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La líder estudiantil de Nicaragua que se exilió y que ha logrado graduarse en Córdoba

Entrevista a Alejandra Centeno.

María Berral

30 de enero de 2022 05:45 h

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Alejandra Centeno era estudiante de Relaciones Internacionales en 2018 en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua; ahora lo es en Loyola, en Córdoba. Actualmente, además de sus prácticas y su Trabajo de Fin de Grado, recauda dinero en un crowfunding para que su madre y su hermano puedan estar en su graduación, después de dos años sin verlos.

El país de Centroamérica vive bajo el régimen de Daniel Ortega, que llegó a acabar con la vida de cientos de ciudadanos a raíz de unas protestas contra este y una reforma de la Seguridad Social. Contra este y en lucha por los derechos de los nicargüenses, Alejandra y cientos de compañeros más, se manifestaron en 2018 en la Universidad el 7 de mayo, después de que las clases se retomaran. “Ese mismo día nos dimos cita en la facultad, nos vestimos de negro y fuimos a protestar”. Desde ese día, “cientos de estudiantes toman el control del recinto como protesta contra el Gobierno”, explica a Alejandra a Cordópolis.

La estudiante señala la difícil situación que vive su país bajo el mandato de Ortega quien “hizo una parapeto de elecciones cuando tenía precandidatos presidenciales como Félix Maradiaga Y Juan Sebastián Chamarro, y todos están presos”. La inversión en la enseñanza universitaria pública en su país, según aclara, es del 6%. Al igual que en España, los estudiantes deben pasar una prueba de acceso, y “las familias se esfuerzan mucho para que podamos acceder a la educación superior”.

Tras estas protestas, Alejandra y otros 83 estudiantes fueron expulsados de la Universidad, aunque señala que “nunca hicimos nada terrorista, sólo protestábamos para demandar justicia para las víctimas mortales de las protestas y democracia para el país”. Después de esto, la estudiante se dedicó durante dos años al movimiento estudiantil y “a poner en el ojo público el problema de los estudiantes expulsados, víctimas directas de la represión”, expone.

Una nueva oportunidad

Sin embargo, a Alejandra, que siempre le ha gustado estudiar, nunca se le fueron las ganas de acabar su carrera. Por ello, gracias a la Agencia de Cooperación Española y a la Red de Jesuitas, contactó con la Universidad Loyola, en Córdoba, y mandó la documentación pertinente aunque “sin muchas esperanzas”. Pero la suerte llamó a su puerta y, finalmente, le dijeron que sí, un momento alegre pero triste a la vez, reconoce. “Me hizo muy feliz porque quería volver a estudiar; pero triste porque no me quería venir por dejar a mi familia, a mis amigos, el movimiento, mi país y mi comida”.

Así, el 19 de enero de 2020 llegó a Córdoba, de la que tan solo pudo disfrutar un par de meses sin pandemia. Ahora, Alejandra lleva becada dos años por la Universidad, lo que le está permitiendo acabar sus estudios; y por Niñas Arriba -que ayuda a mujeres de origen centroamericano a continuar sus estudios-, gracias a quienes puede pagarse el alquiler y su manutención.

Alejandra se ha pasado los dos años en Córdoba envuelta por la pandemia y lejos de su familia. Ahora, solo le queda entregar su Trabajo Fin de Grado y realizar sus prácticas para poder graduarse en junio de este año. A este acto no quiere que falten ni su mamá ni su hermano, por ello, ha iniciado una campaña de crowfounding ayudada por sus amigos, ya que los billetes desde Nicaragua hasta Córdoba tienen un precio de 1.500 euros cada uno. Un precio, que a pesar de que ha estado trabajando en pequeños trabajos para poder ahorrar, se le escapa de las manos.

De momento, las esperanzas de Alejandra de que su familia esté presente en el acto han aumentado, aunque confiesa que no ha querido decirle nada aún a su hermano menor hasta que sea totalmente seguro. Tres días después de iniciar la recaudación ya contaba con 1.774 dólares de los 3.000 que necesita para traer a su familia desde Nicaragua, el país que sigue “llevando en el alma”.

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