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¿Y si los niños volvieran a jugar en la calle?

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Alejandra Luque

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Los más pequeños apenas tienen tres años. Los más grandes ya están finalizando sus estudios obligatorios. Entre ellos, generaciones que raramente se han “criado” en la calle. A muchos de ellos les resulta extraño jugar a las canicas o con una simple cuerda. Otros, además, sólo han visto esos objetos en el colegio. El suelo de un parque se ha convertido en el sofá del salón y los columpios, en dispositivos móviles. Hay muchas generaciones que ya han olvidado qué es salir a la calle a jugar.

¿Y qué hacer para que esta situación cambie? Desde el Instituto de Enseñanza Secundaria Galileo Galilei han intentado aportar una solución mediante Callejugando, una iniciativa pionera en Córdoba que ha contado con la colaboración de la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Córdoba. El objetivo ha sido que tanto alumnos de Infantil y Primaria como de Secundaria y Bachiller jueguen y convivan en un mismo territorio: los alrededores del barrio de La Fuensanta.

Callejugando se ha extendido desde el terrizo de la Avenida de Virgen del Mar, pasando por el jardín del colegio Hernán Pérez de Oliva y el parque infantil de en frente del Colegio hasta las plazas de la Juventud y del Pocito. En estos enclaves se han dado cita más de 700 alumnos de los colegios Lucano, Alcalde Jiménez Ruiz y Algafequi y de los institutos Galileo Galilei, Fuensanta y López Neyra.

El profesor de Educación Física del IES Galilego Galilei Jorge Álvarez de Sotomayor ha sido uno de los artífices del desarrollo de esta iniciativa. “El objetivo ha sido sacar a los niños de las aulas a las calles para fomentar el uso público del espacio, la cooperación, la igualdad y la adaptación. Éste es el aprendizaje con mayúscula. De nada sirve que aprendan de los libros si luego no lo saben llevar a la práctica”, afirma.

De esta manera, y durante unas horas, alumnos de todas las edades han convivido y jugado alrededor de cantes y juegos populares como el pilla-pilla, las canicas, el corro de la patata y todo tipo de actividades que han fomentado la participación y la diversión. En este sentido, el profesor ha explicado cuáles han sido los criterios para seleccionar los juegos más idóneos. “Primar la cooperación por encima de la competición, que no exista el rol de eliminado y que haya juegos de presentación para que los niños del barrio se conozcan entre ellos”, ha apuntado. “Si un niño sale a jugar a la calle y no encuentra a nadie que conozca, no va a salir. Debemos hacer que se conozcan entre todos y esta conexión la van a extrapolar a su vida diaria”, ha continuado.

Otro de los aspectos sobre los que quiere apuntar Callejugando es en el del sedentarismo de los niños. Según el último informe de The Economist, España es el segundo país de Europa con mayor número de personas obesas, sólo superado por Reino Unido. Y, además, uno de cada diez niños sufre sobrepeso. Por ello, Álvarez de Sotomayor ha pedido que los niños “no vivan en una burbuja donde lo único que conozcan sean las pantallas”, sino que salgan a la calle, hagan actividad física “o todo lo que implique moverse. Y que pasar frío no pasa nada. Y caerse, tampoco”.

Además, y para fomentar uno de los valores principales de la ciudadanía, la igualdad, Callejugando ha dividido las zonas de juego mezclando colegios, cursos, alumnos y alumnas. Así, los más grandes –tanto alumnos de la ESO como de Bachillerato- han cuidado de los más pequeños y han organizado y desarrollado los juegos, que previamente han sido probados en los colegios. “Éste es el verdadero aprendizaje y esto no se consigue con los libros”, ha señalado Álvarez de Sotomayor.

A pesar de la buena participación, el profesor ha recordado que “aquí faltan los alumnos de los colegios Santuario y Hernán Pérez de Oliva, pero al ser una prueba piloto no queríamos correr riesgo”. Por ello, el objetivo de Callejugando es que se refleje en otras zonas. “Queremos que esta iniciativa haga visible la importancia del juego en la calle y que se extrapole a otros barrios”. Además, Álvarez de Sotomayor ha sugerido la idea de señalizar pequeñas tangas en la calle para que se conviertan en espacios de juego.

Por su parte, desde el Consejo de Distrito Sureste ha alabado la labor tanto del Ayuntamiento como de la Junta de Andalucía “por la coordinación” para llevar a cabo “toda esta participación ciudadana”. A juicio de la organización, “las administraciones públicas deben funcionar como facilitadoras del protagonismo ciudadano”.

La delegada de Educación de la Junta de Andalucía, Esther Ruiz, ha explicado que Callejugando favorece “las competencias que un alumno debe desarrollar en su vida diaria, como son la autonomía, la independencia, el equilibrio, la coordinación y las habilidades”. Todo ello para que el futuro de los alumnos “sea en libertad y con independencia”. Además, Ruiz ha recordado que esta iniciativa también supone una “educación para la ciudadanía basada en valores” porque Callejugando se desarrolla en unos lugares “clave para la sensibilización del cuidado al medio ambiente, al barrio y al patrimonio”.

Callejugando, además, quiere un día en el calendario. Los organizadores señalan que “las fechas navideñas” pueden ser un buen momento para este día, pero no quieren que jugar en la calle entienda de fechas. Ni que toda la enseñanza que aporta para los más pequeños sólo se quede en unas pocas horas. La llama de Callejugando es transmitir el valor -y la necesidad- de volver a la calle para crecer. Porque todos los días se puede jugar en la calle. Y se debe.

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