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El agua en el norte depende de que llueva: solo queda suministro para dos meses

Estado actual del embalse de Sierra Boyera.

Alfonso Alba

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O llueve o el norte de la provincia de Córdoba se quedará sin suministro de agua potable en apenas dos meses. El proyecto de la Confederación Hidrográfica del Guadiana para bombear agua de La Colada hacia Sierra Boyera con el que se pretendía salvar la situación es materialmente imposible de ejecutar antes de este tiempo. El plan, que ya obra en poder de la Subdelegación del Gobierno y que fue adelantado a principios de semana por Diario Córdoba, prevé al menos cuatro meses de obras, es decir, un plazo de tiempo que no tienen los casi 80.000 vecinos que viven en la zona norte de la provincia.

Este periódico ha podido hablar con varios de los miembros de las mancomunidades de Los Pedroches y el Valle del Guadiato, además de responsables de Emproacsa, que les han trasladado unos cálculos que son muy pesimistas. El propio alcalde de Añora, Bartolomé Madrid, anunció este jueves que en Sierra Boyera apenas quedan dos hectómetros cúbicos de agua aprovechable para su tratamiento.

Sierra Boyera es un embalse construido a principios de los años setenta del siglo XX en el cauce del río Guadiato. En estos 50 años, como todos los embalses del mundo, su fondo ha sufrido un proceso de colmatación. La erosión de las lluvias ha llevado limos al fondo del embalse. Exactamente se desconoce la cantidad exacta, pero los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir calculan que la colmatación puede equivaler a los últimos tres hectómetros cúbicos de la capacidad del embalse, según han trasladado a alcaldes y representantes políticos de las dos mancomunidades afectadas.

Este viernes, los datos oficiales calculaban que en Sierra Boyera quedaban 5,36 hectómetros cúbicos de agua. Hace justamente una semana eran 5,64 hectómetros. Es decir, cada semana, el embalse pierde 0,3 hectómetros cúbicos. Si tan solo quedan 2,3 hectómetros cúbicos aprovechables para la potabilización de agua, a un ritmo de consumo de 0,3 a la semana a las dos comarcas del norte de la provincia de Córdoba tan solo le quedan dos meses de agua. Es exactamente el mismo cálculo que ya hicieron los técnicos de Emproacsa en el mes de marzo, cuando se dio la primera voz de alarma y se afirmó, con rotundidad, que o llovía o en otoño no habría agua en el norte cordobés.

Un plan que llega tarde

La pasada semana, la Confederación Hidrográfica del Guadiana entregó a la Subdelegación del Gobierno en Córdoba el proyecto de obra redactado por urgencia por la consultora Idom. El documento en esencia fue un jarro de agua fría. El plazo previsto de obra es de cuatro meses, pero en el caso de que se logre solventar un problema clave: conseguir un sistema de bombeo. La crisis mundial de suministros está provocando un enorme retraso en la entrega de muchos dispositivos. Las grandes estaciones de bombeo no son una excepción, por lo que se ha llegado a plantear la posibilidad de buscar un alquiler, algo que tampoco es fácil. En principio, según las fuentes, una estación de bombeo nueva y suficiente para este proyecto no llegaría antes de un año, lo que lo complica todo.

El proyecto tiene un coste de 5,5 millones de euros y prevé una multitud de intervenciones de emergencia, pero una inversión importante también en un punto clave: la estación potabilizadora (ETAP) de Sierra Boyera. Las aguas de La Colada están contaminadas por cianobacterias. De hecho, el baño está prohibido desde que arrancó el verano. Esas cianobacterias proceden de los vertidos de aguas residuales pero especialmente de purines de diferentes explotaciones ganaderas al río Guadarramilla. En Sierra Boyera también hay altas concentraciones de cianobacterias en el agua, pero no a los niveles de La Colada.

El agua de La Colada se puede potabilizar, pero hacerlo depende de una ingente inversión en productos químicos necesarios para acabar con estas cianobacterias (aunque otros informes independientes aluden a otro tipo de sustancias, también presentes en el agua). El proyecto, por tanto, prevé una importante inversión para poder potabilizar el agua en una ETAP que, afirman las fuentes, está actualmente al límite de su capacidad.

Pero además, el plazo de cuatro meses no ha arrancado todavía. El Consejo de Ministros tiene que declarar la obra de urgencia. El Gobierno no se volverá a reunir hasta el día 22 de agosto, que es cuando el Ejecutivo regresará de vacaciones. Es decir, la menos hasta entonces no se aprobará la urgencia de esta obra, se liberará el dinero y se podrán iniciar los trabajos. Por tanto, y siendo muy optimistas, las obras de emergencia para conectar Sierra Boyera con La Colada no concluirán antes de navidades.

Para entonces, si no llegan lluvias abundantes en otoño, la zona norte de Córdoba no tendrá agua suficiente como para rellenar los depósitos municipales. De urgencia se estudian también la explotación de acuíferos, pero de momento se están obteniendo muy pocos resultados positivos.

Las medidas

De momento, desde la segunda semana de julio, Emproacsa ha reducido en un 10% el suministro diario de agua hacia los municipios de la zona norte. Pero el efecto apenas se está dejando notar en el ritmo de vaciado de Sierra Boyera. Como entonces, la presa sigue perdiendo 0,3 hectómetros cúbicos de agua a la semana. Ya no solo por el consumo, sino también porque la lámina de agua es cada vez más pequeña y el proceso de evaporación más intenso.

En los pueblos se ha prohibido el baldeo, se ha limitado al máximo posible el riego de jardines y se vigila que los ciudadanos no rellenen sus piscinas. Pero ya en marzo Emproacsa reconocía que la zona tiene un problema de difícil solución: los animales tienen que seguir bebiendo. En la última década ha aumentado la demanda de Sierra Boyera a causa de la gran cabaña ganadera que tiene la comarca de Los Pedroches, su principal fuente de riqueza. En estas explotaciones no se puede reducir el consumo de agua. Al contrario, en verano aumenta, ya que los animales necesitan más líquido para poder soportar las altas temperaturas.

Las medidas ya han provocado situaciones indeseadas, como la de esta semana en Añora. En la noche del miércoles, el pueblo se quedó sin agua. Los depósitos municipales se vaciaron. Emproacsa explicó este viernes que Añora consumió más agua de la que le corresponde tras la decisión de reducir las prestaciones un 10%. Para que regresara el suministro Emproacsa volvió a aumentar la cantidad necesaria en Añora. No es descartable que este tipo de problemas se repita en los próximos días.

Aparte, tampoco se descarta la aplicación de nuevas medidas de racionamiento de agua para evitar llegar al final del verano con el embalse prácticamente vacío. De momento, se está apurando al máximo la decisión más temida: las restricciones horarias. En principio, en caso de tener que cortar el agua, se haría solo de madrugada y nunca los fines de semana.

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