Pesadilla en Perú: dos cordobeses, atrapados sin opción de volver con la crisis del coronavirus

La situación que están viviendo David y Alicia, dos jóvenes que viajaron de vacaciones desde Córdoba a Perú a primeros del mes de marzo, es una auténtica pesadilla. Mientras los casos de coronavirus se incrementaban en España y el Gobierno decretaba el estado de alerta el pasado lunes 16 de marzo, los dos jóvenes viajaban por Perú y se encontraron que, ese mismo día, el país sudamericano cerraba a cal y canto las fronteras. Con apenas 145 casos positivos en todo el país -según datos del 18 de marzo-, el Gobierno de Perú ha decidido no dejar entrar ni salir a nadie de sus fronteras.

David, funcionario, y Alicia, enfermera, viajaban el lunes pasado a visitar el Machu Picchu y después llegaban a Cuzco -explica a este periódico Pilar, tía de David-. Pocas horas antes salía el último vuelo de Perú. El cierre de fronteras ha sido total y los jóvenes han tenido que buscar un alojamiento -“han podido encontrar un apartamento muy precario”- en un país que ha cerrado también los hoteles. La compañía aérea con la que tenían su vuelo de vuelta a España para el 22 de marzo les notificó por correo electrónico la cancelación del mismo.

“El problema es que están solos. Saben que hay más españoles allí pero no tienen contacto con ellos. Si se agruparan, podrían hacer más fuerza para que, de acuerdo entre los gobiernos de España y Perú, pudieran traerlos de vuelta”, explica la tía de David, que muestra la desesperación en la que se encuentra toda la familia.

Además, mientras tanto, la situación está suponiendo un desembolso no previsto de dinero y que se puede alargar varias semanas si no se les repatria en los próximos días. “Hablan de tener que esperar hasta el 1 de abril”, dice Pilar sobre una de las fechas que barajan como posible reinicio de vuelos desde Perú y si antes el Gobierno de España no actúa para traerlos de vuelta.

Relata que, tanto David y Alicia como su familia aquí, han intentado ponerse en contacto con el Ministerio de Exteriores, con la Embajada, el Consulado y con otras instituciones para dar la voz de alarma sobre su desesperada situación. De momento, no tienen una respuesta concreta. Y, por eso, quieren difundir la pesadilla que están viviendo, para hacer fuerza e intentar que, junto con otras personas en su misma situación en Perú, puedan demandar juntos una solución que les traiga pronto de vuelta.