento progresivo en el acceso de mujeres a la Universidad, “pero no en esas carreras. Sí en el ámbito médico, en el de asistencia, en ciencias de la Educación e incluso en ciencias como Veterinaria. Pero no se ha conseguido en el ámbito STEM”.Y hace una advertencia: “Que las mujeres no entren a diseñar el mundo de mañana es alarmante desde el punto de vista económico y también de la igualdad”.
Pinzi pone el foco en varios factores que están detrás de la baja presencia femenina en determinadas carreras. Por un lado, los estereotipos de género, “se continúa pensando que la ingeniería es un sector eminentemente masculino”, por ejemplo, y esto “desincentivar a las chicas, sobre todo poniendo en duda sus capacidades para las matemáticas, la ciencia y la tecnología”.
Por eso, desde Ciencias de la Educación y la administración competente en las etapas educativas previas, “se está trabajando desde hace tiempo, con niños y niñas de 7 y 8 años, para eliminar esos estereotipos, creando modelos y referentes femeninos, rescatando figuras de mujeres científicas, ingenieras etc”. “Es necesaria esa visibilización”.
Hacer atractiva la alta empleabilidad y su impacto social
Y, junto a ello, poner el foco en las salidas profesionales que ofrecen las carreras STEM, con un alto grado de empleabilidad. “A la hora de decir por qué se elige una carrera, el 40% de los chicos dice que por la salida profesional, mientras que solo da esta respuesta un 10% de las chicas. La mayoría de las alumnas dicen que eligen los estudios por vocación o por el impacto social que puede tener esa carrera. Y precisamente estamos trabajando en visibilizar el impacto social, en la vida de la gente y de la sociedad, que también tienen las carreras STEM”, afirma la vicerrectora.
Pone unos ejemplos claros: “Todo el mundo tiene claro lo que supuso encontrar la vacuna del Covid, pero también supuso un gran paso necesario investigar y encontrar el modo de conservar en frío esas primeras vacunas para que fueran útiles y toda la logística que conllevaba. O cómo la revolución del frío permitió conservar en su día alimentos y que aumentara la población”. Porque, recuerda en un mensaje dirigido a las alumnas que ahora se enfrentan a la Pevau y tendrán que elegir estudios después, “deben considerar todas las opciones, porque también las carreras tecnológicas permiten cambiar el mundo y cambiarlo para bien”.
Se trata, así, de hacer atractivas estas carreras para ellas y ellos en igualdad. Y de eliminar ciertos condicionantes que solo les pesan a las chicas: “La elección de una carrera está condicionada por muchos factores, el entorno, la familia, la autoestima, la autopercepción de tus capacidades...”, enumera Sara Pinzi.
Y, por eso, reclama también que la sociedad, el empresariado y la administración vayan de la mano en este camino. “Debemos trabajar todos de forma coordinada y apostar por un cambio con una visión feminista de la realidad”. La Universidad desarrolla, por ejemplo, un programa de prácticas en empresas donde tienen prioridad alumnas de carreras STEM a las que se forma en habilidades y puestos de liderazgo. Y eso implica, por ejemplo, trabajar también desde las empresas en el ámbito de la conciliación familiar y la corresponsabilidad, de hombres y mujeres. De manera que el desarrollo de un trabajo y una carrera profesional tampoco sea el obstáculo para que ellas se queden sin elegir dedicar su vida a ello.
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