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Manal Tamimi: “He crecido viendo cómo la ocupación israelí encarcelaba, exiliaba y asesinaba a mi familia”

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Pilar Montero

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Manal Tamimi forma en la actualidad una parte activa de la Resistencia Popular de Cisjordania, pero lleva enfrentándose al gobierno Israelí desde que tuvo conciencia para asimilar el que unas fuerzas extrañas quisieran destruir la tierra de sus orígenes. Aún hoy, esto le sigue resultando incomprensible. El gobierno israelí lleva desde los años sesenta promoviendo asentamientos forzosos en territorios palestinos, con políticas que implican el exilio forzado de miles de familias, destrucción de hogares y granjas y el encarcelamiento inmediato de cualquier disidente, ya sea hombre, mujer o niño. Manal experimentó de cerca esas represiones cuando su prima, Ahed Tamimi, fue arrestada por resistirse a los soldados armados que invadieron su casa en plena noche, o cuando otro miembro de su familia, Mohammed Tamimi, a los 14 años, recibió un disparo en la cabeza.

El espíritu combativo de la familia Tamimi ha aumentado desde que en 2009, un asentamiento israelí cercase el manantial que abastece de agua a su pueblo, Nabi Saleh. Amnistía Internacional denuncia, en un informe publicado este mismo año, que el gobierno israelí está favoreciendo económicamente a empresas en internet como Tripadvisor, Booking, Expedia o Airbnb, para que promuevan el turismo en territorios ilegalmente ocupados. Territorios como Nabi Saleh, en los que peligra el acceso al agua y a otros servicios básicos. En este ecosistema, Manal Tamimi se sitúa frente al olivo a favor de la resistencia palestina que promovieron varias asociaciones cordobesas, para contar, entre suspiros y con mirada cansada, su visión de los hechos.

PREGUNTA. Estando ahora aquí, en frente de este árbol, ¿Cómo te sientes?

RESPUESTA. Tengo una mezcla de sentimientos. Este árbol es un signo de nuestra tierra. Ver este árbol, con todas esas banderas palestinas, en mitad de Córdoba, me hace sentir orgullosa de la gente de aquí, que está resistiendo del mismo modo en el que lo hacemos nosotros, resistiendo por justicia, por la igualdad y el sentido de humanidad. Este también es un signo de que nunca vamos a pasar por alto el genocidio de Israel, porque vamos a seguir luchando juntos. Significa también que estamos unidos por nuestra humanidad, por los valores humanos que dan sentido a nuestra vida. Independientemente de nuestra nacionalidad, nuestro nombre o religión, seguimos unidos por esos valores humanos.

P. ¿Cuánto tiempo llevas luchando personalmente por los derechos de tu tierra y tu familia?

R. En realidad, no me acuerdo. Mi padre fue asesinado cuando yo tenía 27 días de vida. Desde ese momento, he crecido viendo cómo asesinaban a los miembros de mi familia, cómo los encarcelaban o exiliaban a causa de la ocupación israelí. He aprendido que se trata de negarse a morir dentro de esas tierras. Si no me resisto, si no lucho, nada va a cambiar y la ocupación va a durar para siempre. Así que, desde que tengo uso de razón, he sido parte de movimientos de resistencia en el colegio de primaria, en secundaria y en la universidad. Ahora también formo parte de varios movimientos.

Para mí, resistir no es una elección, sino un deber. No quiero que mis hijos vivan la vida que yo he vivido, que crezcan sabiendo que un día pueden perder a alguno de los miembros de su familia. No quiero que sigan preocupándose de si podrán tener la libertad de volver a casa. Quiero que tengan un futuro, que puedan estudiar. La ocupación israelí está robando la niñez de los más pequeños, así que yo intento inculcar a los míos la resistencia, que sigan luchando hasta el fin de la ocupación palestina, hasta que llegue el día en el que podamos vivir de forma normal, como debería poder hacer todo el mundo.

P. ¿Qué tipo de situaciones tenéis que afrontar debido a la ocupación?

R. Todo tipo de situaciones. Algunas, ni siquiera podrías imaginarlas. La ocupación consiste en robar todo lo que tienes en la vida. No se trata de un castigo por algún crimen que hayamos cometido, como ellos dicen, sino que somos un blanco para ellos debido a nuestra nacionalidad. Simplemente, ser palestino te convierte en enemigo. Haber nacido en esa tierra te hace merecedor de disparos, encarcelaciones, demolición de casas, robos… Todo tipo te violencia. A veces llegan a actuar de un modo que sobrepasa el pensamiento humano. Han llegado a quemar viva a una familia. Esto ocurrió en un pueblo llamado Duma y los responsables no van a ser juzgados por ello.

Para hablar de estas complicaciones necesitaría horas y horas. Creo que la juventud europea debería informarse sobre la situación que vive palestina. Basta con hacer una búsqueda en cualquier red social para encontrar pronto situaciones horribles al respecto. Mientras se estén cometiendo crímenes contra la humanidad, sea en el país que sea, todo el mundo va a sufrir, sea del modo que sea. En España, por ejemplo, experimentasteis el sufrimiento por parte de las acciones de ETA. Nadie está completamente a salvo del terrorismo.

P. Hablas del papel de la juventud y las redes sociales, pero ¿Qué hay de los organismos internacionales como la ONU? ¿Crees que hacen lo suficiente?

R. Creo que consiguen una parte, pero no es suficiente. Lo siento, pero tengo que ser honesta en este aspecto. Si estuvieran haciendo lo suficiente, esto significaría que habrían sido capaces de hacer cambios reales en sus políticas. Pero no están cambiando nada. Desde 2014, está abierta la discusión en el gobierno español sobre si deberían reconocer a Palestina como un estado o no. Solo una pequeña minoría en el congreso apoya esa decisión. Esto significa que la gente de a pie tiene poca influencia en el gobierno respecto a estas cuestiones. Este y otros gobiernos no solo no están haciendo nada por Palestina, sino que están relacionándose con Israel, apoyándolos. El cambio puede venir de la gente de a pie, de si deciden votar un gobierno a favor o en contra del pueblo palestino. Esa podría ser una manera de intentar cambiar la fórmula. Aun así, creo que hay grandes grupos aquí en España que nos apoyan. Esta es la sexta vez que vengo y he conocido a muchos de esos grupos, pero sigue sin ser suficiente. Debería haber más conciencia sobre la violencia que estamos sufriendo. Israel ha roto la convención de Ginebra y varias leyes humanitarias porque ni siquiera creen en las leyes internacionales. Queda mucho trabajo por hacer, incluso por parte nuestra, pero es importante vuestro apoyo, porque se trata de apoyar los derechos humanos.

P. La última novedad es el apoyo de Israel a empresas de turismo económico en internet, como TripAdvisor, Booking, Expedia y Airbnb, que ofertan alojamientos en emplazamientos ocupados. ¿Qué dirías a los responsables?

R. Nuestro problema no es económico. Lo que reclamamos no tiene que ver esencialmente con el dinero. La ocupación Israelí nos está robando nuestra vida, nuestra tierra y nuestros trabajos. Si estás pagando por hospedarte en un hotel o en una habitación construida en un territorio ocupado, estás intercambiando dinero por vida humana. En ese caso, para mí no eres nada porque estás apoyando el terrorismo y el crimen. Desde aquí, tenéis una oportunidad importante de hacerles el negocio más difícil, de tomar conciencia de lo que realmente significa hospedarse en un asentamiento ocupado. Estás pagando hospedaje a personas que contribuyen a matar a otras simplemente por su orientación religiosa o su nacionalidad.

P. ¿Cómo has visto la respuesta de la gente en tu paso por Andalucía? ¿Qué similitudes encuentras en ambas culturas?

R. Antes de que empezase a viajar a Europa pensaba que éramos completamente diferentes. Este es mi segundo viaje a Andalucía. Aunque la atmósfera sea distinta y también sea distinta la historia, creo que compartimos el mismo espíritu luchador. Somos igual de apasionados. La solidaridad que he encontrado aquí con el pueblo palestino está fuera de lo imaginable. No he sentido ese apoyo tan fuerte en otros países. La gente aquí está haciendo grandes cosas, pese a las grandes dificultades que afrontamos. A veces, la gente de aquí incluso me da información sobre Palestina que no conocía y me sorprende todavía más, me ayuda a seguir luchando. Aquí tenéis una buena educación. De verdad que encuentro parecido en cómo lucháis por lo que creéis vuestro, al igual que hacemos en Palestina. Este árbol es una muestra de ello.

P. ¿Qué vas a decir a tu familia al volver a casa? ¿Les darás esperanza después de este viaje?

R. Sí, la esperanza es otra forma de resistencia. No podemos perder la esperanza frente a los crímenes o los genocidios. Si pierdes la esperanza, mueres. Cuando vuelva voy a hablarles de nuevo sobre la libertad, sobre cómo la gente lucha aquí de la misma manera en la que nosotros estamos luchando, de la belleza de las almas de la gente de aquí. No creáis que por estar lejos no podéis hacer nada. Seguís siendo parte de este planeta. Ayudadnos a creer en la humanidad y en los derechos de la gente a vivir su vida libremente, sean del lugar que sean. Podrán encarcelar nuestros cuerpos, pero no pueden quitarnos la libertad de nuestras mentes.

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